Por qué el vino natural, por muy natural que sea, no es más saludable
Cada cierto tiempo un alimento reina como el auténtico secreto de una alimentación sana y equilibrada, como si, por el mero hecho de consumirlo, la alimentación se convirtiese en perfecta
Hay dos cosas que no fallan en la nutrición, y es que periódicamente van saliendo alimentos nuevos como el elixir de la salud infinita. Ha pasado con múltiples ejemplos como el acai, baya de origen amazónico, muy común en nuestro día a día y sin apenas coste ambiental (es irónico, claro). Parecía que la única fuente de antioxidantes se encontraba en estos frutos. También ha ocurrido con la avena, antes denostada porque se utilizaba para dar de comer al ganado, o la quinoa, el cereal revelación de la temporada. Cada cierto tiempo un alimento reina como el auténtico secreto de una alimentación sana y equilibrada, como si, por el mero hecho de consumirlo, tu alimentación se convirtiese en perfecta.
La otra es que se diga que es natural. Si algo es natural, adelante con ello, cero procesamientos, sin químicos, sin manipulación, puedo consumir cantidades ingentes de ese alimento. Natural como la vida misma, natural como la cicuta, como la amanita muscarina, como el pez globo… Porque el hecho de que algo sea natural no quiere decir que sea inocuo, de hecho, lo citado anteriormente, es tóxico y venenoso.
De esta perfecta conjunción ha surgido el vino natural. El vino siempre ha tenido la parte positiva de ser un “alcohol menor”; en España tenemos muy asumido y normalizado el consumo de cerveza y vino, tanto que, si no consumimos destilados, consideramos que no bebemos alcohol. O bueno, lo normal.
Además, el vino ha contado con el beneplácito de médicos, cardiólogos y sociedades científicas en las que se asegura que una copita de vino al día es cardiosaludable, que contiene antioxidantes y que nuestro corazón lo va a agradecer. De hecho, en la pirámide alimentaria de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), aparece una copa de vino, con el mensaje de consumo responsable y moderado. Si desde una sociedad científica se recomienda su consumo bajo nuestro criterio, ya sabemos que la responsabilidad individual es como el parchís: cada uno en su casa juega como quiere.
El vino, y en particular el tinto, tiene esa fama de cardiosaludable por unas sustancias que contiene, son los polifenoles, que son unos antioxidantes, y en concreto el resveratrol, que puede encontrarse en el hollejo de las uvas. Consumir vino por el resveratrol está cogido con pinzas, ya que se obtiene mucha más cantidad de este antioxidante comiendo uvas.
Los defensores del vino natural aseguran que, al ser de cultivo ecológico, no lleva nada o casi nada de pesticidas, pero no hay que perder de vista que los cultivos, aunque no sean ecológicos, tiene legislado y controlado la cantidad de pesticida que pueden contener los alimentos.
Genera menos resaca, dicen, ya que tiene una graduación alcohólica menor. Eso es muy cuestionable, ya que todo alcohol genera resaca, y además la resaca depende de más factores que el modo de producción del vino. Por ejemplo, de la cantidad de alcohol que se consuma, de si se hace acompañado de comida o no, de la tolerancia al alcohol, y del propio metabolismo de cada uno. Los hombres metabolizan mejor el alcohol que las mujeres, en parte debido a su composición corporal y en parte porque producen más alcohol deshidrogenado, que es la enzima que se encarga de la degradación del alcohol. Otra cuestión curiosa es la raza; la asiática tolera peor el alcohol, porque otra encima implicada en el proceso de metabolización del mismo es menos eficaz.
Y, por supuesto, también dicen que contiene bacterias que pueden cuidar la flora intestinal, porque sí, ahora todo nos pasa por la microbiota. Este punto lo encuentro grandioso porque supongo que lo desvinculan del alcohol que lleva este vino, que obviamente acabaría con las bacterias y sus superpoderes.
Las razones por las que beber vino deben ser personales, y tienen que ver con el placer y el gusto, pero no se pueden justificar desde la salud. Quiero dejar claro que cualquier tipo de alcohol es un tóxico, y no está recomendado en ninguna circunstancia. Y que sea natural es una opción de producción, pero de ningún modo lo hace saludable.
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