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investidura parlamentaria
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Acaba la Navidad, empieza el Carnaval

La democracia, como la convivencia, no va de quererse sino de soportarse. Un sistema de gobierno según el cual, según María Zambrano, no solo se te permite, sino que se te exige, ser persona

Manuel Jabois
El diputado de Teruel Existe Tomás Guitarte (derecha), saluda al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, tras su intervención este martes en el Congreso.
El diputado de Teruel Existe Tomás Guitarte (derecha), saluda al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, tras su intervención este martes en el Congreso.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

España ya tiene Gobierno y España ya tiene oposición. No es el Gobierno que quería la oposición ni la oposición que quería el Gobierno, pero es lo que hay y lo que hay no es nuevo: suele pasar. La democracia, como la convivencia, no va de quererse sino de soportarse. Es un sistema de gobierno según el cual, según María Zambrano, no solo se te permite, sino que se te exige, ser persona.

A las 14.28, Batet Lamaña, Meritxell, cuyo nombre pronunció Suárez Illana, Adolfo, votó sí a que Pedro Sánchez fuese presidente del Gobierno. Lo hizo con sonrisa de “lo que ha costado” mientras Adriana Lastra empezaba a llorar en su escaño. Así se acaba la Navidad en España, poniendo presidentes. Como último regalo, se anunció nada más empezar el día que Tomás Guitarte, diputado de Teruel Existe, pasó la noche en paradero desconocido, inaugurando una modalidad revolucionaria para cuando la noche se vaya de las manos y aparezcas dos días después en casa: no se te podía localizar porque ibas a votar a Pedro Sánchez. El concepto “votar a Sánchez” como salvoconducto democrático en mitad de un after. Guitarte, sometido a presiones salvajes para que cambiase su voto, se refugió en un lugar secreto (ojalá el reservado de Arahy, donde Rajoy pasó la moción de censura) y las noticias le daban tanto vuelo como testigo protegido que sorprendió que no aprovechase la coyuntura para hacerse unos retoques y aparecer con una cara aproximada a la de Brad Pitt. En Valladolid, plaza históricamente favorable a Brad Pitt, liga seguro.

Guitarte fue ovacionado por la bancada de izquierda debido al calvario que le ha hecho pasar su voto. Amenazas, pintadas, acoso, llamadas. Se consideró legítimo, en los minutos finales de la sesión parlamentaria del domingo, invadir el campo; tocar a rebato en uno de los más divertidos gestos de cobardía política y moral que ha dado este país: no considerarlo lo suficientemente fuerte como para resistir el resultado de unas elecciones. Que esa seguridad provenga de quienes todos los días hablan de la fortaleza de la nación más antigua de todas, imperio y patria superior, no sorprende: España puede con Napoleón pero no con Rufián. Listos tampoco son: resulta que fundiendo a llamadas, mensajes, insultos y persecuciones a los diputados del ‘sí’, si alguno cambiaba el voto sería “apelando a su conciencia”. Guitarte, por si acaso, insistió en que su voto lo decidía el partido al que representaba; Ana Oramas, diputada canaria, pidió perdón a su partido por rebelarse (acordó la abstención) y votó que no.

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Fue una sesión muy emocional. Había como una especie de resaca en el Parlamento tras los durísimos debates del fin de semana. Bien es verdad que no es lo mismo discutir el cinco de enero que el siete. Asistió a la sesión Aina Vidal, de En Comú Podem, enferma de cáncer, aplaudida durante y homenajeada al final de la sesión, también por muchos diputados de sus adversarios políticos. Ser personas, decía Zambrano. También se puede no serlo, por desgracia. Iglesias rompió a llorar mientras le entregaba un ramo de flores. Pablo Casado, mientras tanto, enseñaba en qué consiste la vida democrática de un país: discurso durísimo y felicitaciones al ganador. Revuelo y gritos de “sí se puede”. Por el camino, tres frases importantes. La primera de Errejón: se podía hace cuatro años y nos habríamos ahorrado el desfile de nacionalidades criminalizadas en la tribuna del Congreso; la segunda, de Iglesias: “Si quieren ustedes defender la Monarquía, eviten que la Monarquía se identifique con ustedes”. Aplicable a las víctimas del terrorismo, que —desde la hermana de Gregorio Ordóñez a la hija de Ernest Lluch— han vuelto a pedir a Casado que no hable en su nombre. Reproche amargo y durísimo que dará igual. Si España, la Constitución y el Rey solo son de ellos, cómo no va a serlo todo lo demás.

La frase más importante de la mañana la pronunció Montserrat Bassa, de Esquerra Republicana. Rufián habla para el resto de España y Bassa para Cataluña. Y Bassa dijo que “personalmente” a ella la gobernabilidad en España le importaba “un comino”. A lo mejor es vegana y resulta que lo que está diciendo es que España le importa muchísimo porque el comino es fundamental en su dieta, pero lo más probable es que haya dicho exactamente eso: que la oposición de Sánchez no será la oficial sino la que tiene intramuros, 13 diputados con cuyos votos tendrá que convivir como se convive con los castores, que muerden madera no por placer ni por alimento, sino para limar unos dientes que nunca, a lo largo de su vida, les dejan de crecer.

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Sobre la firma

Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario de Pontevedra. Ha trabajado en El Mundo y Onda Cero. Colabora a diario en la Cadena Ser. Su última novela es 'Mirafiori' (2023). En EL PAÍS firma reportajes, crónicas, entrevistas y columnas.

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