El PP no sabe cómo combatir la complicidad entre Von der Leyen y el presidente Sánchez
Los populares maniobran para tratar de reducir el impacto de las buenas relaciones de la presidenta de la Comisión con el Gobierno español, manifestada en el impuesto a las energéticas, y que dificulta la labor de oposición al Ejecutivo en asuntos europeos
Hay una cierta sensación de impotencia en el PP de Alberto Núñez Feijóo para lidiar con la “especial relación de complicidad” que asumen que tiene el presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, con la presidenta de la Comisión Europea, la conservadora alemana Ursula von der Leyen. Una conexión que evidencian que todavía no existe con el líder popular español, Alberto Núñez Feijóo, del que se constatan sus carencias en la agenda internacional. Los argumentos para justificar el impacto del buen vínculo entre Sánchez y Von der Leyen van desde “la sintonía personal”, “el complejo juego de equilibrios con los Estados de la responsable europea”, el cuestionamiento de “su nivel político” o el reflejo de sus ambiciones para repetir en el cargo, según una decena de dirigentes del PP y otros partidos nacionales y europeos consultados por EL PAÍS. El equipo de Feijóo centra sus maniobras para contrarrestar esas carencias en la amistad y cercanía entre Esteban González Pons y el portavoz de los populares en el Parlamento Europeo, Manfred Weber.
Ningún dirigente del PP español o europeo rebate la tesis de que para el presidente español es un privilegio y una gran ventaja contar casi en cualquier actuación, cumbre o negociación que lidera en Bruselas con el apoyo entusiasta, privado y público, de Ursula von der Leyen. Ha vuelto a suceder ahora ante esta crisis por la guerra en Ucrania con la iniciativa española de aplicar un gravamen temporal a los beneficios extraordinarios de las grandes empresas energéticas y la banca, cuestionada y rechazada en el Congreso por el PP de Feijóo, con la respuesta en Bruselas de poner en marcha un impuesto a nivel europeo.
Los populares sostienen que las dos ideas no son iguales, porque una aplica el gravamen sobre ingresos y otra sobre beneficios y no se aplicaría a la banca, pero el Ejecutivo de Sánchez y la muy proeuropea vicepresidenta económica Nadia Calviño ya han precisado que lo importante es que ese debate se impulsó desde España. Tanto en el Gobierno como en el PP miran la letra pequeña para adaptar sus posiciones y matices al marco general que se regulará en Europa. Pero el PP, otra vez con clara sensación de derrota frente al seguidismo de Bruselas y Von der Leyen ante el debate abierto por España, defiende que con “más pedagogía” logrará que al final calen sus precisiones.
Hasta ahora no ha sido así. Tampoco sucedió cuando Feijóo y muchos dirigentes populares cuestionaron la excepción ibérica en el tope al precio del gas, con la regulación europea del mercado energético o con la llegada de los millonarios fondos Next Generation. Salía Von der Leyen y felicitaba entre enormes sonrisas a Sánchez por su diligencia.
En el área internacional de la formación española reseñan que esa posición siempre tan favorable hacia España de la máxima responsable europea se explica ante “el difícil y complejo juego de equilibrios” que la presidenta de la Comisión tiene que mantener ante los presidentes de los Estados miembros, sean de la ideología o partido que sean. Esta postura la suscriben, de entrada, todos los dirigentes consultados. Luego llegan otras consideraciones.
Uno de los más veteranos miembros del PP europeo recuerda que la posición de origen de Von der Leyen ya fue de una cierta debilidad, porque salió elegida de manera exprés por un margen de nueve votos, con un Parlamento más fragmentado que nunca y propuesta por un Gobierno de coalición en Alemania entre la conservadora CDU y los socialdemócratas de Olaf Scholz. Otro eurodiputado popular remacha: “Es obvio que Von der Leyen no es una presidenta fuerte y de gran nivel o prestancia, como se ha visto con su flojo discurso ahora frente a las infracciones de Hungría, y es incapaz de ponerle freno a ningún Gobierno y tampoco a las mentiras del de Sánchez”.
En el entorno de Feijóo también se apunta a un presunto “malestar” de Von der Leyen y, sobre todo, del portavoz popular en el Parlamento Europeo, Manfred Weber, “por el montaje de Sánchez” al intentar hacer creer que la Comisión copiaba la propuesta española en los impuestos energéticos cuando el modelo a seguir, según esa opinión, había sido el griego. Y esperaban hasta algún tipo de desmentido en esa línea.
Fuentes parlamentarias en Bruselas, sin embargo, resaltaban las constantes muestras de “buen feeling” entre Sánchez y Von der Leyen y de esta con Calviño y Teresa Ribera, la vicepresidenta tercera. Constataban “el perfil europeísta” de Sánchez ante esas carencias en Feijóo, que ahora se quieren reparar con urgencia. Apuntaban el bagaje de “conservadora clásica alemana” de Von der Leyen para rechazar “cualquier coqueteo” con la ultraderecha tanto en Italia como en algunas comunidades autónomas españolas gobernadas por el PP. Y concluían con algunas nociones de geopolítica europea nada desdeñables: “Weber era el candidato alemán en su día para ese puesto y Angela Merkel apostó, sin embargo, por Von der Leyen, y ahora ella quiere salir reelegida y para eso necesita el apoyo de los principales partidos y de los líderes más importantes de los países más fuertes, como España”.
Weber cerró el miércoles filas con la presidenta de la Comisión en torno a su propuesta de gravar los beneficios extraordinarios de las compañías energéticas. “El PPE apoya la propuesta presentada sobre el apoyo a Ucrania, pero también para dar una respuesta a los precios de la energía al alza”, dijo el líder conservador europeo. “Hay que hacer más. Los mercados están especulando contra la solidaridad europea cuando el invierno será realmente caliente”. Weber instó a no descartar ninguna fuente de energía, en referencia al MidCat —gasoducto que podría llevar gas desde la península Ibérica al norte de Europa— y criticó la oposición del presidente francés, Emmanuel Macron, al proyecto. “Seríamos más independientes si España estuviera mejor conectada al mercado europeo del gas. Es cierto que el invierno será duro, así que debemos utilizar todos nuestros recursos energéticos”, informa María R. Sahuquillo.
El malestar que se extiende en el PP tras lo sucedido esta semana en Bruselas se justifica así en “un exceso de complicidad de Von der Leyen con Sánchez”, remarcan fuentes próximas a la dirección nacional. “Hay que asumir que Bruselas no va a discutir a un presidente español”, insisten esas fuentes. Algunos dirigentes populares analizan que esa complicidad es hasta un punto normal, porque España es la cuarta economía de la zona euro y los presidentes españoles siempre tienen influencia en Bruselas, pero al mismo tiempo reconocen otros factores singulares en el caso de Sánchez. Como su buen manejo del inglés.
Debate interno
La formación española admite así la influencia de Sánchez en Bruselas o, cuanto menos, “que en apariencia tiene influencia y la gente lo cree así, por tanto, da lo mismo que el PP pretenda decir lo contrario”, concede un dirigente popular. El debate interno bascula ahora sobre si, ante ese ascendiente de Sánchez en las instituciones comunitarias, el PP debe abandonar la batalla política en los temas europeos y centrarse más en los asuntos nacionales, con los riesgos políticos que ello pudiera suponer. Voces del partido consideran en esa línea que deberían dejar de cuestionar la excepción ibérica que el presidente socialista logró para limitar el precio del gas en España y Portugal, y que Feijóo criticó por un supuesto efecto pernicioso colateral sobre la energía que recibe Francia.
En el análisis que hacen en el PP sobre el revés de esta semana salen a la luz otros dos elementos. Por un lado, fallaron las antenas del partido en Bruselas, porque apenas 12 horas después de que el PP votara no a la toma en consideración del impuesto a las eléctricas en España, Von der Leyen compareció en Estrasburgo con un contundente discurso a favor del tributo. La mayoría de los dirigentes del área económica popular reconocen que desconocían que la presidenta de la Comisión fuera a anunciar ese impuesto ese mismo miércoles, ni los términos en los que compareció.
En el PP se apunta también a un problema que viene de lejos con el liderazgo de la delegación popular en Bruselas. Pablo Casado apostó en su etapa por Antonio López Istúriz en lugar de González Pons para la dirección de la delegación comunitaria “por una cuestión de mayor confianza”, señala un dirigente que ha estado en ambas direcciones. Ahora, Feijóo ha apartado a Istúriz y situado a Pons, con Dolors Montserrat como portavoz, pero el nuevo equipo lleva apenas unos meses (desde abril) y aún no ha tenido tiempo de consolidarse.
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