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¿Por qué África necesita un pacto verde?

En la segunda sesión de los Días Europeos del Desarrollo, varios expertos subrayan el papel de la UE para apoyar la transición tecnológica hacia políticas ecológicas en el continente africano

Dias Europeos del Desarrollo
Pascaline Sawadogo, de 59 años, pertenece a una familia agricultora del centro de Burkina Faso. El cambio climático ha cambiado los patrones de lluvia y pone en riesgo su cosecha.Pablo Tosco / Oxfam Intermón
Noor Mahtani

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En 2017, David Watson Mwabila, joven activista zambiano, presenció algo que nunca imaginó. El único recurso de agua potable del que se abastecía su abuela y todos los vecinos de su aldea se secó de un año para otro. “Vi con mis propios ojos los cambios en el ciclo de la lluvia a causa del calentamiento global. Y después le siguieron la pobreza y el hambre”, explicó Watson en la segunda y última jornada de los Días Europeos del Desarrollo (EDD), organizados por la Comisión Europea.

Desde entonces, lidera un movimiento de formación a campesinos para resistir y encontrar medidas que les permitan seguir subsistiendo. África es el continente más azotado por el cambio climático, a pesar de no haber contribuido apenas al mismo. Y para revertir la situación e incentivar una estrategia de transición verde, los expertos reunidos coinciden: las soluciones tienen que surgir desde el terreno y ser impulsadas por la comunidad internacional. “El pacto verde africano es una obligación”, zanjaba Koen Doens, director general de las Relaciones Internacionales de la Comisión Europea.

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Para el activista zambiano, y panelista de uno de las 90 actividades que se celebraron virtualmente entre este martes y miércoles, bajo el título El acuerdo verde para un futuro sostenible, en el marco de los EDD, hay dos puntos clave en el debate sobre cómo lograr la transformación ecológica. Por una parte, es fundamental sentar en la mesa de negociación a quienes están en la base de la pirámide: “Las respuestas tienen que venir de abajo a arriba; no al revés”. Y, por otro lado, la burocracia “tiene que dejar de ser un problema”. “Muchas veces nos toca salir del continente para acceder a los recursos que necesitamos o tardamos más de un año en recibirlos”, criticaba.

Mamadou Moussa Diakhitéé, responsable del departamento de sostenibilidad de la Agencia de Desarrollo de la Unión Africana, sabe bien lo que suponen las trabas burocráticas, pero prefiere centrarse en lo que sí funciona. Tras la COP21, celebrada en París, la institución que representa consiguió fondos para la restauración del suelo del continente. “Nos propusimos recuperar 100 millones de hectáreas a finales de 2030 y vamos por buen camino″, narra. “Somos el continente más rico en cuanto a recursos, pero necesitamos ayuda en la transición tecnológica y en la formación de los campesinos”, dice.

Países africanos como Sudán, Níger, Burkina Faso, que han perdido el 20% del PIB tan solo por el impacto del cambio climático

Con más o menos matices, en lo que todos coinciden es en la urgencia de tomar acción ya. “Si queremos salvar el planeta, el papel de África es crucial. El continente está siendo testigo de una pérdida de riqueza en los países más vulnerables”, expuso Doens en alusión a naciones como Sudán, Níger o Burkina Faso, que han perdido el 20% del PIB tan solo por el impacto del cambio climático.

¿Pero cuál es el papel de la Unión Europea en este proceso? La palabra que mejor lo describe es “cocreación”. “Hay que cambiar de la relación donante-receptor a un modelo de coexistencia. Esa es la camaradería de la que quiero formar parte”, añadía Watson Mwabila. “Nosotros podemos traer herramientas y experiencias, pero lo que va a funcionar es un plan africano”, incidía Doens, “no se puede plantear como El Green Deal Europeo en África, sino como el Green Deal africano”. Ambos expertos señalan que es “imposible” trasladar las soluciones europeas sin contemplar el contexto de la región subsahariana.

“Está claro que tenemos que ser nosotros los que hagamos de puente en la parte tecnológica, pero solo si le siguen iniciativas locales que permitan que sea sostenible en el tiempo”, narraba el director general de las Relaciones Internacionales de la Comisión Europea. Y para muestra, un botón: “Tenemos satélites que nos proporcionan un sinfín de datos sobre cuándo cosechar y sembrar. Esto es algo que podemos ofrecer de manera gratuita para que unamos esta información con el conocimiento local de las comunidades africanas. De eso es lo que estamos hablando, de las sinergias. No hay ningún cambio que podamos hacer por nuestra cuenta”.

La unión hace la fuerza

A problemas globales, soluciones globales. No por más repetido, pierde sentido la máxima. Es algo que defendió durante su ponencia Tanja Gönner, presidenta del consejo de la agencia alemana de cooperación internacional, GIZ: “Creemos que todos nosotros, africanos y europeos, políticos, sociedad civil, ONG, expertos, jóvenes, activistas, el sector privado… Necesitamos hablarnos y escucharnos. Pero por encima de todo, tenemos que tirar de esto juntos”. Gönner insistió en la necesidad del multilateralismo como clave para obtener resultados: “Nuestra experiencia nos recuerda que la prioridad debería de recaer en áreas donde la sabiduría y los mecanismos financieros europeos estén en sintonía con el contexto africano y sus estrategias y necesidades”.

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