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Bruselas envía una carta a Italia en la que rechaza su objetivo de déficit

"Supone un motivo de seria preocupación", dice la misiva enviada por la Comisión Europea a Roma

El ministro de Finanzas italiano, Giovanni Tria, habla en presencia del comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici (derecha), el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno (primero por la izquierda), y el ministro de Economía francés, Bruno Le Mair, el 1 de octubre en Luxemburgo.
El ministro de Finanzas italiano, Giovanni Tria, habla en presencia del comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici (derecha), el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno (primero por la izquierda), y el ministro de Economía francés, Bruno Le Mair, el 1 de octubre en Luxemburgo.JULIEN WARNAND (EFE)

La guerra presupuestaria entre Roma y Bruselas ha estallado de manera oficial y por escrito este viernes por la noche. Tras varios escarceos y amagos de una y otra parte, la Comisión Europea ha expresado en una carta oficial el rechazo de los objetivos de déficit planteados por el Gobierno de coalición entre Movimiento 5 Estrellas y Liga, incluidas las cifras revisadas a la baja en las últimas horas en un intento de apaciguar al organismo comunitario. El vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis, y el comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, firmantes de una misiva que equivale a una declaración de guerra política contra el Gobierno de Giussepe Conte, rechazan la nueva senda planteada por Roma, que mantenía un déficit del 2,4% en 2019 pero anunciaba un ajuste de tres décimas en 2020 (hasta el 2,1%) y de otras tres décimas al año siguiente (hasta 1,8%).

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"A primera vista, los objetivos revisados apuntan a una desviación significativa de la senda presupuestaria que el Consejo había recomendado a Italia", advierten Dombrovskis y Moscovici. Y añaden que esa evidente ruptura de la disciplina "supone un motivo de seria preocupación".

Bruselas se ha visto entre la espada y la pared de un Gobierno italiano dispuesto a romper la disciplina presupuestaria y unos socios de la zona euro que exigen mano dura como condición para completar la reforma de la zona euro, imprescindible para garantizar la supervivencia de la moneda única ante futuras crisis.

La decisión del Gobierno italiano de seguir tensando la cuerda ha decantado a la Comisión hacia una posición de dureza que puede desembocar en un importante conflicto institucional con Roma. Por primera vez, Bruselas parece dispuesta a rechazar un proyecto de Presupuestos de un país de la zona euro. Una decisión que no supone un veto a las cuentas públicas -el Parlamento italiano podría aprobarlas a pesar de todo- pero que desencadenaría un choque sin precedentes de Italia con la zona euro. "Sería el inicio de una gran escalada de tensión", advierte una fuente de la Comisión.

La advertencia de la Comisión no ha esperado siquiera a que el ministro italiano de Finanzas, Giovanni Tria, presente en Bruselas el proyecto definitivo de los Presupuestos generales para 2019, para lo que tiene de plazo hasta el próximo 15 de octubre. La premura de la Comisión en enviar la primera reprimenda oficial denota la escalada de tensión entre Italia y el resto de la zona euro.

Bruselas había intentado hasta ahora evitar un choque frontal con un Gobierno donde anida el euroescepticismo y que cuenta con un viceprimer ministro, Matteo Salvini, líder de la Liga, dispuesto a explotar electoralmente cualquier trifulca con la UE. El primer rifirrafe entre las dos partes se libró el pasado lunes en la reunión del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) en Luxemburgo, donde un atribulado Tria pidió calma a sus socios europeos y se comprometió a buscar un presupuesto acorde con las normas europeas.

Pero el ministro italiano de Finanzas apenas tiene peso en un Ejecutivo dominado por Salvini y el otro viceprimer ministro, Luigi di Maio (Movimiento 5 Estrellas). Y lo más que ha conseguido Tria  ofrecer a Bruselas ha sido una revisión a la baja de los objetivos de déficit para 2020 y 2021 (que apuntaban inicialmente al 2,4%) pero sin corregir el del año que viene.

El objetivo para el año que viene, según los cálculos de Bruselas, supondría un deterioro del déficit estructural de 0,8% frente al ajuste de 0,6% que se ha había pedido a Roma. Es decir, casi punto y medio de diferencia. Para los dos años siguientes, los objetivos previstos por Italia no supondrían ninguna mejora en el déficit estructural a pesar de que se trata del país de la zona euro con la deuda pública más abultada después de Grecia.

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