Un vídeo y dos verdades
Las acusaciones y las defensas utilizan imágenes parecidas para sostener sus versiones encontradas
Todas las miradas están fijas en los cuatro televisores situados en la sala. Los vídeos muestran la actuación de policías y guardias civiles durante el referéndum ilegal del 1 de octubre. Los rostros de jueces, fiscales, abogadas del Estado y letrados de la defensa permanecen serios. Curiosamente, solo dos hombres observan las escenas de violencia con una ligera sonrisa. Sus miradas se cruzan sin encontrarse mientras el sonido metálico de los televisores vuelve a traer los gritos de la gente y las sirenas de la policía de aquel domingo de otoño en Cataluña. Uno es Pedro Fernández, el abogado de Vox. El otro es del acusado Jordi Cuixart.
—Cada vez que dicen patria, pienso en el pueblo y me pongo a temblar.
La frase es de una vieja canción de Carlos Cano. Y viene a cuento porque en los vídeos que se están proyectando se puede observar, como si de un documental se tratara, el origen, el desarrollo y la conclusión de lo que ocurrió en Cataluña el otoño de 2017. Y, al final, como en la canción, los que reciben los palos siempre son los mismos.
Hay un primer bloque de vídeos. En ellos aparecen unos señores importantes —Puigdemont, Junqueras, Cuixart, Sànchez— que, durante meses, subidos a elegantes escenarios, con una puesta en escena impecable y la imprescindible retransmisión de TV3, van repitiendo un bello discurso, directo a los sentimientos, al que es muy difícil resistirse. Democracia, paz, libertad. ¿Quién va a sospechar que Jordi Sànchez, con el punto justo de ronquera y de emoción, los esté dirigiendo a una confrontación directa con el Estado? El segundo bloque ya sube de nivel. Es 20 de septiembre. Agentes de la Guardia Civil, en cumplimiento de una orden judicial, han entrado en la Consejería de Economía. De nuevo aparecen en escena Sànchez, Cuixart, Junqueras, Forcadell… Su sola presencia legitima la protesta. Miles de personas rodean la comitiva judicial. El eslogan más exitoso es: “Esta noche os vais sin coche”. Hay un vídeo, aportado por las defensas, en el que se ve a Jordi Sànchez charlando en el zaguán de la consejería con el mando de la Guardia Civil. La conversación es pacífica, pero esa noche, efectivamente, los agentes se van sin sus coches, que han sido destrozados. Antes del tercer vídeo, hay una escena que no grabó TV3 pero de la que se ha tenido constancia durante el juicio. El jefe de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluìs Trapero, se reúne por dos veces con Puigdemont, Junqueras y Forn. Les advierte de que celebrar el referéndum es una temeridad, de que se pueden producir altercados, una explosión de violencia. Trapero, como experto policía, sabe que el Estado —que ya está enviando a 6.000 policías a Cataluña— no permitirá celebrar un referéndum que ha sido declarado ilegal. En aquellas reuniones, los políticos se mantuvieron en sus trece y Puigdemont aún fue más allá:
—Si se produce violencia, declararé la independencia.
Ya hemos llegado al tercer grupo de vídeos. Es 1 de octubre, domingo, llovizna en Barcelona. Durante toda la noche, muchos colegios han permanecido en vigilia esperando las votaciones. Aquellos señores tan importantes de los primeros vídeos les han asegurado que la resistencia pacífica será suficiente para conjurar cualquier peligro. No les han contado que policías y guardias civiles traen órdenes judiciales, que están dispuestos a ejecutarlas y que pueden llegar a utilizar la violencia legítima del Estado para conseguirlo. Cuando se dan cuenta, ya es demasiado tarde.
Las defensas, también las acusaciones, han traído al juicio decenas de vídeos en los que se ven los choques violentos entre agentes y ciudadanos. En la misma toma, unos ven una cosa y otros la contraria. El abogado Javier Melero habló el lunes de las pruebas “dúplex”, las que pueden usar unos y otros arrimándolas a sus intereses. En los mismos vídeos la fiscalía puede ver rebelión, la abogacía del Estado sedición y las defensas violencia policial. El problema para estos últimos es que, aun en los casos en que los agentes se extralimitaron —y de ello ha quedado constancia—, la actuación policial no se juzga en el Supremo, sino en los juzgados ordinarios repartidos por Cataluña.
El 29 de mayo, el Salón de Plenos huele a 1 de octubre en Cataluña. Un día triste, aunque Pedro Fernández y Jordi Cuixart, ellos sabrán por qué, sean capaces de mantener la sonrisa
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