La culpa no es del garrafón
Solo el 1% de las muestras de licores tomadas en Madrid estaba adulterada
Si la última copa le sentó mal, piense en cuántas tomó antes: la excusa del garrafón no vale. Al menos eso afirman los datos del Laboratorio de Salud Pública del Ayuntamiento de Madrid, que ha analizado el último año 140 muestras de bebidas alcohólicas y solo ha encontrado adulteraciones en el 1%. Para este año hay programadas 120 inspecciones.
Los datos los ha aportado al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), que dependía del extinto Ministerio de Ciencia e Investigación, Alberto Herranz, director del laboratorio. “No nos suelen creer, pero los resultados son estos”, comenta Herranz, quien recuerda que en los años ochenta situación era muy distinta. “Entonces, con la ayuda de los programas de ordenador del CSIC encontrábamos un porcentaje de fraude impresionante, de hasta el 40%”. La sustitución de güisquis escoceses de buena calidad por otros inferiores u otros productos era algo habitual en aquella época.
Al margen de las actuaciones rutinarias, los ciudadanos pueden denunciar al establecimiento del que sospechen que les han dado gato por liebre, recuerda Herranz. “Aquellos consumidores que estén seguros de que un establecimiento sirve bebidas fraudulentas pueden formular la correspondiente denuncia a través de las juntas municipales de distrito, del teléfono de atención al ciudadano o incluso viniendo directamente al laboratorio”. Eso sí, las muestras deben tomarlas técnicos del propio laboratorio para asegurar que no han sido manipuladas por el denunciante.
Los análisis tienen una parte externa (que la botella no haya sido manipulada, con el tapón que asegura que sea irrellenable intacto), y otra físicoquímica que determina que el producto se ajusta, primero, a lo establecido por Salud. Con ello se certifica, en primer lugar, que lo vendido no es nocivo, lo que podría llevar a cerrar el establecimiento.
Pero también se comprueba que el producto se ajusta a los que el fabricante del original determina. Para ello, son las propias compañías las que facilitan muestras, bien directamente bien a través de FEBE (la Federación de Empresarios de Bebidas Espirituosas).
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