Robert F. Kennedy dice que no es “antivacunas” para buscar que el Senado lo confirme
Los demócratas del Senado recuerdan al elegido por Trump para secretario de Salud su insistente postura crítica contra la inmunización
Su prima Caroline Kennedy, hija del presidente John F. Kennedy, lo había acusado el día anterior de ser un “depredador” que “disfrutaba mostrando cómo ponía pollos y ratones en una licuadora para alimentar a sus halcones”, un hipócrita interesado y un peligro para la salud pública. Robert F. Kennedy Jr., sin embargo, compareció este miércoles en el Senado de Estados Unidos disfrazado con piel de cordero. Tratando de lograr la confirmación de su nombramiento como secretario de Salud del Gabinete de Donald Trump, se desmarcó como pudo de sus posturas del pasado. “No soy un antivacunas”, aseguró ante una comisión que le acribilló a preguntas por sus posiciones anticientíficas.
El candidato ha esparcido bulos y falsedades anticientíficas y pidió a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) que rescindiera la autorización que había otorgado a las vacunas contra la covid, que salvaron millones de vidas en todo el mundo y ayudaron a superar la pandemia. Afirmó que “no hay ninguna vacuna que sea segura y eficaz” y pidió repetidamente que se estudien más a fondo las vacunaciones infantiles rutinarias, a pesar de décadas de investigación y uso en el mundo real que demuestran que han prevenido enfermedades de forma segura. Sostuvo que las vacunas provocan autismo y alergias. Además, participa en una demanda contra Merck por la vacuna contra el virus del papiloma humano que se administra para proteger contra el cáncer de cuello uterino. Este miércoles, sin embargo, afirmó: “Creo que las vacunas desempeñan un papel fundamental en la atención sanitaria”.
La comparecencia de Kennedy se vio interrumpida en dos ocasiones por asistentes del público que tuvieron que ser desalojados de la sala. “¡Miente!”, gritó una de ellas cuando defendió las vacunas. Kennedy debe someterse a una segunda audiencia antes de que los senadores voten sobre su confirmación. Los republicanos controlan 53 de los 100 escaños, así que solo pueden permitirse la defección de tres de sus senadores, pues en caso de empate el vicepresidente, J. D. Vance, desharía el empate.
Su proclamación no convenció a los demócratas. “Es un riesgo demasiado grande para nuestro país, y no hay razón para que ninguno de nosotros crea que ha dado marcha atrás en las opiniones antivacunas que ha promovido durante 25 años”, le dijo Maggie Hassan, senadora por New Hampshire. “Mire, usted no debería engañar a nadie. Puede que mueran niños, pero Robert Kennedy puede seguir haciendo caja”, le dijo Elizabeth Warren, senadora por Massachusetts, en referencia a cómo se ha beneficiado financieramente de sus actividades antivacunas y piensa seguir haciéndolo incluso como secretario de Salud, en virtud de la demanda contra Merck. El senador Bernie Sanders mostró incluso algunas de las camisetas de la organización Children’s Health Defense (Defensa de la Salud de los Niños), que fundó Kennedy, en las que se leía el lema: “Sin vacuna no hay problemas”.
A Kennedy tampoco le ha importado renegar de su defensa del derecho al aborto, que despertaba suspicacias entre los senadores republicanos. En su audiencia, el candidato se alineó con las posturas contrarias al aborto y hasta dejó abierta la puerta a endurecer la regulación del acceso a la píldora abortiva en función de lo que decida Donald Trump. “Haga lo que haga, pondré en práctica esas políticas, y trabajaré con este comité para que esas políticas tengan sentido”, dijo Kennedy. Sanders le replicó: “Nunca he visto a ningún político importante dar la vuelta a esa cuestión tan rápidamente como usted lo hizo cuando Trump le pidió que se convirtiera en secretario de Salud. Dígame por qué cree que la gente debería confiar en su coherencia y en su trabajo cuando realmente dio un giro de 180 grados en un tema de esa importancia”, le soltó.
En su intervención inicial, Kennedy se centró en su advertencia sobre cómo han crecido en Estados Unidos enfermedades crónicas, pero ahí es cuando rechazó por primera vez su etiqueta de antivacunas. “Soy proseguridad”, dijo.
Kennedy quiere eliminar el agua fluorada, en contra de las indicaciones de los expertos, y también defiende la leche cruda sin pasteurizar, pese al peligro de infecciones que representa. Ataca también los hábitos alimenticios de los estadounidenses, pero en esa materia lo que postula es mayor información. “No quiero quitarle la comida a nadie. Si te gusta una hamburguesa con queso de McDonald’s y una Coca-Cola light como a mi jefe [en referencia a Donald Trump] deberías poder conseguirlas”, afirmó.
El candidato mostró desconocimiento sobre cómo funcionan los sistemas de seguros públicos de salud, Medicare (que cubre principalmente a las personas mayores) y Medicaid (para los ciudadanos con menos recursos), pese a que si el Senado le confirma va a ser el responsable de ellos.
Las polémicas posiciones de Kennedy sobre la ciencia, las vacunas y la alimentación llevaron a decenas de premios Nobel a pedir al Senado que rechazase su confirmación.
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