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El gran proyecto de oleoducto africano deja a los agricultores de Uganda expuestos a merced del clima

Los productores de la región de Albertine achacan los daños al cambio climático, pero también a la tala de amplias extensiones de árboles para la construcción de la megainfraestructura

Una mujer colecta agua de una charca formada tras las recientes inundaciones en la región de Albertine, Uganda.
Una mujer colecta agua de una charca formada tras las recientes inundaciones en la región de Albertine, Uganda.John Okot

Hace cuatro años, la cosecha de John Jabila era abundante. Las hileras de plantas de maíz, patatas y plataneras cubrían de un extremo a otro sus tierras de cultivo. Pero desde mayo del año pasado, las devastadoras inundaciones han arrasado sus campos de casi una hectárea, una situación que empeoró en la temporada de lluvia. Jabila se ha visto obligado a abandor su huerto, que ha quedado sumergido por el agua, el cieno y los sedimentos del suelo. “Ya no puedo cultivar porque mi huerto es como un pequeño lago; nuestros cultivos se ahogan”, se lamenta Jabila, de 41 años, que tiene seis hijos y vive en Kasenyi, en la región de Albertine, al oeste de Uganda. “Cada día es más difícil conseguir comida, porque no tengo tierra para cultivar”.

Para Jabila, al igual que para la mayoría de los habitantes de la región de Albertine, la principal fuente de ingresos es la agricultura. De momento, trabaja en los pueblos vecinos como jornalero ocasional en los huertos de otras personas para llegar a final de mes.

Annet Katushabe, que vive en el mismo pueblo, también decidió abandonar sus cultivos de 1,21 hectáreas por culpa de las inundaciones. Esta madre de cuatro hijos se ha visto obligada a alquilar mensualmente un terreno para poder continuar con su actividad. “No tengo otra solución”, afirma Katushabe, de 32 años. “Tengo que caminar cinco kilómetros hasta mi nuevo terreno alquilado para poder cultivar, porque parece ser la única forma práctica de seguir consiguiendo alimentos para mis hijos y de enviarlos a la escuela. Pero el alquiler es caro, y tengo que dedicarme a otros trabajos esporádicos para ganar algo de dinero extra”.

Se prevé que el Oleoducto de Petróleo Crudo de África Oriental será el oleoducto más largo del mundo, con potencial para liberar 35 emisiones de carbono a la atmósfera

A medida que el cambio climático sigue haciendo mella en las comunidades de todo el mundo, Uganda, al igual que la mayoría de los países del África subsahariana, tiene cada vez más dificultades para cultivar alimentos, ya que el clima extremo —caracterizado por temperaturas abrasadoras y patrones de precipitaciones erráticos— afecta al rendimiento de los cultivos y agrava la falta de fiabilidad de las cosechas. Los estudios demuestran que la quema de combustibles fósiles es la principal causa del cambio climático en el mundo. Pero, en Uganda, los lugareños achacan a las actividades del gigante petrolero TotalEnergies las inundaciones descontroladas que han provocado una grave inseguridad alimentaria en algunas comunidades del oeste del país.

En 2021, TotalEnergies se embarcó en la construcción de una zona industrial de 283 hectáreas en el distrito de Bulisa. El inmenso emplazamiento, que forma parte del controvertido Oleoducto de Petróleo Crudo de África Oriental (EACOP por sus siglas en inglés), contará con una Instalación Central de Procesamiento con capacidad para 190.000 barriles de crudo, un campamento de construcción para 4.000 trabajadores y una base de apoyo a la perforación. Pero para construir estas instalaciones y solar el proyecto, hubo que talar grandes extensiones de árboles.

Se prevé que el EACOP será el oleoducto más largo del mundo, con potencial para liberar 35 millones de toneladas de carbono a la atmósfera, según los científicos. TotalEnergies lidera el multimillonario proyecto petrolífero para desarrollar los yacimientos petrolíferos de Uganda, que le ayudará a transportar crudo a través de un oleoducto de 1.443 kilómetros que llegará hasta el puerto de Tanga, en Tanzania.

En los últimos años, el EACOP se ha enfrentado a la presión constante de activistas climáticos de todo el mundo, que han pedido reiteradamente a los inversores que no inyecten fondos en el proyecto, argumentando que la “bomba de carbono” destruirá el frágil ecosistema y aumentará las emisiones de efecto invernadero, agravando así la crisis climática a escala mundial. Como consecuencia de ello, la mayoría de los inversores se han retirado del EACOP —cuyo coste se calcula en 5.000 millones de dólares, unos 4.600 millones de euros— y, en estos momentos, Uganda negocia con inversores chinos la financiación del polémico oleoducto.

Rogers Tusiime, responsable de medio ambiente del distrito de Bulisa, culpa al gigante petrolero francés TotalEnergies, propietaria del 62% del proyecto EACOP, del aumento de la inseguridad alimentaria en su región, ya que se dedicó a talar árboles a gran escala, exponiendo así las tierras de cultivo a las inundaciones. “Nuestra región es llana”, explica. “Cuando se arrancan todos los árboles, se rompe el equilibrio ecológico de la zona”. Tusiime añade que la mayoría de los habitantes de la zona son pequeños agricultores “que no pueden permitirse comprar equipos agrícolas modernos para hacer frente a las catástrofes medioambientales”, lo que les hace aún más vulnerables a las inundaciones y a otras perturbaciones relacionadas con el clima.

TotalEnergies niega la acusación de causar las crecidas, alegando que Bulisa es “históricamente propensa a las inundaciones”, sobre todo durante las estaciones lluviosas, escribe Stephanie Platat, portavoz de la compañía por correo electrónico. Por el momento, afirma, ha contratado a una empresa para que lleve a cabo un estudio hidrológico con el fin de desarrollar un sistema de estanques de retención que pueda frenar las devastadoras inundaciones. Platat explica: “El estudio abarcó, entre otros trabajos, la revisión de los datos topográficos actuales del emplazamiento; una evaluación del estado del sistema provisional de desagüe de las instalaciones actuales; un análisis de los datos históricos de intensidad, duración y frecuencia de las precipitaciones para la previsión de inundaciones y la modelización del desagüe en el emplazamiento del proyecto. Todo ello era un requisito previo para diseñar la solución propuesta: un sistema de estanques de retención”.

“Actualmente se están construyendo dos estanques de retención en la Instalación Central de Procesamiento con capacidad para albergar 102.516 metros cúbicos y 279.384 metros cúbicos de agua, respectivamente, con un plan para liberar posteriormente el agua a través de los canales de desagüe actuales a un ritmo controlado para evitar daños a los terrenos vecinos”, afirma. Platat también señala que TotalEnergies tiene la intención de poner en marcha programas de subsistencia en dos fases, “la primera para garantizar la seguridad alimentaria tras la reubicación, y pasar después a la ejecución de programas adicionales para mejorar y diversificar los medios de subsistencia”.

“TotalEnergies debería haber sabido que talar árboles en grandes cantidades tiene consecuencias. Su error fue talarlos sin un plan adecuado. Y ahora la gente tiene dificultades para cultivar alimentos por su culpa”, se lamenta Tusiime. Los estudios demuestran que los árboles ayudan a absorber el agua de lluvia e incluso a reducir la velocidad de escurrimiento durante los aguaceros.

Una plataforma petrolera en el distrito de Bulisa, Uganda.
Una plataforma petrolera en el distrito de Bulisa, Uganda.John Okot

Bernard Atwooki, responsable de Desarrollo Comunitario, insta a TotalEnergies a dar prioridad al bienestar de la población mientras prosigue con sus actividades petroleras, y añade que “se ha convertido en una maldición del petróleo que sigue devorando la principal fuente de supervivencia de la gente: la agricultura”. La agricultura sigue siendo la fuente de sustento más importante en Uganda, ya que se calcula que el 80% de la población, en su mayoría pequeños agricultores, depende de ella.

“La primera fase para la seguridad alimentaria se adapta al entorno de los medios de subsistencia específicos de las personas afectadas por el proyecto y se basa en sus preferencias. Los programas de seguridad alimentaria reflejan el predominio de los medios de subsistencia agrícolas a lo largo de la ruta del oleoducto”, responde Platat, de TotalEnergies, y añade que “los programas abarcan la preparación de la tierra para el cultivo (desbroce, mejoras del suelo y siembra directa) y la mejora de los principales cultivos (cultivos todavía por confirmar para un área específica)”.

Debido a la persistencia del problema en la región, algunos activistas climáticos y defensores de los derechos medioambientales han decidido emprender acciones legales. En junio de este año, TotalEnergies fue demandada de nuevo, esta vez por 26 ugandeses, para obtener indemnizaciones por violación de los derechos humanos, añadiendo que el gigante petrolero les ha causado “graves daños” al privarles del libre uso de la tierra, lo que ha provocado una “grave escasez de alimentos”.

Un informe de Human Rights Watch mostraba también que “la construcción y explotación del EACOP plantea graves riesgos medioambientales”, ya que “la ruta del oleoducto atraviesa ecosistemas sensibles, incluidas zonas protegidas y humedales de importancia internacional, lo que supone una amenaza para la biodiversidad y los ecosistemas de los que dependen las comunidades locales para su sustento”.

Por otra parte, más de 500 habitantes de la región de Albertine han presentado desde entonces una petición a la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda por los ataques de elefantes provocados por “actividades relacionadas con el petróleo” (el parque nacional de las cascadas Murchison, el más grande de Uganda, tiene el mayor número de elefantes, con un total de 15.000).

TotalEnergies, propietaria del 60% del proyecto EACOP, niega la acusación de causar las inundaciones

Dickens Kamugisha, director ejecutivo del Instituto Africano de Gobernanza Energética que ha formado parte del equipo jurídico que demandó a TotalEnergies este año, acusa al Gobierno de “no realizar una evaluación medioambiental adecuada del proyecto” y añade que “por eso la gente se enfrenta a inundaciones”. “La evaluación medioambiental es cuestionable”, afirma. “Las personas que la llevaron a cabo fueron contratadas por el Gobierno, y como ciudadano de este país, sé muy bien que nuestro Gobierno tiene un historial de corrupción cuando se trata de sacar provecho de los proyectos”.

Tony Achidria, portavoz de la Autoridad Nacional de Gestión Medioambiental, niega esta acusación, y asegura que la evaluación medioambiental del EACOP se realizó de forma objetiva por un equipo de personal experto. “Fue transparente y el informe se hizo público porque no había nada que ocultar”, declara Achidria. “Los que afirman que el proyecto EACOP causa inundaciones se equivocan, porque el cambio climático afecta a todo el mundo. En casi todas partes, la gente tiene problemas para cultivar alimentos a causa de esta crisis”. Y remacha: “La buena noticia es que el EACOP utilizará algunas de las mejores tecnologías ecológicas para limitar las emisiones de carbono”.

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