África da el primer paso para impulsar un mercado común
El Tratado de Libre Comercio Africano entra hoy en vigor. Supone la creación de un mercado continental único de bienes y servicios integrado por 55 países
El Tratado de Libre Comercio Africano (AfCFTA, según sus siglas en inglés), el primer paso hacia la creación de una de las zonas de intercambios económicos más grandes del mundo, entra este jueves en vigor. Supone la creación de un mercado continental único de bienes y servicios integrado por 55 países, 1.200 millones de personas, unos tres billones de dólares de PIB conjunto y una unión aduanera con libre circulación para capitales y viajeros de negocios.
El proceso ha sido largo, lleno de obstáculos y aún debe completar varias fases, pero el sueño de una África más y mejor integrada avanza con paso firme.
De los 55 estados que integran la Unión Africana (UA), 52 han firmado el protocolo de adhesión al AfCFTA y 23 ya lo han ratificado mediante el acuerdo de sus respectivos parlamentos, lo que activa de manera automática su entrada en vigor. Sólo tres miembros mantienen reticencias, Benín, Eritrea y la gran potencia y país más poblado del continente, Nigeria. El presidente nigeriano, Mahamadu Buhari, ha pedido “más tiempo” para consultar con los sectores económicos de su país ante el temor de que su mercado nacional se vea “invadido” de productos muy competitivos que hagan daño a su tejido productivo. Sin embargo, Abuja no quiere perder este tren y sus líderes han manifestado que acabarán sumándose.
El comisario de Comercio e Industria de la UA, el zambiano Albert Muchanga, aseguró esta semana a Efe que este tratado “transformará la vida de los africanos”. A su juicio, el tratado “crea muchas oportunidades no sólo para acelerar el desarrollo del comercio, sino también para el desarrollo socioeconómico (...). El mercado que estamos creando va a promover inversiones a gran escala y la producción va a aumentar en África. Y cuando hay un incremento de la producción, hay oportunidades de empleo. Y cuando hay oportunidades de empleo, existe también la posibilidad de tener un sustento decente para nuestra gente”.
Su entrada en vigor representa la activación del marco legal a partir del que se desarrollarán los siguientes pasos, como la unión aduanera, la creación de un mercado común, la ansiada unión monetaria y la comunidad económica . Pero, según manifestó Muchanga a Efe, “estas son etapas muy diferentes que atravesaremos y llevarán muchos años. El tratado es sólo el principio”. Desde que se acordó en enero de 2012 hasta este 30 de mayo han pasado más de siete años, ocho rondas de negociaciones y numerosas discusiones, pero la UA está convencida de que el tratado va a acelerar la integración continental.
El compromiso adquirido por los distintos países tras la puesta en marcha del tratado es la eliminación de los aranceles en un 90% para la mayor parte de los bienes de consumo, quedándose fuera aquellos que se consideran estratégicos. Sólo esta reducción será suficiente para provocar un incremento del 52,3% del comercio intraafricano, según calcula la Comisión Económica para África de Estados Unidos. Mucho más que esto. A medida que caigan otras barreras y se avance hacia la unión aduanera, los intercambios entre países del continente podrían incluso doblarse respecto a la actualidad.
El atractivo que ello representa para la inversión extranjera es indudable. Los productos fabricados por empresas de China, Estados Unidos, la Unión Europea, Turquía o Rusia en cualquier país africano podrán circular por un vasto mercado de más de mil millones de personas a un coste sensiblemente inferior al actual. Además, la UA confía en que esto fomentará la producción africana, la diversificación económica y la industrialización, una de las asignaturas pendientes de muchos países.
El largo proceso hasta llegar a este tratado ha estado salpicado de suspicacias y negociaciones de carácter técnico muy duras. La diversidad, con países con economías muy sólidas y otros muy debilitadas, ha sido un hándicap para la armonización de la legislación. Hay territorios con una gran capacidad de fabricación de bienes, como Kenia, Sudáfrica, Egipto o Marruecos, que saldrán rápidamente beneficiados del acuerdo, mientras que otros con menos músculo productivo, como Guinea Bissau, Togo o Uganda, podrían sufrir más en los primeros momentos.
Además del Tratado de Libre Comercio, también está en marcha la ratificación del Protocolo de Libre Movimiento, aunque a un paso más lento. Mediante este instrumento, complementario del AfCFTA, se persigue la libre circulación de personas, la protección del derecho de residencia de los africanos en cualquier país del continente y blindar jurídicamente la posibilidad de que se establezcan y abran un negocio o empresa. La idea es facilitar que los africanos puedan beneficiarse de la creación de empleo esperada allí donde se produzca.
Entre los principales retos del tratado está lograr la adhesión de Nigeria. Las autoridades de este país temen que su sector manufacturero y las pequeñas empresas se puedan ver afectados, así como los beneficios logrados en su profundo proceso de transformación de la agricultura, con la entrada masiva de bienes procedentes de otros países cuya trazabilidad no será siempre fácil descifrar. A juicio del vicepresidente Osinbajo, quien lidera las negociaciones con sindicatos y empresarios de su país, es necesario primero fortalecer la capacidad de su sector productivo, mejorar el suministro de energía en su país y construir nuevas infraestructuras viarias.
El siguiente hito de este proceso se vivirá el próximo mes de julio en Niamey, la capital de Níger, donde está previsto que se celebre una cumbre extraordinaria de Jefes de Estado para la activación de la fase operativa del acuerdo que hoy entra en vigor.
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