Demócratas y republicanos critican el recorte de Musk al fondo de salud para supervivientes del 11-S y piden que se readmita a los despedidos
El tijeretazo de Washington al programa, que da cobertura a más de 130.000 personas, supone una merma del 20% de la plantilla
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Congresistas demócratas y republicanos de Nueva York han reaccionado enérgicamente contra el recorte de personal y subvenciones del fondo de salud para las víctimas del 11-S, que da cobertura a más de 130.000 personas, entre trabajadores esenciales (bomberos, policías y obreros que ayudaron a desescombrar los cadáveres y a limpiar la zona) y supervivientes del doble atentado yihadista contra las Torres Gemelas en septiembre de 2001. El recorte ordenado por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en sus siglas inglesas) que dirige Elon Musk implica una disminución del 20% de la plantilla del programa.
Sin distinción de ideología, las delegaciones de senadores y representantes de Nueva York en el Capitolio coinciden en que los recortes presupuestarios del Gobierno federal perjudicarán directamente a los beneficiarios, al retrasar los tratamientos, muchos de ellos de por vida, que necesitan por exposición a materiales tóxicos y contaminación ambiental. La Administración republicana ha cancelado también la subvención a un programa de becas de investigación para un estudio comparado sobre las tasas de enfermedades entre los bomberos de Nueva York y los de otros departamentos del país, y que rastrea la existencia de nuevos problemas de salud derivados de lo que se conoció como Zona Cero.
Casi desde el primer minuto de la segunda presidencia de Donald Trump, empezaron los despidos de trabajadores en periodo de prueba, así como ofertas de indemnización al personal fijo que aceptara irse, según fuentes del denominado Programa de Salud del World Trade Center (WTCHP, en sus siglas inglesas). Entre los 16 empleados en prácticas despedidos y un número indeterminado de trabajadores a tiempo completo que han causado baja incentivada, el recorte de plantilla ha mermado en un 20% la capacidad operativa del programa, denuncia el grupo Citizens for the Extension of the James Zadroga Act, la ley que permitió la constitución del fondo.
“No podemos creer que la Administración de Trump o el nuevo secretario del HHS [siglas inglesas del Departamento de Salud y Servicios Humanos], Robert Kennedy Jr., pretendan perjudicar a los intervinientes y supervivientes del 11-S en el Programa de Salud del World Trade Center, pero ese será el resultado de estos recortes”, dijo un portavoz del grupo.
Los legisladores han advertido de que los recortes implican una demora “desastrosa” en las listas de espera para pacientes con enfermedades graves, como el cáncer, por lo que piden a Trump y el Gobierno federal la recontratación de personal, la devolución de los fondos de investigación, el blindaje del programa ante eventuales recortes y la ayuda “necesaria y que se merecen” los supervivientes. Con tal fin, los senadores demócratas Chuck Schumer y Kirsten Gillibrand se han dirigido a Kennedy para que como titular de Salud revierta los recortes.
“Antes de su confirmación como secretario, se comprometió a trabajar con el Congreso para garantizar que los trabajadores de primeros auxilios y los supervivientes del 11-S sigan recibiendo la atención que necesitan”, reza la carta que los dos senadores dirigieron a Kennedy el pasado lunes. “Mantenga su compromiso revirtiendo el precipitado y contraproducente despido de personal del WTCHP y explique cómo garantizará la continuidad de una atención de calidad para los afiliados” al programa. Kennedy, que no se ha pronunciado sobre el asunto, ha manifestado hasta la fecha su intención de revisar el calendario de vacunación infantil, la prescripción de antidepresivos y cualquier “tema tabú” en el ámbito de la salud, además de proponer enviar a “granjas del bienestar” a los adictos a psicofármacos.
Por separado, los legisladores republicanos de Nueva York, más uno de Nueva Jersey, se han dirigido también a Trump para pedirle que se vuelva a contratar al personal despedido y se recupere la subvención del programa. Sólo una congresista republicana por Nueva York -la ultra Elise Stefanik, nueva embajadora de EE UU ante la ONU- rehusó firmar la carta. “Esta reducción de personal sólo hará más difícil que el [WTCHP]... atienda a sus miembros, que son los valientes hombres y mujeres que corrieron hacia el peligro y ayudaron tras los atentados terroristas del 11-S”.
La fiscal general de Nueva York, Letitia James, también criticó la medida, calificándola de cruel e inaceptable. “Miles de neoyorquinos hicieron sacrificios heroicos para salvar a otros durante este ataque y están sufriendo impactos de por vida en su salud como resultado”, ha dicho James, demócrata. “Estos héroes merecen el máximo respeto y cuidado por parte de su gobierno”. Una de las pocas cosas que unen a demócratas y republicanos es la consideración como héroes de todos aquellos que prestaron servicio en la zona cero, así como la sensación de orgullo patriótico por la respuesta de la ciudad a los atentados, que se cobraron casi 3.000 vidas. “Además de inaceptable, es antipatriótico”, subrayó el senador Schummer en la carta.
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