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Los emigrantes marroquíes sortean el control de Rabat

Las fuerzas de seguridad del reino alauí contienen la inmigración irregular hacia España, pero el porcentaje de sus nacionales entre los recién llegados se ha duplicado

Llegada al puerto de Algeciras de un grupo de magrebíes rescatados en el Estrecho el pasado dia 7.
Llegada al puerto de Algeciras de un grupo de magrebíes rescatados en el Estrecho el pasado dia 7. EFE/Carrasco Ragel
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Los esfuerzos policiales de Marruecos por contener la inmigración irregular hacia Europa se han traducido en una caída del 23% de las llegadas a España en el último año, según datos de Interior. El mayor control de sus fronteras dificulta la salida de todos los emigrantes, pero la estrategia de las fuerzas de seguridad frustra sobre todo los intentos de partida de los subsaharianos, no tanto de sus nacionales, más capaces de esquivar el control de sus gendarmes.

El porcentaje de marroquíes entre los recién llegados casi se ha duplicado de un año para otro. Los emigrantes marroquíes son ya casi un tercio (29,9%) de las 13.865 personas que han llegado irregularmente a España en los seis primeros meses del año, según un informe interno sobre flujos migratorios elaborado en Bruselas al que ha tenido acceso EL PAÍS. En 2018 ya eran el colectivo más numeroso pero, según los registros de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), se situaban por esta época en torno al 15%.

La tendencia ha llamado la atención de las autoridades españolas y también consta en el documento de Bruselas. “Durante el primer semestre ha aumentado de forma constante el porcentaje de inmigrantes marroquíes”, afirma el documento que recoge algunos datos que sirven para ilustrar el fenómeno. En mayo, los marroquíes fueron casi la mitad (48%) de las casi 2.000 personas que llegaron a España de forma irregular, frente a apenas el 13% de enero.

Las razones que explican que caiga el porcentaje de subsaharianos frente al de marroquíes deben buscarse en la actividad y limitaciones de las fuerzas de seguridad marroquíes. Los gendarmes han intensificado sus redadas, controles y traslados forzosos desde campamentos y barrios del norte del país donde suelen concentrarse los subsaharianos a la espera de poder partir. Con estas acciones, están consiguiendo sofocar las rutas y las mafias que facilitan el viaje a los subsaharianos, pero su capacidad es más limitada ante sus nacionales.

Mafias camufladas

“La mafias de marroquíes son más pequeñas y se camuflan mucho mejor entre la población. Son mucho más difíciles de detectar”, describe una fuente conocedora de la actividad en la Frontera Sur. Los marroquíes, añade, consiguen además, en muchos casos, partir sin necesidad de mafias y en embarcaciones de mejor calidad.

Con mejores barcos, los marroquíes tienen más posibilidades de alcanzar aguas de responsabilidad española y esquivar así a la Marina Real que ha comenzado a asumir el salvamento en su zona de búsqueda y rescate devolviendo a Marruecos a los migrantes auxiliados. Diversas fuentes consultadas apuntan también a que la capacidad de los marroquíes para corromper a sus gendarmes es mucho mayor que la de los subsaharianos.

Los emigrantes marroquíes, según la información en poder de la Agencia Europea de Gestión de Fronteras (Frontex), están eligiendo la ruta atlántica hacia España, evitando el Mar de Alborán, que supone una travesía más larga y peligrosa. “El 90% de las personas fueron interceptadas en la región de Cádiz y habían salido desde la costa Atlántica de Marruecos”, recoge el citado informe.

Omar Raji, responsable de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) en Nador, critica la estrategia de Marruecos, avalada por la UE con una inyección de 140 millones de euros: “Desde 2018 Marruecos ha conseguido detener el flujo de emigrantes subsaharianos. Pero lo importante es saber cómo lo ha hecho. Y lo ha hecho violando los derechos humanos, con detenciones ilegales y creando centros de detención ilegales. La UE no dice nada sobre esto”. El gran aumento de marroquíes, señala Raji, se produjo coincidiendo con el Hirak [movimiento de protestas, en árabe] del Rif. Sobre todo, dice, después de la gran manifestación del 20 de julio de 2017 en Alhucemas que se saldó con decenas de detenidos. “Desde entonces —mantiene— el flujo no ha cesado”.

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