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La lucha contra las enfermedades de la pobreza pierde millones de euros por la covid-19

Reino Unido, uno de los mayores donantes del mundo, reduce un 90% los fondos que aportaba para investigar y tratar las infecciones tropicales más olvidadas, una veintena de patologías que afectan a 1.700 millones de personas

Enfermedades olvidadas covid
Un adolescente enfermo de dengue se recupera en un hospital de Dacca, en Bangladés, el 17 de agosto de 2021.MONIRUL ALAM (EFE)
Lola Hierro

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Casi no se ven en los países ricos, pero abundan en las regiones más pobres del planeta. Son una veintena de patologías infecciosas que suman más de 1.700 millones de pacientes y se denominan enfermedades tropicales desatendidas o ETD. Son prevenibles y tratables, pero de no hacerlo causan graves problemas sanitarios y económicos pues debilitan, incapacitan y matan. Por esa miseria que afecta a quienes las padecen, no se investiga ni se invierte en ellas lo suficiente, y ahora estos esfuerzos van a ser aún menos porque el Reino Unido, uno de los principales apoyos financieros, se retira casi totalmente de la batalla. Hasta 200 millones de personas quedarán en riesgo de padecer alguna de estas dolencias, según Uniting to Combat NTD, una de las mayores coaliciones mundiales en la lucha contra ellas.

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El Gobierno británico anunció el pasado junio un recorte de cerca del 90% de los fondos destinados al programa insignia en la investigación y tratamiento de estas dolencias. Lanzado en 2019 en 13 países de África con el nombre Acelerando el Control Sostenible y la Eliminación de Enfermedades Tropicales Desatendidas (Ascend por sus siglas en inglés) debía ejecutarse hasta marzo de 2022, pero quedará interrumpido a partir de este 31 de agosto. Los 196 millones de euros iniciales se rebajan a 20 millones. “El impacto de la covid-19 ha obligado a tomar la difícil decisión de reducir temporalmente el presupuesto de ayuda y salir de algunos programas, incluido el Ascend”, declara un portavoz de la oficina de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo (FCDO), que es la que gestiona los fondos de cooperación.

Las partidas del Ascend se destinan a la investigación y tratamiento de estas infecciones, algunas más conocidas como la lepra, la rabia y el dengue, pero otras de los que poco se oye hablar, como la leishmaniasis, que provoca úlceras desfigurantes; la elefantiasis, que causa el agrandamiento anormal de extremidades y genitales; el micetoma, que suele afectar a las extremidades inferiores y a menudo conduce a la amputación, y la oncocercosis, que produce ceguera.

El programa Ascend debía ejecutarse hasta marzo de 2022, pero queda interrumpido desde el 31 de agosto. Los 196 millones de euros comprometidos se rebajan a 20 millones

“No existe una fuente alternativa de fondos para cubrir la brecha que quedará con la salida del programa Ascend”, lamentó la OMS en un comunicado que publicó a raíz del anuncio. La organización ha puntualizado, mediante un correo electrónico, que la pandemia actual ha hecho que la respuesta mundial a las ETD “ya no cuente con fondos suficientes”.

En concreto, la FCDO ha sufrido un recorte presupuestario de 4,6 mil millones de euros: del 0,7% del Producto Interior Bruto de Reino Unido en tiempos prepandémicos al 0,5% actual, lo que ha acarreado fuertes críticas al Gobierno de Boris Johnson. Estas reducciones no solo afectan a las ETD, sino también a programas de atención a salud sexual y reproductiva, a la lucha contra el VIH y a diversas crisis humanitarias en algunos de los países más pobres del mundo.

No obstante, desde la FCDO recuerdan que aún tienen que aprobar los presupuestos de 2022, en el que en las prioridades centrales serán la reducción de la pobreza, la escolarización de más niñas, la prestación de apoyo humanitario urgente y la lucha contra la covid-19, el cambio climático y otros objetivos sanitarios internacionales. “Aún vamos a gastar más de 10 mil millones de libras (11,6 mil millones de euros) este año en desarrollo internacional, incluidos 1,3 mil millones (1,5 mil millones de euros) en salud global”, apunta el portavoz de la oficina gubernamental.

Una apuesta desde la sanidad pública

No existe una financiación global para combatir las ETD porque gran parte de las intervenciones nacionales son llevadas a cabo por los propios gobiernos a través de los presupuestos destinados a Sanidad, aunque estos son también reforzados por donantes como países, organismos multilaterales y fundaciones filantrópicas. “La situación financiera mejoró desde la Declaración de Londres de 2012 —cuando el mundo se responsabilizó formalmente a actuar contra ellas— y durante los últimos ocho años, con varios socios que comprometieron nuevos fondos”, recuerdan desde la OMS. Esto condujo a un progreso constante que ha culminado en que, cada año desde 2015, más de mil millones de personas reciban tratamiento para una ETD como mínimo. Ahora, se estima que hacen falta unos 465 millones de euros durante el siguiente lustro para brindar apoyo normativo y técnico a estos países.

Jean Paul y Francis, afectados por úlcera de Buruli, se recuperan en el Hospital Amansie West de Accra, en Ghana, país donde Anesvad trabaja desde 1995 en la atención a enfermedades tropicales desatendidas.
Jean Paul y Francis, afectados por úlcera de Buruli, se recuperan en el Hospital Amansie West de Accra, en Ghana, país donde Anesvad trabaja desde 1995 en la atención a enfermedades tropicales desatendidas.Elssie Ansareo

Entre los avances que ha logrado el programa Ascend están las intervenciones para eliminar la filariasis linfática, una enfermedad que afecta a 196 millones de personas, la ceguera de los ríos, que afecta a 104 millones, o la esquistosomiasis, padecida por otros 106 millones, por mencionar tres de los múltiples ejemplos que existen. “Las ETD son una expresión clara de la desigualdad, y su presencia es un indicador claro de la existencia de poblaciones en situación de vulnerabilidad y exclusión”, advierte Silvia Santos, responsable de gestión de conocimiento de Anesvad, una fundación española que trabaja en la eliminación de alguna de estas dolencias en África. “Los gobiernos y organizaciones que se han solidarizado en esta lucha no son muchos, así que cualquier recorte significa un retroceso”.

Otras organizaciones internacionales, entre ellas la Fundación Gates, Médicos sin Fronteras, Mundo Sano y Uniting to Combat NTD han publicado una carta abierta dirigida a Boris Johnson en la que avisan de los riesgos de esta medida y piden una reconsideración. “Hay una enorme preocupación, pues es mucho dinero el que se corta muy rápidamente”, opina Silvia Gold, legendaria activista contra las ETD y presidenta de la Fundación Mundo Sano, una de las organizaciones firmantes de la misiva. “Un recorte de recursos es un problema serio, pero si es gradual tienes oportunidades para buscarlos en otro lado, disminuir costes… Algo tan súbito es realmente sorprendente”, lamenta.

La OMS también ha recordado el importante papel de este aliado y afirma que seguirán trabajando conjuntamente en la implementación de la nueva Hoja de Ruta 2020-2030 para paliar las ETD, aprobada el pasado enero. Pero sin mencionar la financiación. “Muchas de estas enfermedades están cerca de ser eliminadas, en parte gracias a las contribuciones del Reino Unido”, aseguran, por su parte, los firmantes de la carta a Johnson, y recuerdan que las inversiones anteriores han sido exitosas hasta el punto de que han ayudado a eliminar al menos una ETD en 43 países y que 600 millones de personas se han curado. Un ejemplo es el de la enfermedad causada por el gusano de Guinea, que en 1986 afectaba a 3,5 millones de personas y en 2020 solo a cinco y es uno de los tres únicos patógenos humanos que actualmente están cerca de ser erradicados. Pero la retirada de fondos “dará lugar a un resurgimiento en áreas previamente liberadas y en otros países. Esto revertirá el impacto de muchos años de inversión”, advierte la OMS.

Muchas de estas enfermedades están cerca de ser eliminadas, en parte gracias a las contribuciones del Reino Unido

Las organizaciones estiman que cada libra aportada genera otras 26, unos 30 euros, de medicinas donadas. De hecho, muchas de las intervenciones que fueron apoyadas con la ayuda de Reino Unido han tenido que ver con la distribución a gran escala de fármacos a poblaciones endémicas. Ahora, con la retirada de la financiación, la OMS estima que se perderán más de 275 millones de productos cedidos por empresas farmacéuticas que se enviaban con estos fondos. “Los medicamentos expirarán y deberán ser incinerados en lugar de distribuirse”, lamenta la organización.

Buscando soluciones

Aunque es difícil valorar aún las consecuencias concretas de estos recortes, desde Anesvad ven que cualquier movimiento contrario a reforzar los sistemas de salud de los países afectados por las ETD tendrá un impacto directo en su labor. “Nuestro trabajo se centra en algunas enfermedades que requieren un manejo intensivo de casos y que son, por lo general, las más desatendidas entre las desatendidas. La retirada de fondos obligará a los gobiernos a replantear sus limitados recursos y eso, seguramente, afectará”, indica Santos.

Sin el apoyo británico, desde la OMS informan de que se han puesto en contacto con otros posibles donantes para aumentar el apoyo general para las ETD, en particular en la región de África, donde 22 países están implementando programas en el marco del Proyecto Especial Ampliado de la OMS para la Eliminación de Enfermedades Tropicales Desatendidas (ESPEN), otro de los grandes en la batalla contra estas patologías. “Actualmente estamos llevando a cabo discusiones con múltiples partes interesadas para asegurarnos de que continúen. Esto también se aplica a las enfermedades que requieren manejo de casos individuales en otras partes del mundo”, sostiene la organización. Igualmente, tras la publicación de la nueva hoja de ruta para las ETD, se está trabajando una guía para que los países implementen de manera sostenible los programas contra estas enfermedades que se publicará, previsiblemente, a mediados de 2022.

La apuesta de Anesvad para acabar con estas dolencias es el abordaje “global y en línea” con la hoja de ruta de la OMS, que marca las brechas y objetivos para la próxima década. “Nosotras nos solidarizamos con ese análisis y ratificamos nuestra apuesta por la lucha contra las ETD, una lucha que realizamos colaborando con expertos, apoyando el fortalecimiento de los sistemas de salud, la implicación de la sociedad civil y la búsqueda de evidencia científica”, concluye Santos.

Gold, por su parte, apuesta por reforzar lograr el acceso universal a una sanidad pública de calidad: “Es mucho más eficiente fortalecer un sistema de atención primaria y poner en valor a los agentes de salud y a todos los que pueden contribuir a la prevención y el tratamiento temprano de enfermedades”, argumenta. También opta por facilitar la producción local de medicamentos para paliar las ETD de una vez. “Dicen que estas enfermedades son desatendidas porque no le interesan a la industria farmacéutica, cuando son 1.600 millones de personas que las sufren; con semejante mercado, es costo efectivo atenderlas”, opina.

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Sobre la firma

Lola Hierro
Periodista de la sección de Internacional, está especializada en migraciones, derechos humanos y desarrollo. Trabaja en EL PAÍS desde 2013 y ha desempeñado la mayor parte de su trabajo en África subsahariana. Sus reportajes han recibido diversos galardones y es autora del libro ‘El tiempo detenido y otras historias de África’.

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