Ucrania y Taiwán, percepciones y tanteos
En política internacional tan determinante puede ser la incertidumbre deliberada con fines disuasorios como los errores de cálculo derivados de una percepción equivocada de las capacidades, propias o ajenas
En el puzle de la política internacional tan determinante puede ser la incertidumbre deliberada con fines disuasorios como los errores de cálculo derivados de una percepción equivocada de las capacidades, propias o ajenas.
En el primer caso se encuentra la ambigüedad estratégica de la Administración Biden hacia Taiwán, consistente en afirmar que en caso de invasión Estados Unidos defenderá a la isla, y al mismo tiempo, mantener su compromiso con el principio de “una sola China”. Hasta ahora ha funcionado como mecanismo contención frente a Pekín. En el segundo tenemos a Vladímir Putin en la invasión de Ucrania, quien ha tomado decisiones “aparentemente racionales sobre la base de múltiples errores de apreciación fundamentales”, ha escrito el especialista en Rusia Mark Galeotti, en Tenemos que hablar de Putin (Capitán Swing). La percepción del otro funciona a menudo como un test de Rorschach, en el cual la imagen que se ve en la mancha de tinta dice más acerca de los condicionantes del que mira, que sobre la forma que aparece en el papel. La Unión Europea, por su parte, ha visto en Putin un jugador de ajedrez donde sobre todo hay un yudoca. Un yudoca, cabe añadir, a la espera paciente de que llegue el invierno, que tantas victorias le ha dado a Rusia a lo largo de la historia. Aunque tal vez no sea necesario aguardar tanto, a la vista del avance escalonado impulsado por la artillería rusa. Putin se siente ya tan seguro que limita la entrega de gas a sus clientes europeos. El sancionado se permite castigar así a los sancionadores.
El siguiente episodio que pondrá a prueba percepciones y tanteos será Taiwán. Especialmente si en septiembre lo visita Nancy Pelosi (y tal vez Mike Pompeo). Para Taiwán la eventual llegada de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos supondría un importante apoyo en un momento crucial, ya que la isla ha perdido a uno de sus más firmes valedores internacionales: el ex primer ministro de Japón. Shinzo Abe fue el primer mandatario en asociar el destino de la isla con la defensa de la democracia en la región, “una contingencia en Taiwán es una contingencia en Japón”, declaró. Ha sido más explícito en señalar a Pekín como una amenaza para la seguridad de Asia y en buscar aliados para la formación de un frente internacional orientado a la protección de la isla. Fue tajante al pedir a Estados Unidos el fin de la “ambigüedad estratégica” hacia Taiwán y el paso hacia una la “claridad estratégica”. Declaraciones de gran calado en un año en el que Japón revisa a fondo su estrategia de seguridad nacional.
El asesinato de Abe no sólo ha debilitado a Japón al desaparecer una voz dotada de auctoritas, también ha abierto mayores posibilidades de acción a Pekín al despejar el escenario de un actor tan comprometido con la defensa de Taiwán. @evabor3
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.