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Linas Linkevicius | Ministro de Exteriores de Lituania

“La mentira es un arma”

El político advierte en Madrid a los países de la UE de la importancia de combatir los bulos

El ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Linas Linkevicius, en la embajada de su país en Madrid este lunes.
El ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Linas Linkevicius, en la embajada de su país en Madrid este lunes.Jaime Villanueva

Al ministro de Asuntos Exteriores lituano, Linas Linkevicius (Vilna, 1961), no le sorprenden las acusaciones de injerencia de Reino Unido y Estados Unidos contra Rusia. En Lituania, asegura, llevan más de diez años sufriendo los ciberataques y la difusión de propaganda rusófila. “Nosotros entendimos esta amenaza mucho antes. Vosotros la estáis empezando a percibir ahora. Más vale tarde que nunca”, afirma. De visita oficial a España el pasado lunes, el político advierte de la necesidad de atajar las agresiones del Kremlin y hace un llamamiento a sus socios comunitarios: “Los europeos debemos hacer más esfuerzos por nuestra defensa”.

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“Todos somos vulnerables. De una forma u otra todos estamos viviendo esta amenaza”, asegura durante una entrevista celebrada en la Embajada de su país en Madrid el ministro, que ve en “riesgos no convencionales”, como la distribución de noticias falsas, el gran desafío en materia de seguridad para los países de la Unión Europea. Linkevicius no cuenta con una fórmula para combatir la desinformación, pero cree que es importante contar con fuentes fiables y salir al paso para desmentir la circulación de bulos.

El Gobierno lituano abrió una investigación el pasado febrero para averiguar quién filtró un fraudulento caso de violación a una chica de 15 años por parte de un soldado alemán desplazado en una misión de la OTAN. No se encontró al responsable, pero todas las miradas se dirigieron hacia Rusia. La nación báltica, con cerca de 3 millones de habitantes, mantiene un pulso por la veracidad informativa con el país vecino que el canciller resume en términos deportivos: “Unos juegan con las normas del fútbol y otros con las del rugby”. Siguiendo el mismo símil, concluye: “Creo que aún estamos perdiendo esta guerra de la información, aunque somos capaces de ganar”.

‘Fakes’ también en casa

Los montajes y las falsedades no solo llegan a Lituania de terceros países. El pasado 10 de febrero el jefe del departamento de turismo lituano, Jurgita Kazlauskiene, presentó su dimisión después de admitir haber usado fotos de Finlandia y Eslovaquia para promocionar su país. La agencia de turismo local se defendió asegurando que las imágenes eran suficientemente buenas para comunicar emociones, lo que provocó las burlas de usuarios en las redes e incluso de miembros del Gobierno, según informa la agencia France Presse.

La campaña, llamada ‘Real is beautiful’ (Lo real es bonito), fue lanzada en Facebook y al destaparse el engaño se multiplicaron las usuarios que la compartieron bajo el hashtag #realisbeautiful.

En 2017, Lituania impuso una suspensión de tres meses al canal de televisión ruso RTR Planeta. Linkevicius afirma que esta medida no va contra la libertad de expresión y reitera que “la mentira no es un punto de vista alternativo; es un arma”. Linkevicius admite que los hablantes de lengua rusa en Lituania —hay cerca de un 6% de población de origen ruso— pueden ser más permeables a este tipo de manipulación y manda un mensaje al resto del continente para que se tome en serio esta amenaza para abordarla de forma consistente.

Para el Ejecutivo, que tomó la intervención rusa en Crimea y la posterior anexión en 2014 como una advertencia, el aumento de recursos para defensa es importante. Este año ha anunciado un aumento del gasto en defensa hasta el 2% del PIB —siguiendo las recomendaciones de la OTAN— y en 2016 reimplantó el servicio militar obligatorio. Como respuesta al refuerzo militar ruso en Kaliningrado, Linkevicius considera que "los lituanos deben saber que es su obligación defender el país".

Sin embargo, el símbolo de los esfuerzos de Lituania por afianzar su posición en el Báltico es una planta de suministro de gas construida en 2014. Bautizada con el elocuente nombre de Independencia, esta infraestructura estaba llamada a reducir la dependencia energética del país y, según el ministro, ya está dando sus frutos: “Ha sido una auténtica revolución. Ahora nos sentimos más libres. En energía es lo mismo que en información: si hay más de una fuente, mejor”.

Durante la conversación, el político recuerda en varias ocasiones la larga travesía del país báltico para alcanzar la soberanía y una democracia plena durante el siglo pasado. La sombra de la ocupación alemana y soviética es alargada: “Hemos ido de una agresión a otra. Nuestro destino siempre fue decidido por otro”. Pocos días después de la gran fiesta nacional en motivo del primer centenario de la declaración de independencia lituana tras la Primera Guerra Mundial, Linkevicius traslada un estado de euforia contenida: “Los lituanos cada vez podemos sentirnos con más confianza, pero no relajarnos”.

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