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Estados Unidos enfurece a China por una posible visita de Nancy Pelosi a Taiwán

Pekín amenaza con “medidas contundentes” si la presidenta de la Cámara de Representantes visita la isla autogobernada

Nancy Pelosi Taiwan
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, en una rueda de prensa el jueves en Washington.Mariam Zuhaib (AP)

Washington ha vuelto a enfurecer a Pekín con sus acercamientos a Taiwán, la isla autogobernada que China no renuncia a unificar por la fuerza, al considerarla parte de su territorio. El Gobierno chino advirtió este martes de que tomará “medidas resueltas y contundentes” si la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visita Taiwán en agosto, como ha adelantado que planea el diario Financial Times (FT). El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, expresó durante la rueda de prensa diaria que cualquier viaje de la legisladora de 82 años a la isla “socavaría gravemente la soberanía y la integridad territorial” del gigante asiático. La cuestión taiwanesa es el asunto más importante, y más delicado, entre las dos mayores potencias económicas mundiales y una constante fuente de fricciones en sus relaciones diplomáticas.

De producirse, la visita de Pelosi a Taiwán sería la primera en 25 años de un presidente de la Cámara de Representantes estadounidense a la isla. “Si Pelosi, demócrata como Joe Biden, visita Taiwán, nadie se creerá que es porque el presidente ‘no es capaz de controlarla’. Su viaje formará parte de una triquiñuela más de Washington para manipular esta cuestión”, ha escrito en Weibo (el Twitter chino) Hu Xijin, exeditor jefe del diario nacionalista chino Global Times. En menos de una hora desde su publicación, el mensaje cuenta con más de 4.300 me gusta en esta red social. El periodista también ha sugerido a los pilotos del ejército chino que sobrevuelen el espacio aéreo taiwanés junto al avión de Pelosi, una publicación que cuenta con casi 10.000 interacciones.

Pelosi ya canceló un viaje a Taiwán en el mes de abril porque había contraído la covid-19. Entonces, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, lo calificó de “una provocación maliciosa”. De tener lugar en agosto, la visita llegaría en un momento en el que las relaciones entre las dos potencias atraviesan su peor momento desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 1979, cuando Washington reconoció al Gobierno en Pekín como representante de China.

La Embajada china en Washington, por su parte, ha expresado que se “opone tajantemente a cualquier tipo de contacto oficial entre Estados Unidos y Taiwán”. El portavoz Liu Pengyu añadió que una visita “tendría un impacto negativo en la base política de las relaciones China-Estados Unidos y enviaría una señal muy equivocada a las fuerzas separatistas taiwanesas”.

Los lazos bilaterales entre Pekín y el resto de países se rigen bajo el concepto de “una sola China”, expresión que implica que solo existe una China, y que esta incluye Taiwán, donde se refugiaron en 1949 las tropas nacionalistas derrotadas por el ejército comunista en la guerra civil. Desde que Tsai Ing Weng, partidaria de un alejamiento de Pekín, fue elegida presidenta de Taiwán en 2016, la retórica de las autoridades chinas es cada vez más asertiva sobre una futura unificación, que consideran “inevitable”.

Además, desde el año pasado, China ha aumentado la frecuencia y dimensiones de sus maniobras militares cerca de aguas taiwanesas, y sus cazas y bombarderos han entrado con frecuencia en el espacio aéreo de defensa de Taiwán. Ante esta situación, en mayo, el presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó que su país defendería a Taiwán militarmente en caso de invasión por parte de China. Un mes más tarde, el ministro de Defensa chino, Wei Fenghe, afirmó que el Ejército “aplastaría cualquier intento de independencia de Taiwán” y advirtió a Estados Unidos de que dejase de intentar contener a China: “Si alguien fuerza una guerra contra China, el Ejército Popular de Liberación ni tendrá miedo, ni dudará”.

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El lunes, China pidió a Estados Unidos que cancele inmediatamente la posible venta de un paquete militar a Taiwán, por un valor estimado de 108 millones de dólares (más de 105 millones de euros).

La fecha elegida por Pelosi y su delegación es especialmente sensible para China por dos motivos: el primero, porque el 1 de agosto se conmemora el aniversario de la fundación del Ejército Popular de Liberación y, el segundo, porque se trataría de un asunto extremadamente delicado antes de la celebración del 20º Congreso del Partido Comunista de China, previsto para el otoño, y cuando se espera que Xi Jinping sea reelegido para una tercera legislatura. Ningún dirigente chino ha estado tanto tiempo en el poder desde que gobernó Mao Zedong.

“China está convencida de que el Congreso [estadounidense] y el Ejecutivo están confabulados para contener su ascenso”, cita el Financial Times a Bonnie Glaser, politóloga del Marshall Fund, quien considera que Pekín se ha vuelto “hipersensible” antes de la celebración del congreso del partido. “Al ser Pelosi demócrata como Biden, su viaje se interpreta como una estrategia para utilizar Taiwán como una carta contra China y proporcionarle apoyo oficial para su independencia”.

No obstante, Financial Times se hace eco de que existen divisiones dentro en el seno del Gobierno estadounidense sobre la visita. De acuerdo con dos fuentes conocedoras del asunto, algunos funcionarios consideran que era más sencillo justificar el viaje en abril, poco después de que Rusia invadiese Ucrania. Por su parte, el digital hongkonés South China Morning Post recoge que varios analistas internacionales consultados creen que Pekín podría imponer sanciones contra Pelosi, aumentar los ejercicios militares en Taiwán y suspender la cooperación sobre el cambio climático con Estados Unidos.

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