“Los colombianos han sido increíbles en la forma en que han recibido a los refugiados venezolanos”
La directora del primer fondo mundial para la educación en emergencias, Education Cannot Wait, destaca la solidaridad del pueblo de Colombia con los migrantes y anuncia la petición de fondos a donantes estadounidenses para niños y jóvenes desplazados en América del Sur
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“Cuando eres un refugiado, realmente lo has perdido todo. Por eso nos centramos en los niños”, advierte Yasmine Sherif, directora de Education Cannot Wait (Educación No Puede Esperar), un fondo mundial organizado por Unicef que ayuda a continuar su formación a pesar de todo a niños, niñas y adolescentes migrantes, refugiados y desplazados por conflictos o desastres naturales.
Cuenta Sherif que viajó hace poco a Colombia y Venezuela y vio a menores de edad con sus familias cruzando la frontera, apenas cargando una pequeña bolsa con ropa sin saber a dónde ir. Unos días más tarde visitó las escuelas de la zona, donde trabaja su organización junto a otras colombianas, Save the Children, el Consejo Noruego de Refugiados o el Gobierno, y se encontró a los mismos niños integrados ya en el curso escolar.
“Los ves en las clases, están llenas de color, tienen buenos libros de texto, tienen grandes maestros y finalmente pueden empezar a soñar de nuevo. Colombia los está tratando con humanidad, con compasión, con empatía y tomando medidas”, cuenta esta abogada de padre egipcio y madre sueca que dirige esta organización regulada por Unicef, pero con recursos y gerencia propia.
Education Cannot Wait ha invertido unos 33 millones de dólares (27,4 millones de euros) en Colombia, Ecuador y Perú, donde, desde 2019, brinda apoyo especialmente a las y los niños venezolanos que hasta allí han migrado. Desde 2015, cerca de seis millones de personas han huido de Venezuela: especialmente a Colombia (2,4 millones), Ecuador (1,5) y Perú (840.000), entre otros países. La organización lo considera “el mayor desplazamiento forzoso de la historia de América del Sur, superado únicamente a escala mundial por el éxodo sirio”.
“Así que además de apoyar en la emergencia, nos mudamos y proporcionamos apoyo a las comunidades de acogida, a sus escuelas y a sus maestros que son capaces de proporcionarles una educación continua a pesar de que son desplazados”, explica Sherif por videoconferencia desde la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Si los abrazas con humanidad, tú también serás abrazado por la humanidad el día que necesites ayuda
El fondo ha anunciado en abril de este año una subvención regional de 1,5 millones de dólares (más de 1,2 millones de euros) para fomentar la movilización de recursos y el apoyo en Colombia, Ecuador y Perú “en respuesta a la mayor crisis humanitaria del hemisferio occidental”. Ahora busca recaudar 116 millones de dólares (algo más de 96 millones de euros) de donantes estadounidenses para reinvertir en la educación de los niños refugiados y de las comunidades de acogida afectados por la crisis regional de Venezuela.
La crisis de la covid-19 ha empeorado mucho las cosas. En Colombia, Ecuador y Perú, 28 millones de estudiantes se han visto afectados por el cierre de las escuelas. Sin acceso a internet, a computadoras y a teléfonos inteligentes, estos niños se ven privados de las oportunidades que ofrece el aprendizaje a distancia, destaca la organización.
“Hemos apoyado a 10 millones de niños y jóvenes para que su educación y aprendizaje no se detenga. Nos movemos rápido porque si los llevas a una escuela reciben educación, reciben alimentación escolar, reciben servicios psicosociales; los estás preparando de por vida”, destaca la abogada.
El ejemplo colombiano: menos xenofobia y más humanidad
En tiempos en que partidos políticos de extrema derecha promueven impunes la normalización del racismo y el rechazo a los extranjeros –xenofobia–, en Estados Unidos, en Europa y en todo el mundo, Sherif destaca el ejemplo de la sociedad colombiana: “Yo diría que los colombianos han sido absolutamente increíbles en la forma en que han recibido a los refugiados venezolanos y han concedido cierto estatus de refugiados. Es un gran punto de referencia”.
Afirma Sherif que todo ser humano puede elegir ser esa persona vil, que es xenófoba, pero también puede elegir ser muy humano. “Es una elección que tomamos. Y nuestro mundo sufre tanto hoy por la xenofobia y la intolerancia que, a todos ustedes, les diría que, para el poco tiempo que tienen en la Tierra, tomen la decisión correcta”, añade.
Esta experta en derechos humanos aconseja mirar a los migrantes de otra manera: “Mira las bondades en ellos, la grandeza que pueden traerte a ti, a tu país, a tu familia, a tu vida. Si los abrazas con humanidad, tú también serás abrazado por la humanidad el día que necesites ayuda”.
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