El nuevo símbolo de la protección del Ártico: el bacalao polar
Grupos ambientalistas y científicos de Noruega advierten del impacto para la biodiversidad que puede tener la redefinición de la frontera de hielo y el aumento de las explotaciones de petróleo
El animal más simbólico de la lucha por el Ártico en estos momentos en Noruega no es el oso polar, sino un pequeño pez de apenas 100 gramos de peso: el bacalao polar. Para los grupos ambientalistas, esta especie amenazada por el cambio climático y muy vulnerable a los derrames de petróleo muestra como ninguna otra el riesgo para la biodiversidad que tiene la actual redefinición de los límites del borde de hielo ártico o iskaten.
Ese iskaten es la franja de transición entre el mar sin hielo y el mar cubierto por una capa helada (sólida y líquida). Esta frontera va cambiando continuamente. Por ello, hasta ahora, se definía como la zona con un 30% de probabilidades de tener hielo en abril, según los registros del periodo entre 1967 y 1989. Sin embargo, el retroceso de la banquisa helada por el calentamiento del planeta ha hecho replantear estos límites, lo que ha originado el conflicto entre los intereses de la industria y el Gobierno noruego y las protestas de los ecologistas y científicos. La disputa se debe al hecho de que, si se continúa usando la definición tradicional con los actuales registros, la frontera del borde del hielo ártico se movería hacia el norte, desprotegiendo un área vital para la biodiversidad del Ártico.
La nueva línea acordada por el Gobierno con los partidos de la oposición el 8 de junio, se fija en aquella zona con una probabilidad del 15% de tener hielo en abril, lo que modifica las áreas abiertas para la explotación petrolífera. Los científicos proponen, en cambio, dibujar la línea donde el hielo apareció con una frecuencia del 0,5% en abril, estableciendo el límite donde casi nunca ha habido hielo durante los últimos 30 años, lo que desplazaría al sur la frontera.
“Todas las agencias ambientales recomiendan establecer el límite más al sur de lo que ha hecho el Gobierno", afirmaba Silje Ask Lundberg, responsable de la Asociación de Conservación de la Naturaleza, en una entrevista con la agencia NTB. En el mismo sentido se ha expresado la filial noruega de Greenpeace, para quien el Ejecutivo noruego ha establecido una "frontera arbitraria y no científica" para poner los intereses de la industria petrolera por delante de la ciencia. “El Gobierno actúa como Donald Trump, ignora el consejo científico. Está dejando caer el Ártico y el clima. Ahora el Parlamento debe asumir la responsabilidad, cuando el petróleo se está convirtiendo rápidamente en parte del pasado”, declaró Frode Pleym, responsable de Greenpeace en Noruega, al diario The Independent.
El borde de hielo ártico se vuelve en primavera la despensa de las especies del mar de Barents, gracias a la estabilización de la capa superior de agua resultante de la fusión del hielo por la radiación solar. La proliferación de algas estimula el crecimiento del zooplancton, que a su vez atrae peces, aves y mamíferos marinos. En este rico ecosistema, el bacalao polar es una pieza clave que sostiene la cadena inmediata que forman sus depredadores, desde otros bacalaos, las gaviotas marfil, las focas anilladas y los narvales. Ahora bien, basta una pequeña cantidad de petróleo para dejar fuera de juego a esta especie.
“El bacalao polar es una especie clave del mar de Barents. Su disminución puede tener consecuencias para todo el ecosistema”, afirma Geir Huse, director del Instituto Noruego de Investigación Marina, el Havforskningsinstitutt (HI), en un estudio reciente sobre la vulnerabilidad ante el calentamiento global de 37 especies marinas del mar del Norte, el mar de Noruega y el mar de Barents.
La oposición de Greta Thunberg
Los planes del Gobierno noruego de redefinir la frontera del hielo han levantado oposición fuera del país nórdico. En mayo, la joven sueca Greta Thunberg y otros 13 jóvenes activistas climáticos enviaron una carta a la primera ministra Solberg, recordando una investigación de Oil Change International que muestra que los sitios de producción de petróleo, gas y carbón preexistentes contienen suficientes combustibles fósiles para llevar al mundo muy por encima del objetivo de 1,5ºC de calentamiento global.
Según el ministro noruego de Clima y Medio Ambiente, Sveinung Rotevatn, a quien también iba dirigida la carta, la propuesta del Gobierno protege un área marítima mayor que la de planes anteriores y establece el límite más claro para las actividades petroleras en el norte de lo que haya hecho ningún otro Ejecutivo antes. “Ningún otro país del Ártico ha establecido un límite para las actividades petroleras. No es difícil entender que al movimiento ambientalista le hubiera gustado haber movido esa frontera aún más al sur, pero espero que puedan reconocer este nuevo plan como un paso importante en la dirección correcta para el medio ambiente”, recalcó Rotevatn a la radiotelevisión pública noruega NRK.
La Asociación Noruega de Petróleo y Gas, grupo de presión de la industria, acoge con beneplácito la propuesta del Gobierno noruego. “El cambio proporcionará una base para continuar un negocio sólido en las áreas abiertas", señala Toril Inga Røe Utvik, en nombre de la empresa estatal de petróleo Equinor.
Especie vulnerable al petróleo
En el marco de la vigesimoquinta ronda de la mesa de subastas del sector petrolífero, cuyo plazo de consultas se abrió el 26 de agosto, el Ministerio de Petróleo y Energía de Noruega pretende promover nueve áreas petrolíferas repartidas en el mar de Barents y el mar de Noruega, que comprenden 136 bloques de exploración de petróleo, un anuncio que llegó seis días después de aprobarse en el Parlamento la nueva definición del borde de hielo. “Necesitamos nuevos descubrimientos para mantener el empleo y la creación de valor en el futuro. Tengo esperanzas en que las oportunidades serán atractivas para las empresas y contribuirán a aumentar la actividad en el norte”, celebró el pasado 24 de junio la ministra de Petróleo, Tina Bru.
Hasta ahora, se han perforado 157 pozos de exploración en el mar de Barents desde su apertura hace 40 años. “El mar de Barents es un rompecabezas geológico en el que todavía estamos trabajando. Creemos que hay mucho petróleo y gas, pero los geólogos todavía están trabajando para averiguar exactamente dónde, cómo encontrarlo y extraerlo”, reconoce el director adjunto de Exploración de la Dirección de Petróleo de Noruega, Stig-Morten Knutsen.
Mientras se mantiene la carrera por el descubrimiento del oro negro en el fondo del Ártico, los investigadores del HI recuerdan que el bacalao polar es una de las especies marinas más vulnerables a cualquier derrame de petróleo, ya que la exposición a una baja dosis se traduce en problemas cardíacos y en el metabolismo de la grasa de este diminuto y valioso pez, la piedra angular de la biodiversidad del borde del hielo ártico.
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