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Varias organizaciones piden el cierre de la gran central termoeléctrica dominicana por considerar que pone en peligro la salud de los menores

Un informe que se presenta este miércoles ante la ONU concluye que las partículas y gases tóxicos emitidos podrían provocar unas 6.000 muertes prematuras en la región del Caribe en 30 años

Medio Ambiente
Vista de la planta termoeléctrica a carbón de Punta Catalina, en el sur de República Dominicana, durante su construcción en agosto de 2017Orlando Barría ((EPA) EFE)
Nathalia Romero

Las cenizas de carbón y gases tóxicos generados por la central termoeléctrica Punta Catalina, la más importante de República Dominicana, en sus tres años de funcionamiento, han generado problemas de salud en niños y niñas y “podrían ser la causa de muerte prematura de 6.000 personas en los próximos 30 años”, denunciaron este miércoles en Ginebra la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH) y varias entidades locales. Las ONG subrayan que los daños ambientales también se sienten en Haití, Cuba y Jamaica y pidieron por ello el cierre anticipado de la instalación, que tiene previsto funcionar durante 30 años.

“El objetivo es lograr que el Gobierno dominicano cierre la central antes del 2028”, dijo a este diario Jimena Reyes, directora de la FIDH para las Américas. Según los autores de este estudio, el cierre inmediato se descarta, ya que un tercio del suministro eléctrico nacional depende de esta central y el Gobierno necesitará un plazo de cinco años para “descarbonizar su sector energético”, que depende en más del 80% de combustibles fósiles.

El informe, presentado ante el Comité de los Derechos del Niño (CRC, por sus siglas en inglés) de la ONU, se basa en un estudio realizado en 2022 por varias organizaciones dominicanas con el asesoramiento de la Universidad estadounidense de Duke, en el que se alertó de que las emisiones de gases tóxicos son tres veces superiores a los niveles permitidos en Europa y el volumen de cenizas de carbón producido por la central rondaría las 200.000 toneladas al año. Esas cenizas también llegarían a las reservas de agua y tierras fértiles, impulsadas en parte por las tormentas que sacuden a menudo la región, y afectarían, al igual que los gases contaminantes, a “todo Haití y los litorales del este de Cuba y Jamaica”.

Esto supone “un riesgo para el acceso al agua potable, a una adecuada nutrición y a la garantía de un entorno seguro para la supervivencia, crecimiento y desarrollo de los menores”, especialmente sensibles a las enfermedades respiratorias durante sus primeros años de vida, denuncian la FIDH y las entidades dominicanas Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático (CNLCC), Coalición por la Defensa de la Salud y el Medio Ambiente de la provincia Peravia, donde se encuentra la central, y el Instituto de Abogados para la Protección del Medio Ambiente.

“Pedir el cierre de la Termoeléctrica Punta Catalina es el colmo del absurdo, pues implicaría quitar al país el 30% de la oferta eléctrica y apagar parcialmente a la República Dominicana”, asegura la empresa

Los expertos de estas organizaciones concluyeron que “tomando en cuenta las mediciones de las emisiones reales liberadas por la central” y si nada cambia, “la contaminación producida podría provocar anualmente hasta cinco muertes prematuras en la provincia de Peravia, 57 en República Dominicana y hasta 127 en Haití”, lo que, multiplicado por los 30 años de vida útil de la central, “supondrían, como mínimo, la muerte prematura de 6.000 personas, especialmente niños y niñas”.

Por ello, el informe presentado en Ginebra por la FIDH, que agrupa a 188 organizaciones de defensa de derechos humanos de 116 países, acusa al Estado dominicano de “violar los derechos de los niños y las niñas de la República Dominicana, Haití, Cuba y Jamaica al no adoptar medidas para prevenir y remediar los daños ocasionados por la puesta en funcionamiento de la central”.

“Es una situación preocupante porque desde hace tres años las enfermedades pulmonares, cutáneas y cardiovasculares han aumentado y eso conlleva un coste económico elevado para unas familias con poco poder adquisitivo. El pasado año escolar, enfermaron una cantidad de niños que no pudieron ni terminar el año por problemas de bronquitis, pulmonía, y todo eso es producto de Punta Catalina”, denunció desde Ginebra a este diario Virtudes Martínez, maestra y miembro del CNLCC.

El “veneno de Punta Catalina”

El texto presentado ante el CRC recuerda la muerte por neumonía en 2022 de tres niñas menores de un año, que vivían en zonas del municipio de Nizao donde se registran las mayores concentraciones micropartículas tóxicas en suspensión y de dióxido de nitrógeno (NO2). Pese a que el Ministerio de Salud Pública concluyó que sus fallecimientos no guardaban relación con la contaminación del aire, sí reconoció que “no se habían tenido en cuenta indicadores de contaminación atmosférica en los cadáveres de las niñas fallecidas” y recomendó el monitoreo permanente de las emisiones de la central, la contaminación del aire y sus impactos en la salud.

Cientos de personas participan en una manifestación contra la construcción de la central termoeléctrica de Punta Catalina, en República Dominicana, en agosto de 2017.
Cientos de personas participan en una manifestación contra la construcción de la central termoeléctrica de Punta Catalina, en República Dominicana, en agosto de 2017.Orlando Barría ((EPA) EFE)

Para Martínez, el culpable sigue siendo “la negligencia del Estado dominicano”. “No se hizo ninguna autopsia para saber el motivo de estas muertes, pero nosotros sí sabemos que ha sido producto de la contaminación. Estamos cansados de que nuestra población enferme por el veneno de Punta Catalina” asevera la activista.

El Gobierno, en la época presidido por Danilo Medina, presentó la apertura de Punta Catalina como una “solución” a los apagones que castigan a la República Dominicana. Pero mucho antes de su construcción, diversos sectores de la sociedad civil dominicana ya pedían su cierre. La central, formada por dos plantas que generan energía eléctrica a partir de la contaminadora combustión del carbón, fue, además, blanco de acusaciones de corrupción en su proceso de licitación, recuerda el informe.

En un comunicado publicado en junio de 2022, los responsables de la central respondieron a estas críticas y recordaron que “no existe en el mundo actividad de generación eléctrica que no deje una huella ambiental”, pero reiteraron que el tratamiento de la ceniza derivada de la quema de carbón mineral había recibido “una valoración positiva” por una consultora especializada.

“Pedir el cierre de la Termoeléctrica Punta Catalina es el colmo del absurdo, solo anidado en mentes calenturientas o posiblemente impactadas por un golpe de surrealismo tropical, pues implicaría quitar al país el 30% de la oferta eléctrica y en pocas palabras apagar parcialmente a la República Dominicana”, aseguró, literalmente, la empresa.


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Sobre la firma

Nathalia Romero
Periodista dominicana. Escribe sobre derechos humanos, cultura y desarrollo sostenible en Planeta Futuro. Antes de incorporarse a El PAÍS trabajó en varios medios de comunicación en República Dominicana. Cursó el máster de Periodismo UAM-El País en la promoción 2022-2024.

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