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Ni la ONU pretende destruir la familia ni prohibir el consumo de carne: el mar de bulos sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible

La ultraderecha difunde mentiras sobre las metas que pactaron en 2015 los líderes mundiales con el fin de boicotear la agenda progresista

ODS
Fotograma de un vídeo de Vox contra la Agenda 2030.
Patricia R. Blanco

“Diez mil hombres en edad militar han entrado en la isla italiana [de Lampedusa] en un lapso de tres días, superando a su población de 6.000, pero mis siervos te están contando que son mujeres y niños que huyen despavoridos. Y serás feliz”. Este mensaje, publicado este lunes, por una cuenta de X (antes Twitter) que se dedica a atacar la Agenda 2030, con unos 285.000 seguidores, ejemplifica la narrativa de desinformación que desde hace años la ultraderecha vierte contra los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): que una supuesta élite amparada por Naciones Unidas pretende destruir una sociedad blanca y cristiana con la excusa de erradicar la pobreza y proteger el planeta. Es decir, donde la ONU dice “educación de calidad” (objetivo 4), “igualdad de género” (objetivo 5) o “reducción de las desigualdades” (objetivo 10), la extrema derecha prefiere leer adoctrinamiento, destrucción de la familia o invasión migratoria.

Los líderes mundiales, reunidos desde este lunes en la Asamblea General de Naciones Unidas, pactaron en 2015 la consecución de 17 objetivos con la vista puesta en 2030 destinados a promover la igualdad, el bienestar de la población mundial y la protección del medioambiente. Desde entonces, estas metas han recibido un goteo incesante de bulos tanto de cuentas anónimas —pero exitosas— como de voces oficiales desde la ultraderecha (Vox en España, La Liga de Matteo Salvini en Italia o Donald Trump en Estados Unidos) para boicotear la agenda progresista.

Estos son algunos de los bulos más extendidos:

Patriotismo frente a globalismo

Bulo: la ONU pretende usurpar la soberanía a los países

El expresidente de EE UU Donald Trump ha sido uno de los principales artífices de la teoría, según la cual, la ONU y otras organizaciones internacionales pretenden que los países les cedan la soberanía. La Agenda 2030 es, según esta narrativa, un instrumento para lograrlo. “Estados Unidos está gobernado por los estadounidenses”, dijo Donald Trump en la apertura del debate de la Asamblea General de Naciones Unidas de 2018. Y añadió: “Rechazamos la ideología del globalismo, y abrazamos la doctrina del patriotismo. En todo el mundo, las naciones responsables deben defender las amenazas contra su soberanía, no solo de la gobernanza global, sino contra otras nuevas formas de coerción y dominación”.

El partido ultranacionalista español Vox es uno de los que ha adoptado este argumento. En una comparecencia en el Congreso, en 2021, la diputada de Vox Magdalena Nevada del Campo incidió en esta mentira: “El globalismo o la Agenda 2030 no solo no responden a intereses patrióticos, sino que se establece para destruir la soberanía de las naciones. (…) Es una agenda que quiere destruir todo lo que da al hombre una identidad y un destino: la familia, la nación y la trascendencia”. Para ello, según la diputada del partido de extrema derecha español, la Agenda 2030 “se basa en una serie de supuestas amenazas que sufre el planeta, como el apocalipsis climático, la superpoblación o la limitación de recursos”.

Hecho: la Agenda 2030 es el resultado del consenso alcanzado entre los líderes mundiales en 2015. Ninguno de los 17 ODS implica la cesión de soberanía a ninguna institución internacional, sino que son compromisos que han adoptado individualmente los Estados y de forma voluntaria. Este lunes, como resultado de este consenso, se dio a conocer una declaración aprobada por gobernantes que participan en la Asamblea General de la ONU para advertir de que el cumplimiento de los ODS “está en peligro”.

La invasión migratoria

Bulo: la Agenda 2030 promueve la entrada de inmigrantes para acabar con la Europa blanca

El post que este mismo lunes ha enviado la cuenta de X @Agenda2030_ sobre la llegada de migrantes a la isla italiana de Lampedusa contiene el principal mensaje que este tipo de desinformación intenta transmitir: que los migrantes son un peligro para la sociedad europea —y blanca—. Y lo consigue al señalar que esos “10.000 hombres”, entre los que supuestamente no hay ni mujeres ni niños, están “en edad militar”. Esta es una forma sutil de desinformación que sugiere, sin llegar a mentir abiertamente, que los migrantes pueden estar preparados para tomar las armas en el país que los recibe, pese a que no existe ningún indicio que indique que hayan recibido algún tipo de entrenamiento. Es una táctica empleada para infundir el miedo.

Tuit bulos ODS

Esta narrativa, una de las más explotadas por la ultraderecha, contribuye a difundir la teoría del “gran reemplazo”, acuñada hace poco más de una década por Renaud Camus, según la cual la ONU y los “globalistas” promueven la llegada de migrantes, cuyas tasas de natalidad más altas terminarán por sustituir a la población originaria blanca.

Hecho: la Agenda 2030 sitúa a las migraciones como un “poderoso agente impulsor del desarrollo sostenible” que beneficia tanto a los migrantes como a las sociedades receptoras y que puede repercutir en el éxito de varios objetivos como la reducción de la pobreza, la mejora de la educación o la reducción de las desigualdades. En cuanto a las migraciones, la Organización Internacional para las Migraciones recuerda que son especialmente los conflictos y la pobreza los que obligan a las personas a huir de sus hogares en busca de una vida digna y segura.

La destrucción de la familia

Bulo: “la ideología de género” busca “la destrucción de la familia”

El objetivo 5, sobre la igualdad de género, es otro de los que se encuentran en el centro de la diana de la desinformación ultraderechista. Desde su punto de vista, lo que denominan “ideología de género” busca “la destrucción de la familia”. El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro lo resumió con esta frase en 2022: “Tenemos una posición: estamos en contra del aborto, estamos en contra de la ideología de género, de la liberación de las drogas”.

Hecho: este objetivo pretende “poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo”. Y el camino todavía es largo. Según un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los prejuicios contra las mujeres perduran y al menos el 25% de la población mundial cree que está justificado que un hombre golpee a su esposa. Otros datos confirman que el camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres requiere todavía de esfuerzo: ellas ocupan el 25% de los escaños parlamentarios y el 28% de los puestos directivos en empresas, y en los 59 países en los que el nivel de educación de las mujeres es mayor que el de los hombres, ellas aún siguen teniendo un salario inferior, con una brecha media de ingresos de hasta el 39%.

La “religión climática”

Bulo: la ONU quiere prohibir el consumo de carne y la leche

Pese a las indiscutibles evidencias científicas que demuestran que la acción del hombre es la responsable del calentamiento global, la ultraderecha ha encontrado en el objetivo 13, de acción por el clima, un campo para atacar a la Agenda 2030. Abundan las mentiras sobre una supuesta prohibición de la carne y de los productos lácteos, de la imposición de comer insectos o de políticas destinadas a socavar la forma de vida de los agricultores.

Hecho: ninguna recomendación de los ODS sugiere este tipo de medidas, que son tergiversaciones de otras recomendaciones como limitar la ganadería industrial, a la que la ciencia sitúa como una de las principales responsables del cambio climático por las emisiones de gases tóxicos, o la apuesta por la agricultura sostenible para salvaguardar los espacios naturales. Limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales es crucial para evitar que el aumento de las temperaturas sea devastador para el planeta, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Y la vía para lograrlo es la reducción de los gases de efecto invernadero.

Bulo: solo podrás desplazarte dentro de tu barrio

La ultraderecha culpa a la Agenda 2030 de querer imponer el modelo de “la ciudad de los 15 minutos”, que implicaría, siempre según su narrativa, que los ciudadanos solo podrían desplazarse dentro de su barrio y que se prohibirían los coches con el fin último de controlar a los ciudadanos.

Hecho: el objetivo 11 de la agenda 2030, sobre ciudades y comunidades sostenibles, promueve el acceso de todas las personas “a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales”. El concepto de “la ciudad de los 15 minutos” fue acuñado por Carlos Moreno, asesor urbanístico de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, para impulsar que todos los ciudadanos tengan cerca de su casa, ya sea a pie o en bicicleta, todos los servicios básicos que necesitan a diario, como centros médicos, tiendas, escuelas, parques o lugares para el ocio.

Adoctrinar a los niños

Bulo: la educación de calidad pretende adoctrinar a los niños

“Tú que ahora te llamas Manuel, desde ahora te llamarás Verónica. Siéntete libre”. Con esta frase, Vox criticó el objetivo 4, de educación de calidad, que según el partido ultra español tiene la finalidad oculta de imponer a los niños todos los bulos anteriormente citados, desde la “ideología de género” que pretender destruir a la familia heteronormativa —formada por un padre, una madre y varios hijos—, al laicismo o una visión sesgada de la historia.

Hecho: el principal objetivo en cuanto a educación de la Agenda 2030 es asegurar que todos los niños “terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad”. Según esta meta, para lograr un mundo más justo e igualitario, es preciso que los alumnos adquieran los conocimientos precisos para “promover el desarrollo sostenible”, “los derechos humanos”, “la igualdad de género”, la “cultura de paz y no violencia” y la “diversidad cultural”.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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