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Columna
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Operación Vázquez

El cortejo del PP al eurodiputado y secretario general de CS ha empezado y los medios conservadores tienen que jugar su parte

El secretario general y eurodiputado de Ciudadanos, Adrián Vázquez, en una reunión de la dirección del partido en Madrid en enero de 2023.
El secretario general y eurodiputado de Ciudadanos, Adrián Vázquez, en una reunión de la dirección del partido en Madrid en enero de 2023.MARISCAL (EFE)

Les voy a contar un cuento. Había una vez un partido político con 13 eurodiputados que hacían mucho ruido y comían pocas nueces. Su uso torticero del funcionamiento de las instituciones europeas se había hipertrofiado hasta el punto de que los corresponsales europeos se cansaron de comprar un pescado que llevaba en el mostrador demasiado tiempo. Aun así, todavía encontraban algún incauto que, en digitales madrileños como The Objective, les compraba cartas de su jefa de filas, Dolors Montserrat, como si fueran investigaciones de la Unión Europea y que vendían como exclusivas. Ese tipo de exclusiva que algunos eurodiputados cocinan como churros y que llena papeleras en la capital comunitaria.

Esa actitud de nuestro grupo de eurodiputados generaba titulares en España, pero les hacía perder influencia y respeto en Bruselas. Además, contribuyó a que no pudieran contrarrestar la impresión (real solo en parte) de que la presidenta de la Comisión Europea, doña Ursula, aplaudía los andares de don Pedro. Habían jugado mal sus cartas.

La legislatura europea contaba sus meses finales cuando los populares se dieron cuenta de que necesitaban otros perfiles y soltaron la caña. A poca profundidad, vieron una presa que esperaban de fácil captura, el secretario general de Ciudadanos, Adrián Vázquez. Era uno de los últimos que sostenía la bandera de un partido que se diluía, pero que en el Parlamento Europeo todavía tenía siete eurodiputados. Vázquez, porque llevaba lustros en Bruselas, porque sabía moverse como pez en el agua en las instituciones comunitarias y porque tenía una agenda de contactos envidiable, peleaba en el Parlamento Europeo muy por encima del peso político que tenía en España y del tamaño de su partido.

Además, era presidente del Comité de Asuntos Jurídicos, que, entre otras responsabilidades, estudiaba los levantamientos de inmunidad parlamentaria (Carles Puigdemont, Eva Kaili) y analizaba leyes nacionales como la amnistía española a los independentistas. El eurodiputado, muy bien relacionado con los treintañeros que estaban ocupando ministerios en Francia, había sido muy duro con el Gobierno, pero se había cuidado de no actuar como los populares.

El cortejo había empezado y los medios conservadores tenían que jugar su parte. Debían venderlo bien; no podían hacer creer a sus lectores que don Alberto mendigaba a Vázquez (que muchos ni conocerían) para que fuera en su lista europea, para que Ciudadanos definitivamente desapareciera de las papeletas. Juan Fernández-Miranda firmaba la semana pasada en Abc que Adrián Vázquez era “la tentación liberal de Feijóo”, que “en la calle Génova son conscientes del valor que representa Vázquez, aunque las opiniones que llegan desde su delegación europea no son todas favorables”. Es normal que en la delegación popular europea no las tengan todas con Vázquez. Tiene fama de independiente, de tener criterio propio, de no gritar, de hacerles llegar siempre tarde. De alguna manera, representa la oposición que ellos debieron hacer estos casi cinco años. Duro cuando quiere, casi siempre serio ante las cámaras, en las antípodas de Dolors Montserrat.

Vázquez, más futbolista que futbolero y más político que politiquero, no ha decidido (o sí, pero no lo comunica) si Ciudadanos irá a las europeas. Si no va, sería un fichaje de relumbrón para el PP. ¿Cómo lo vende Abc? Exactamente al revés. Según la pieza, es Vázquez el que se acerca y el que incluso recibió un momento de atención de la secretaria general del PP, Cuca Gamarra. El honor más elevado que vieron los siglos.

El Voyeur (es un seudónimo) en The Objective cambia la historia y pone a Vázquez a cortejar al Partido Popular: “El máximo responsable de la formación naranja continúa su acercamiento al PP”. Y ya es raro el titular, porque más adelante, en la misma pieza, asegura que el PP lo pondría bien arriba en la lista, “permitiendo que Vázquez tuviese garantizado repetir el escaño en Estrasburgo”. Raras concesiones para alguien que supuestamente los busca a ellos y que supuestamente no les sirve para nada. Tan raras que El Voyeur llega a afirmar que al desesperado Vázquez que mendiga un sitio en la lista popular hasta le darían libertad para “unirse al grupo Renew de los liberales”, para abandonar el PP una vez fuera elegido. Como si necesitara permiso.

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