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Ocho partidos, 91 folios, 313 compromisos para un Gobierno de coalición

El pacto progresista se sostiene sobre un compromiso en el que lo menos explícito es el acuerdo con ERC

Pedro Sánchez, interviene en el Congreso durante la primera jornada de la sesión de investidura, el pasado sábado.
Pedro Sánchez, interviene en el Congreso durante la primera jornada de la sesión de investidura, el pasado sábado.Álvaro García
Javier Casqueiro

El primer Gobierno de coalición de esta etapa democrática de España se conocerá en su composición final probablemente este martes, pero nace a partir de la votación de hoy con un programa de retos ya bastante detallado. En el Consejo de Ministros se sentarán personas propuestas por el PSOE y Unidas Podemos, los dos socios prioritarios. Además, los socialistas han firmado en muy pocas horas acuerdos de investidura con hasta ocho partidos representados en el Congreso. Son en total 91 folios con hasta 313 compromisos muy precisos y heterogéneos, que podrían en algún caso resultar contradictorios. Llama la atención que el pacto más complejo, peliagudo y dificultoso que se negoció con tantas reuniones y secretismo con los independentistas de ERC sea el más corto y el menos explícito. Apenas dos folios con dos puntos muy llamativos: el reconocimiento de un conflicto político en relación a Cataluña y la necesidad de crear una mesa de diálogo para intentar resolverlo.

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El ambiente político del país lleva tanto tiempo enrarecido que apenas se prestó atención el sábado al discurso con su programa de gobierno del candidato a la Presidencia, el socialista Pedro Sánchez. Lo llevaba escrito en 47 folios, tardó 105 minutos en completarlo y dedicó su mayor parte a exponer algunas ideas y proyectos de futuro. Apenas calaron.

Sánchez arrancó con una introducción para exponer el contexto político del país. Ese apartado ocupó nueve páginas y el resto, 37, las empleó en transmitir propuestas para mejorar entre otras cosas la justicia social, el reparto de la riqueza y la prosperidad, la equidad, la violencia de género, la libertad, la cohesión territorial, la España vaciada, la educación, la cultura, la investigación y la ciencia, la contaminación, el cambio climático y ecológico, la digitalización, el empleo, las pensiones, la revolución tecnológica, la competitividad, el diálogo social, la vivienda, la memoria y la reparación histórica, la justicia fiscal y el equilibrio presupuestario. Y, todo ello, cumpliendo los requisitos de la pertenencia de España a un club tan estricto como la Unión Europea.

Todas esas metas juntas, con una experiencia de cogobierno nunca vivida y el enconado y fragmentado panorama político que se ha registrado en el Parlamento, con más partidos que nunca, no parece sencillo de cumplir. El PSOE, tras muchos meses de rehusar casi sentarse con otros partidos, fraguó al final en pocas horas acuerdos de investidura con ocho formaciones muy diversas. El más rápido, claro y evidente fue con Unidas Podemos: 50 páginas y 193 desafíos señalados, que se unen al proyecto de presupuesto frustrado, ya cerrado por ambos hace un año y que entonces echó al traste el rechazo de ERC.

Con el ERC el pacto superó en poco el folio, certificó la existencia del conflicto catalán y permitió la constitución de una mesa entre los dos gobiernos 15 días después de que se constituya el Ejecutivo central. Nada de eso salió en el discurso de Sánchez pese a las intentonas reiteradas de casi todos los portavoces de la oposición de las tres derechas para que aclarase cómo se hará.

Algunos partidos nacionalistas y regionalistas están acostumbrados a negociar acuerdos y pactos con los Gobiernos centrales en Madrid, sean del color político que sean. El PNV suele ser maestro en ese capítulo: en esta ocasión dos folios, 12 medidas casi clásicas sobre reivindicación de más competencias y transferencias, pero, sobre todo, lo que demanda es una interlocución previa y privilegiada. Los nacionalistas vascos esgrimen como activo su moderación y su pragmatismo.

Más País y Compromís se centran mucho en la necesidad de promover otro sistema de financiación autonómica y exigen que se plantee en los siguientes ocho meses desde que arranque el Ejecutivo. El BNG extiende sus demandas en nueve hojas con siete exigencias sobre reindustrialización, pero también para rebajar el peaje de la autopista más cara de España (la AP-9). Teruel Existe detalla en 11 páginas 21 necesidades urgentes de la España vaciada con hasta ocho tramos precisos de redes viarias, corredores ferroviarios, mejoras en la banda ancha y otras para el medio rural. El pacto más extenso es el suscrito con el diputado de Nueva Canarias, 13 pliegos con hasta 50 compromisos.

Una “coalición variopinta” contra Sánchez

J. C., Madrid

En su discurso del pasado sábado, Sánchez se extendió sobre el bloqueo político en que vive el país, señaló a los que él considera culpables y, sobre todo, constató que, tras las elecciones del 10-N, las soluciones al atasco pasan por entender lo que los españoles han votado hasta en cinco ocasiones durante 2019, que, según el líder socialista, sería: negociar, dialogar, ceder y pactar.

El presidente avanzó que este martes, al concluir la segunda jornada de votación, si logra salir investido al recibir más votos afirmativos que negativos, los partidos se retratarán según su voto. Y se esforzó en destacar que frente a él también se alza una coalición de fuerzas dispares: “De un lado, se perfilará la España que avanza, que trasciende sus diferencias y se une para avanzar formando una coalición de progreso, diálogo y justicia social; en medio, quienes no quieren sumarse a ese avance pero, al menos, no lo impiden con su abstención; y de otro lado, una coalición curiosa, variopinta, en la que figuran desde la ultraderecha, la derecha, hasta los que les dicen antisistema y los nacionalismos más intransigentes de uno y otro signo”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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