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Luz verde para un “histórico” tratado mundial contra pandemias impulsado por la OMS

Los negociadores acuerdan un texto menos ambicioso del previsto en la propuesta inicial, que deberá ser aprobado por los países miembros de la institución en la próxima Asamblea General, en mayo, y ratificado después por cada Estado

Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, celebra en la madrugada del miércoles en Ginebra el consenso sobre el borrador del acuerdo de pandemias.
Patricia R. Blanco

Los negociadores del acuerdo internacional para la prevención, preparación y respuesta frente a pandemias han logrado pactar en la madrugada del miércoles en Ginebra un texto definitivo que, de ser ratificado por los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el próximo mayo en la Asamblea General, supondrá un acuerdo “histórico”, anunció Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la institución. El pacto, que llega después de más de tres años de discusiones y 13 rondas de negociaciones, es menos ambicioso del previsto en la propuesta inicial, aunque conserva su objetivo: prevenir futuras pandemias y garantizar que, en el caso de que se produzcan —como vaticinan los expertos— el mundo dará una respuesta “equitativa”, “coordinada” a nivel global y basada en la solidaridad y la defensa de los derechos humanos para evitar los errores que se cometieron durante la pandemia de la covid-19.

“Las naciones del mundo han hecho historia hoy en Ginebra”, clamó Tedros Adhanom Ghebreyesus. “Al alcanzar un consenso sobre el acuerdo antipandémico, no solo han puesto en marcha un acuerdo generacional para hacer del mundo un lugar más seguro, sino que también han demostrado que el multilateralismo sigue vivo y que, en un mundo dividido como el nuestro, las naciones pueden seguir colaborando para encontrar un terreno común y una respuesta común a las amenazas compartidas”, añadió en un comunicado.

Aunque el pacto estaba “más cerca que nunca”, los últimos ajustes no se resolvieron hasta anoche. “Somos más optimistas que en el pasado, pero no está hecho hasta que está hecho”, había asegurado a este diario el pasado viernes una fuente cercana a la negociación. Aludía al fiasco del año pasado, cuando la falta de consenso impidió que se alcanzara el acuerdo en la última Asamblea General de la OMS, en mayo de 2024, que era la fecha prevista, y obligó a prorrogar las negociaciones durante al menos un año más. “El diablo está en los detalles”, dijo entonces Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS. Aún anoche, tan solo unas horas antes de que se pactara el texto definitivo, otra fuente cercana a la negociación aseguraba a este periódico que el resultado “podía ir en cualquier dirección”.

Al alcanzar un consenso sobre el acuerdo antipandémico, no solo han puesto en marcha un acuerdo generacional para hacer del mundo un lugar más seguro, sino que también han demostrado que el multilateralismo sigue vivo
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS

Un experto que ha seguido muy de cerca las 13 rondas de negociaciones aclaró los “detalles” que seguían generando controversia: “Se han producido avances, pero las tensiones persisten en torno a la transferencia de tecnología [desde el Norte Global al Sur Global] o al sistema de acceso a patógenos y el reparto de beneficios”, afirmó a EL PAÍS en un mensaje de WhatsApp.

Pese a ello, varias fuentes consultadas lo describen como un pacto “histórico”. “Este acuerdo reúne a países de todos los niveles de renta para proteger a toda la humanidad de las amenazas pandémicas”, ha subrayado Ellen Johnson Sirleaf, copresidenta del Grupo Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia. Solo una vez, en 2003, se ha logrado alcanzar un tratado similar, el Acuerdo Marco para el Control del Tabaco, que ha permitido, según Tedros Adhanom Ghebreyesus, “reducir mucho el consumo”.

No obstante, el hecho de que los negociadores, que representan a todas las regiones del mundo, hayan alcanzado un consenso no implica su puesta en marcha, que requerirá pasos adicionales. Una vez aprobado por los países miembros de la OMS en la próxima Asamblea General, en la que participarán 192 países tras la salida de Estados Unidos y Argentina de la institución, cada Estado deberá ratificar el acuerdo a nivel nacional. Según el artículo 35, el tratado entrará en vigor 30 días después de que 60 países hayan depositado “sus instrumentos de ratificación, aceptación o adhesión” ante el secretario general de la OMS.

Menos compromisos

Una comparación entre el texto definitivo y el borrador que se discutió en la última Asamblea de la OMS, documentos a los que ha tenido acceso este periódico, muestra que el consenso solo ha sido posible con una nueva versión que suaviza los compromisos y deja mayor margen a la voluntad de los Estados.

Uno de los puntos más sensibles es el Sistema de Acceso y Participación en los Beneficios (PABS, por sus siglas en inglés), que pretendía que los países compartieran con rapidez y transparencia la información sobre los patógenos con potencial pandémico a cambio de un acceso justo a los productos derivados de esa información, como pruebas de diagnóstico, vacunas o tratamientos. En concreto, la propuesta de 2024 establecía un mecanismo multilateral que obligaba a reservar para la OMS el 20% de la producción total de productos sanitarios durante una pandemia —el 10% mediante donación y el otro 10% a precios asequibles—. El nuevo texto mantiene la existencia del sistema, pero no lo detalla y pospone parte de su desarrollo a otro instrumento multilateral que deberá definirse en 2026, lo que podría provocar que el reparto equitativo de productos sanitarios se quede en el papel y que se repitan situaciones como el acceso desigual a las vacunas que hubo durante la pandemia de la covid-19.

Por eso, desde varias organizaciones, como el Grupo Independiente de Preparación y Respuesta ante una Pandemia, han instado a “establecer un calendario claro de trabajo sobre el importante anexo relativo al acceso a los patógenos y reparto de beneficios”.

Residentes de un barrio de Shanghái (China) pandemia covid 19

Otro de los puntos en los que ha habido un retroceso en cuanto a las ambiciones es en la transferencia de tecnología y de conocimientos técnicos. El texto debatido en la última Asamblea General de la OMS contenía propuestas para garantizar que las tecnologías financiadas con dinero público se compartieran con países de ingresos bajos y medios, como licencias no exclusivas o incentivos para la transferencia voluntaria de conocimientos. El nuevo texto, aunque conserva el espíritu, es más general y no impone obligaciones concretas, por lo que deja su implementación en manos de los Estados y del sector privado.

En cuanto a la financiación de los recursos para afrontar una pandemia, el texto anterior preveía la creación de un Mecanismo de Coordinación Financiera con tareas específicas como el análisis de las necesidades, la identificación de todas las fuentes de financiación disponibles o un inventario de los fondos destinados a los países con cargo a ese mecanismo. En el texto aprobado, no se concreta la estructura del mecanismo, de manera que queda menos claro cómo se garantizará la financiación de los países con menos recursos.

El acuerdo sobre pandemias no es perfecto; es producto de un compromiso, y no se cumplieron todas las ambiciones. Es un suelo, no un techo
Michelle Childs, director de Promoción Política de DNDi

“El acuerdo sobre pandemias no es perfecto; es producto de un compromiso, y no se cumplieron todas las ambiciones. Pero crea una nueva base de referencia crucial para salvar vidas durante la próxima emergencia sanitaria mundial. Es un suelo, no un techo”, ha afirmado en un comunicado Michelle Childs, director de Promoción Política de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi, por sus siglas en inglés). Childs pone en valor que, con el texto aprobado, “los países han reconocido que cuando financian la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos, diagnósticos o vacunas mediante fondos públicos, necesitan poner condiciones a esa financiación que garanticen el beneficio público”.

María Guevara, secretaria médica internacional de Médicos Sin Fronteras (MSF), ha elogiado en un comunicado algunos de los aspectos positivos que contiene el borrador, como el acceso prioritario a productos médicos para quienes trabajan “en primera línea” durante las emergencias o la creación de una “Red Mundial de Cadena de Suministro y Logística” para asignar de forma equitativa las herramientas médicas o coordinar las reservas internacionales y regionales. Sin embargo, su éxito dependerá de la voluntad de los Estados, a los que ha pedido, en nombre de MSF, que “conviertan los compromisos adquiridos en acciones sustanciales” y que antepongan “las personas a los beneficios y a los intereses nacionales individuales”.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.
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