_
_
_
_
_

Casi la mitad de los embarazos del mundo no son buscados

Más de 121 millones de gestaciones anuales son accidentales. El último informe de la UNFPA revela que 257 millones de mujeres que quieren evitar un embarazo no usan métodos anticonceptivos seguros y modernos por desconocimiento, falta de acceso o prohibición de la pareja

Maternidad
Gerlane Suerda de Santana, de 26, embarazada de su quinto hijo, en Recife, Brasil.Diego Herculano (NurPhoto via Getty Images)
Noor Mahtani

Ni lo planearon ni lo buscaron. Tal vez ni siquiera quisieron mantener relaciones sexuales. Y mucho menos tener un hijo después de aquello. Quizás aún eran niñas. O simplemente no soñaban con ser madres. Pero para 121 millones de mujeres y niñas la maternidad no fue una opción. Estas representan la mitad de las gestaciones mundiales. La cifra se ha mantenido constante cada año desde 2015, según el último informe global de la UNFPA, Visibilizar lo Invisible: La necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales. Para los expertos, las estadísticas son el síntoma de un mundo aún “muy desigual” en el que las mujeres siguen sin ser dueñas de su sexualidad ni su cuerpo.

Se traducen en una media de 331.000 gestaciones no planificadas al día. Y las causas resultan tan diversas como preocupantes: violencia sexual, dificultades económicas, uniones tempranas, leyes restrictivas (o inexistentes) de aborto, dificultad de acceso a anticoncepción... El problema de este último factor –que suele ser sobre el que más hincapié hace la educación sexual alrededor del globo– ya no es la primera causa por las mujeres no hacen uso de la planificación familiar. Las razones están más relacionadas ahora con los efectos secundarios, los mitos, el estigma y la oposición de terceras personas (familiares, pareja, autoridades religiosas). A día de hoy, un 45% de la población femenina dice no tener opción de elegir si tienen o no relaciones sexuales con su pareja, ni utilizar anticonceptivos o buscar atención médica.

En 47 países (de los que se pudo obtener datos), alrededor del 40% de las mujeres sexualmente activas no estaban empleando algún método anticonceptivo. Son cerca de 257 millones de personas. Luis Mora, representante residente del UNFPA Marruecos, matiza: “Muchas veces no se trata de barreras físicas, como que las futuras madres no tengan puestos de salud cerca. Existen muchas barreras culturales, religiosas e incluso legislativas. Todavía hoy hay países en los que solo el marido puede autorizar formalmente qué anticonceptivos usa su esposa”.

La humanidad ha normalizado durante mucho tiempo que se prive a la mujer de la autonomía sexual y reproductiva
Luis Mora representante residente del UNFPA Marruecos

Tanto las cifras como la nomenclatura citadas en esta investigación, elaborada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas, son muy tajantes. Cerca del 60% de los embarazos accidentales –y el 30% de todos– termina en aborto. “Estos procedimientos en condiciones de riesgo son una de las principales causas de las más de 800 muertes maternas que se producen al día. Este es un precio que el mundo, sencillamente, no puede permitirse”, zanja Natalia Kanem, la directora ejecutiva de la entidad, en un comunicado. Para la doctora, estos datos son un “fracaso mundial en la defensa de los derechos humanos fundamentales”.

Pero el estudio no se centra apenas en la necesidad de legalizar la interrupción voluntaria del embarazo, es un análisis detallado que ahonda en los múltiples factores detrás de la maternidad forzada. “Son datos alarmantes que muestran una crisis silenciada. Latente, pero invisible”, narra por teléfono Mora. Aunque el experto critica la desigualdad de género ligada estrechamente al desarrollo de cada nación, lamenta que no haya ningún país “plenamente igualitario”: “La humanidad ha normalizado durante mucho tiempo que se prive a la mujer de la autonomía sexual y reproductiva”.

Una familia en una favela de Río de Janeiro, Brasil
Nivia (derecha), a punto de dar a luz, descansa en la favela en la que vive, sin acceso a agua, en Mangueira, Rio de Janeiro, Brasil. Mario Tama (Getty Images)

Y esta no es la única forma de violencia ejercida. Casi una cuarta parte de todas las mujeres no puede negarse a mantener relaciones sexuales, de acuerdo al informe. Con estas cifras sobre la mesa, los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) suenan muy lejanos. Aunque la tendencia global en términos relativos es a la disminución, los datos absolutos en los países con mayores tasas de natalidad –en su mayoría, países africanos– siguen creciendo. “Poder tomar decisiones reproductivas informadas estimularía otros avances en el desarrollo. Pero el crecimiento que acompaña el aumento poblacional también implica más violencia sexual, más embarazos adolescentes…”, lamenta Mora.

El 13% de todas las mujeres jóvenes en los países en desarrollo se inician en la maternidad siendo niñas. Y una vez que son madres, tienden a volver a serlo. Cerca del 75% de las menores que dan a luz por primera vez a los 14 años o antes tuvieron un segundo hijo antes de cumplir los 20, y el 40% de las que tienen estos dos embarazos también dieron a luz a un tercero antes de los 20. La mayoría de estos partos son producto de uniones tempranas o matrimonios infantiles, una práctica presente en más de 50 países y que hace que la rueda siga girando.

Los conflictos como lupa

La guerra en Ucrania y otros conflictos alrededor del mundo podrían traducirse también en factores que aumenten esta tendencia, a medida que el acceso a la anticoncepción se vea interrumpido y la violencia sexual aumente. Afganistán ha sido el ejemplo más reciente. Se estima que la crisis y la llegada al poder de los talibanes provocará 4,8 millones de embarazos no buscados hasta 2025.

“Si solo tuvieras 15 minutos para huir de tu casa, ¿qué te llevarías? ¿Te llevarías tu pasaporte? ¿Comida? ¿Te acordarías de tus anticonceptivos?”, se preguntaba la doctora Kanem. “En los días, semanas y meses posteriores al inicio de una contienda, los servicios de protección y de salud sexual y reproductiva salvan vidas, protegen a las mujeres y las niñas de daños y evitan gestaciones no intencionales. Son tan vitales como la comida, el agua y los albergues”.

No solo cosa de mujeres

La primera píldora anticonceptiva para mujeres fue desarrollada en la década de 1950. Sin embargo, los primeros avances para lograr una pastilla similar para hombres se vieron hace un par de semanas y aún no han dado resultados. Aunque la paternidad es una condición que no se entiende sin (al menos) dos personas, la planificación familiar suele recaer en manos de las mujeres, quienes cuentan con más de una veintena de métodos, frente a los tres principales masculinos: la interrupción del coito, preservativos y vasectomía.

Esto conlleva a que la mayor parte de la carga de la anticoncepción –que engloba los costes, el tiempo que se dedica a acudir a los servicios sanitarios y los efectos secundarios– recaiga sobre las mujeres. Incluso cuando estas cuentan con poco (o nada) poder de decisión. “Hasta que no tomen ellas el control sobre sus cuerpos, seguiremos hablando de estos datos”, explica Mora. “Pero la autonomía sexual y reproductiva puede ser el motor de grandes cambios en materia de desarrollo. Y no solo para mujeres”.

Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aquí a nuestra ‘newsletter’.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_