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Siria intenta salir del ostracismo político

Europeos y árabes se muestran divididos ante una posible reinserción de Damasco en la Liga Árabe

Natalia Sancha

El Gobierno de Bachar el Asad se proclama vencedor en una contienda a punto de entrar en el noveno año y comienza a capitalizar las victorias militares en la esfera política con la mediación de su aliado Moscú. La victoria marcial se impone como un hecho consumado en los pasillos de las delegaciones europeas y árabes en Beirut. La apertura de la embajada de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) en Damasco (valedor de varios grupos insurrectos salafistas) a finales de diciembre supuso un espaldarazo diplomático para El Asad. En un tuit, el ministro de Exteriores de EAU, Anwar Gargash, explicó que su país había tomado la decisión para “contrarrestar la influencia de Irán y Turquía en Siria”, que, al igual que Israel, son importantes actores no árabes en la región. Ese mismo mes, Siria recibió al primer jefe de Estado de un miembro de la Liga Árabe, el presidente sudanés Omar al Bashir.

La mesa la delegación siria queda vacía durante la IV cumbre económica que celebró en enero la Liga Árabe en Beirut.
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Editorial | 'Justicia en Siria'

Tanto Bahréin como Jordania han seguido los pasos de EAU con la reapertura de sus delegaciones en Damasco. El reino hachemita ha ido más allá y el cruce terrestre de Nassib, en su frontera norte con Siria, y punto estratégico para el restablecimiento del comercio regional, vuelve a estar operativo. Sin embargo, tanto Arabia Saudí como Catar se han apresurado a desmentir los rumores que les presentan como los próximos en restablecer las relaciones diplomáticas con Siria. “Normalizar las relaciones con el régimen sirio en este estadio entraña la normalización de una persona involucrada en crímenes de guerra, algo inaceptable”, ha aclarado el jeque catarí en declaraciones recogidas por la prensa local. Damasco acusa a Doha y Riad de financiar y armar a facciones armadas insurgentes suníes de corte yihadista. Por su parte, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Inglaterra, responsabiliza a Damasco del 80% de los 150.000 civiles que calcula han perdido la vida durante el conflicto.

La Autoridad Palestina ha sido la última en mostrar públicamente su acercamiento con Damasco al celebrar oficialmente la reapertura de la sede de su agencia de noticias en la capital siria. En Líbano, los vientos también soplan a favor de Damasco con la formación de un nuevo Gobierno liderado por la coalición que encabeza su aliado Hezbolá. La reinserción de Siria en la Liga Árabe, cuya participación fue suspendida en 2011 al inicio de las protestas populares que estallaron en el país, es actualmente motivo de acalorados debates entre los países miembros que han quedado divididos entre detractores y defensores de su retorno.

Divergencias entre los países europeos

"Creo que compartimos la opinión de que sólo una solución política negociada, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, puede llevar la paz a Siria", indicó la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, durante el encuentro de ministros de Exteriores europeos y árabes previo a la cumbre conjunta que este domingo arrancó en Egipto. “Es la postura común europea de cara a la galería, pero internamente hay discrepancias entre los países miembro detractores y defensores para el restablecimiento de lazos con Damasco y a qué velocidad. Hay países que quieren profundizar unas relaciones oficiosamente existentes”, matiza un diplomático europeo en Beirut.

Al igual que ocurre con los países árabes, Europa ha quedado divida en tres posiciones frente a una posible reinserción de El Asad. “El frente duro lo representan Francia, Gran Bretaña y Alemania, que se niegan rotundamente”, explica otra fuente diplomática europea. “Luego está el grupo de los favorables, que han mantenido sus embajadas abiertas como la República Checa, Rumania y Bulgaria. Y por último están los intermedios como Italia, España o Grecia”, apostilla. El pasado mes de octubre, Moscú reunió a Francia y Alemania en Turquía. Según fuentes de la Unión Europa consultadas el objetivo era el de convencer a la UE de financiar parte de la reconstrucción siria (cuyo coste estimado supera los 300.000 millones de euros) y así evitar una nueva ola de refugiados afincados en los países vecinos. La propuesta fue rechazada.

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Han sido precisamente las declaraciones hechas a mediados de enero por el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Enzo Moavero Milanesi, sobre una posible reapertura de su embajada en Damasco las que han levantado un revuelo en la capital libanesa. No obstante, el circulo diplomático europeo allí afincado desmiente que se vaya a producir una pronta reapertura que, vaticinan, podría tener un efecto dominó en otros países europeos.

En cuanto a EE UU, y antes de anunciar la polémica retirada de sus tropas, el presidente norteamericano, Donald Trump, aclaró que su país no persigue un "cambio de régimen en Siria". “Creo que ahora tenemos una oportunidad, porque en el norte y noreste de Siria se vive prácticamente una situación de alto el fuego, y los esfuerzos para combatir el terrorismo han dado buenos resultados”, dijo a Reuters el jefe de la oposición negociadora siria, Nasr Hariri, tras reunirse con el diplomático noruego. Declaraciones que han sido percibidas como una ventana de oportunidad para encontrar una solución política a un conflicto que se ha cobrado medio millón de muertos (un tercio de ellos civiles), 5,6 de refugiados, 6,2 de desplazados y dos iniciativas de paz, una bajo el auspicio ruso en Astaná y la otra bajo el de la ONU en Ginebra.

Damasco cancela el permiso de residencia a diplomáticos europeos

Atisbando una salida del ostracismo político en el que han vivido durante los últimos casi ocho años, excepto por parte de sus dos firmes aliados, Irán y Rusia, Damasco ha tomado medidas proactivas. El 12 de enero, numerosos diplomáticos destacados en el dossier sirio, pero con base en Beirut, recibieron una notificación de que Damasco retirará los permisos de residencia de aquellos que no residan físicamente en la capital siria. La mayoría de las delegaciones europeas cerraron sus misiones diplomáticas en Damasco en 2012 como protesta por "la represión del Ejército regular sirio contra la población" y rebajaron su representación del cargo de embajador a encargado negocios, que generalmente están apostados en Beirut pero viajan periódicamente a Damasco.

Tan solo tres países europeos han mantenido a un diplomático residente: la República Checa, Rumania y Bulgaria. La nueva medida anunciada excluye a Noruega y Chipre. Y también a España, que, si bien ha seguido la línea marcada por los líderes europeos para con Siria, también mantiene un representante en Beirut que viaja a Damasco. "Con la expulsión de los grupos armados de la periferia de Damasco ya no caen morteros sobre la capital y la seguridad ha retornado, por lo que ya no tiene sentido que los diplomáticos destinados en Siria estén viviendo en Beirut", valora por teléfono desde Damasco una fuente cercana al Gobierno sirio.

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