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Sánchez anuncia la fecha de las elecciones anticipadas y arranca la campaña

El presidente confirma la fecha a las 10.00 y tiene un gran mitin en Sevilla el sábado

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este jueves en La Moncloa.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este jueves en La Moncloa.ULY MARTÍN
Carlos E. Cué

Nada pone más nervioso en política a Pedro Sánchez y su gurú estrella, Iván Redondo, que perder la iniciativa. Desde el pasado jueves, cuando decidieron recuperarla y La Moncloa dio un ultimátum a los independentistas, los acontecimientos se han precipitado a velocidad de vértigo y siempre con los tiempos marcados por Sánchez y su equipo, que vivieron la peor semana de su mandato y han decidido darle la vuelta con una apuesta muy arriesgada: la convocatoria de elecciones anticipadas. El presidente anunciará a las 10.00 qué fecha ha elegido para las elecciones, después de informar, como es preceptivo, al Consejo de Ministros extraordinario que se ha convocado a las 9.00. Después de su intervención sin preguntas ante la prensa el presidente volverá a reunir el Consejo, esta vez ordinario, para tratar asuntos relevantes como la exhumación de Franco o una nueva ley de educación.

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Prácticamente todos los dirigentes relevantes apuntan al 28 de abril como opción más probable, pero la decisión de Sánchez de esperar dos días para anunciarlo ha desatado todo tipo de especulaciones que van del superdomingo —una fecha que siempre estuvo encima de la mesa pese a la oposición de los barones y que finalmente parece haber perdido la batalla por motivos estratégicos— hasta el 14 de abril o incluso el 11, un jueves, la primera fecha disponible si Sánchez decidiera este mismo viernes disolver las Cortes, algo que no cuadraría en absoluto con la convocatoria de un Consejo de Ministros ordinario justo después del extraordinario.

Desde La Moncloa desmentían estos últimos rumores e insistían en descartar el 11 y el 14. Algunos dirigentes regionales trataban de convencer a Sánchez de que esperara un poco más, hasta septiembre u octubre, para poder desarrollar algunas medidas que van a decaer con unas elecciones tan rápido, y sobre todo para separar al máximo las elecciones generales y las autonómicas y municipales, porque un fracaso en las primeras influiría en las expectativas de las segundas.

La Moncloa prefería hacer las elecciones cuanto antes sobre todo para evitar un desgaste mayor y aprovechar la ola que creen que se está generando de indignación con la unión de los indepedentistas, el PP y Ciudadanos para tumbar unos Presupuestos con un claro contenido social.

La manifestación del 8 de marzo, que este año se prevé incluso más fuerte que la de 2018 por la irrupción de Vox y su rechazo al discurso feminista, es otra baza importante para adelantar al máximo los comicios y explotar esa ola. Además, el Gobierno quiere aprovechar también lo que considera un error de libro, esto es la foto de Albert Rivera (Ciudadanos) —un competidor directo del PSOE en el centro— con Pablo Casado (PP) y Santiago Abascal (Vox) la semana pasada en la plaza de Colón. La idea del miedo a la derecha siempre ha sido útil en las campañas socialistas, aunque esta vez también se buscan mensajes en positivo para movilizar otro tipo de voto.

Se acaba así el experimento de la primera moción de censura exitosa de la historia de España, que llevó al poder a Sánchez de la misma manera, rápida e imprevista, en la que se han convocado las elecciones. En una semana, PSOE, Podemos, PNV, ERC y PDeCAT se pusieron de acuerdo para echar a Mariano Rajoy después de una sentencia durísima contra el PP en el caso Gürtel, y llevar a La Moncloa a un presidente con 84 diputados de 350. Pese a esa debilidad, Sánchez y sus socios fueron capaces de sacar adelante decretos importantes, y se han tomado decisiones que en cualquier caso quedarán ahí si el próximo Gobierno no las revierte. La estrella es la subida del salario mínimo a 900 euros, pero también hubo importantes subidas de pensiones, un decreto que recupera la sanidad universal, la mayor oferta de empleo público en 10 años y una subida del salario a los funcionarios. También se aprobó un plan de empleo juvenil de 2.000 millones de euros

Nada más anunciar la fecha empieza prácticamente ya la campaña electoral, que en realidad tuvo ya sus primeros compases en la sesión del Congreso que discutió las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos. Todos los grupos sabían ya que iban camino de unas elecciones y aprovecharon el escenario para arrancar la campaña. Pero Sánchez no ha hablado en toda la semana. De hecho, el presidente, salvo los mítines de fin de semana, está reduciendo al máximo sus apariciones. Esta semana se ha comunicado por Twitter.

Sánchez tiene previsto contestar a cinco preguntas y después arrancar a tope su campaña. El sábado ya tendrá un gran acto en Sevilla para presentar al candidato a la alcaldía, Juan Espadas. El acto, en el que participará Susana Díaz, líder del PSOE andaluz y gran rival interno de Sánchez, se convertirá  rápidamente en una especie de presentación del discurso de campaña del presidente. España entra así en modo electoral —si es que alguna vez salió de él— hasta el 26 de mayo, con dos elecciones en menos de un mes si se confirma la fecha del 28 de abril para las generales.

El PSOE ya ha arrancado toda su maquinaria electoral y el martes José Luis Ábalos ha convocado a los secretarios de organización de todo el país para poner en marcha la campaña. Los equipos de estrategas ya están preparando vídeos, mensajes y campañas de redes para aprovechar el momento psicológico que vive el electorado natural del PSOE después de la dura e inesperada derrota en primera vuelta de los Presupuestos. Muchos barones, alcaldes y dirigentes territoriales están muy contentos con la ruptura con los independentistas porque creen que eso les permite ridiculizar el argumento principal de la oposición, esto es, el de la entrega al independentismo.

La Moncloa, como es habitual, desborda optimismo y asegura que los datos son muy positivos y pueden salir muy bien las dos elecciones. Los dirigentes territoriales, más pegados al terreno y muy asustados después de ver el fiasco de Andalucía, no tienen tan claro ese éxito y por eso los que gobiernan preferían separar municipales y generales, no así los que están en la oposición, que veían mejorar sus expectativas con el arrastre de la marca PSOE nacional.

En cualquier caso, lo único seguro es que España tendrá sus terceras elecciones en menos de cuatro años con una moción de censura que cambió el Gobierno en medio. Todo un cambio para el que fuera uno de los países políticamente más estables de la Unión Europea. La presencia de hasta seis opciones importantes en algunas zonas hace prever que esa estabilidad no volverá al menos a corto plazo. También que la formación de Gobierno se antoja complicada en los próximos meses, sea cual sea el resultado.

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