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La transición ecológica empieza en las ciudades

En la primera jornada de los Días Europeos de Desarrollo, organizados por la Comisión Europea, líderes de Sierra Leona a Portugal coinciden en que el compromiso de las comunidades y la buena gobernanza son claves para que el acuerdo verde sea realidad

Un niño y otros jóvenes activistas  ugandeses contra el cambio climático se manifiestan en el barrio de Luzira de Kampala.
Un niño y otros jóvenes activistas ugandeses contra el cambio climático se manifiestan en el barrio de Luzira de Kampala.ABUBAKER LUBOWA (Reuters)
Noor Mahtani

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A finales de 2050, siete de cada diez personas del mundo vivirán en ciudades. El acelerado crecimiento demográfico y la escasez de recursos y oportunidades laborales en las zonas rurales del planeta están detrás de esta balanza que cada vez se desequilibra más. Las urbes son las responsables de más del 70% de las emisiones del carbono en el planeta, pero también son la llave que abre la puerta a una transición ecológica tangible y real. Las Naciones Unidas estimaban que, para 2030, más de 2.000 millones de personas vivirían en chabolas e infraviviendas. La predicción se cumplió una década antes. Aunque crecimiento y el éxodo urbano son imparables, ¿se puede moldear el desarrollo para que los objetivos verdes formen parte de lo que viene?

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Para Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), la respuesta es rotunda: sí. “Las ciudades no son el problema. El fallo está en cómo están diseñadas, manejadas y gobernadas. Pero se puede revertir. A fin de cuentas, eso definirá la calidad de nuestras vidas”, aseguraba la experta en la conferencia De la rápida urbanización al giro verde, enmarcada en el primer día de los Días Europeos de Desarrollo, el ‘Davos del Desarrollo’, organizado por la Comisión Europea. Esta es una de las 90 actividades que se estarán celebrando virtualmente entre este martes y miércoles, bajo el título El acuerdo verde para un futuro sostenible. Todo accesible desde internet previo registro desde esta dirección web.

“Cuando las ciudades tienen administraciones eficaces, transparentes y de confianza; cuando se invierte en las mejores infraestructuras, estas se convierten en el centro del desarrollo y promueven la emancipación social y la justicia”, añadía Mohd Sharif este martes en el acto celebrado virtualmente. “La transición urbana puede ser la oportunidad para que las personas y el planeta estén en el centro”. Sin embargo, la hoja de ruta ha de involucrar a todos los actores de la sociedad: administraciones locales y nacionales, sector privado y la comunidad. “El 70% de todas las infraestructuras de 2020 están aún por construir. Los que toman decisiones tienen el poder aprovechar la situación. De verdad que es así de simple”, concluía.

El 70% de todas las infraestructuras de 2020 están aún por construir. Los que toman decisiones tienen el poder aprovechar la situación. De verdad que es así de simple
Maimunah Mohd Sharif, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat)

En el acto, en el que intervinieron autoridades de Laos, Sierra Leona, Ghana y Portugal, se puso el acento en cuatro puntos principales: repensar las formas y las funciones de las ciudades; localizar las desigualdades fomentadas por las propias urbes, repensar una nueva economía y reescribir la legislación urbana. Para ello, los expertos narraron su experiencia para poner fin a un crecimiento que, hasta ahora, solo está siendo “rápido y desigual”.

De Freetown a Treetown

La capital de Sierra Leona, Freetown, es el retrato del problema demográfico que está enfrentando el resto del globo. En los últimos años, su población pasó de 4,5 millones en 2000 a casi 8 millones, según el último censo. Con ello, sus consecuencias. Una de ellas, según exponía Yvonne Aki-Sawyerr, la alcaldesa de Freetown, es la rápida pérdida de espacios verdes. Así que se propuso un reto: devolver el 50% de la vegetación a la ciudad. Por lo que activó una batería de 19 medidas que fueran sostenibles en el tiempo. La más sonada consistía en involucrar a los ciudadanos en la plantación y el crecimiento de un millón de árboles. “Así hemos generado más de 500 puestos de trabajo verde y, además, logramos enganchar a las comunidades”, explicaba. Y es que son los vecinos quienes eligen con qué árboles, frutales o no, quieren llenar sus calles. Los favoritos hasta ahora son los mangos y las moringas.

Si no planeas bien el crecimiento de tu ciudad, lo único que obtendrás al final es un puñado de chabolas
Yvonne Aki-Sawyerr, la alcaldesa de Freetown, Sierra Leona

En el país africano, más del 80% de las cocinas funcionan a base de la combustión de madera. “Nuestros árboles están en continua amenaza. Así que no quedaba otra que implicar a los barrios”, cuenta. “Si no planeas bien el crecimiento de tu ciudad, lo único que obtendrás al final es un puñado de chabolas”. Actualmente, cerca del 35% de la población local vive en slams. “Lo que queremos es sacar las chabolas de la gente, no sacar a la gente de las chabolas. Y, para eso, tenemos que mejorar su calidad de vida y dignificarla”.

La voluntad política también está en el centro

Aunque pueda parecer que la realidad de Sierra Leona no tiene nada que ver con la de Portugal, los retos del exagerado crecimiento demográfico y la falta de un compromiso político sólido para afrontarlos acecha ambos países. Una premisa que Ricardo Rio, alcalde de Braga (Portugal) quiere combatir. “Cuando observamos con detenimiento los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), percibimos que el 65% de ellos solo se puede alcanzar con la participación de las autoridades locales. Por eso es fundamental poner en común las prácticas que funcionan. Y usar la inteligencia colectiva”, explicaba.

Aunque este es su segundo semestre de mandato, Rio tiene claro cuál quiere que sea su legado: “Establecer un nuevo sistema de Gobierno en el que los actores sociales estén alineados y que cada uno traiga lo mejor de sí mismo”. Pero no es fácil. “Sabemos que todo se pone más difícil según vamos escalando a la escala nacional y a la europea. Pero esta, la colaboración de diferentes actores, es una forma de hacerlo palpable”.

Los jóvenes, líderes del cambio

Paa Kwesi Essonh Abak Bonney es uno de los miles de jóvenes que no tienen miedo a señalar lo que se está haciendo mal. Este ghanés, y también líder de los EDD por la sostenibilidad en las ciudades, entendió cómo las urbes son la primera ficha del dominó. “Si fallan, falla todo lo demás”, resumió. En 2018, visitó varias chabolas de Accra, la capital de su país, y entendió que salud y el cambio climático eran dos caras de la misma moneda. “Fuimos a zonas afectadas por el cólera y nos dimos cuenta de que no existía nada parecido a la higiene o a la separación de residuos”, explica.

Él y cerca de 700 jóvenes más quisieron remediarlo y actualmente lideran un programa de sensibilización y educación medioambiental en comunidades más empobrecidas para fomentar el reciclaje y la higiene. “Es algo clave de lo que no les habían hablado antes”, narra emocionado. Ahora el siguiente paso es coordinarse con las autoridades locales para que gestionen toda esa basura. “Es una cadena”, resume. “Y todos tenemos que implicarnos”.

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