La OTAN desplegará cuatro batallones en las repúblicas bálticas y Polonia
Stoltenberg asegura que la Alianza Atlántica no busca la confrontación con Moscú
La OTAN desplegará cuatro batallones reforzados en las tres repúblicas bálticas y Polonia, como gesto de disuasión frente a Rusia y para calmar los temores de los países del Este, que reclaman bases aliadas en su territorio tras la anexión de Crimea y la guerra de Ucrania. Así lo han acordado los ministros de Defensa de la Alianza Atlántica, reunidos en Bruselas para preparar la cumbre que los jefes de Estado y Gobierno celebrarán en Varsovia (Polonia) el 8 y 9 de julio, la última del presidente estadounidense Barack Obama.
Cada uno de estos batallones, de entre 800 y 1.000 militares, será liderado por un país: Reino Unido en Estonia; Alemania en Lituania; Estados Unidos, probablemente, en Polonia; y Canadá, a falta de anuncio oficial, en Letonia. Fuentes aliadas admiten que esta presencia militar no sería suficiente para hacer frente a una invasión a gran escala, pero servirá para “enseñar la bandera” y dar tiempo a la llegada de refuerzos, empezando por la Fuerza de Alta Disponibilidad (VJTF), dirigida este año por España, que el mes pasado puso a prueba sus capacidades desplazando 2.500 soldados y casi 700 vehículos para unas maniobras en Polonia.
“No buscamos la confrontación con Rusia. No queremos una nueva Guerra Fría y aspiramos a una relación más cooperativa con Moscú”, ha dicho el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien ha subrayado que el despliegue en el Este tiene carácter defensivo y disuasorio. Para sortear el Acta Fundacional OTAN-Rusia de 1997, que prohibía el establecimiento de bases aliadas en los países del antiguo Pacto de Varsovia, fuentes de la Alianza insisten en que la presencia de los batallones será “rotatoria y no permanente”. Sin embargo, nadie sabe quién se hará cargo de la siguiente rotación ni cuándo se pondrá fin a su presencia. “Estarán todo el tiempo que haga falta”, alegan las mismas fuentes. Es poco probable que estos argumentos convenzan a Moscú, con la que la OTAN quisiera celebrar una segunda reunión bilateral –la primera desde 2014 tuvo lugar en abril-- antes de la cumbre de Varsovia.
Además, los ministros de Defensa han acogido la propuesta de Rumanía de instalar un cuartel general multinacional de brigada en su territorio, dedicado a tareas de instrucción y maniobras, con participación de Bulgaria, aunque solo acordaron reforzar la presencia aliada en la región del mar Negro; una inconcreción de la que adolecen la mayoría de los planes anunciados a bombo y platillo por la Alianza.
Para demostrar que no está obsesionada con Rusia y que su visión estratégica abarca “360 grados” –es decir, no solo la amenaza del este, sino también la del sur—la cumbre de Varsovia aprobará un nuevo marco para sus actividades en el norte de África y Oriente Próximo. Más allá de las apelaciones genéricas a proyectar estabilidad a una región convulsionada por la resaca de las primaveras árabes y el avance del yihadismo, el plan incluye algunas medidas concretas, como la participación de los aviones AWACS de vigilancia de la OTAN en la coalición internacional contra el Daesh (ISIS, por sus siglas en inglés) en Siria e Irak –aunque solo desde espacio aéreo turco e internacional—o el traslado a Bagdad de la misión de instrucción del Ejército iraquí que ahora realiza en Jordania.
Además, la OTAN colaborará con la UE en la lucha contra las redes de inmigración ilegal que operan desde Libia. Desde febrero pasado, sus buques ya navegan por el Egeo, aunque hasta ahora se han limitado a avisar de la presencia de embarcaciones con inmigrantes a Frontex (la agencia de fronteras europea) y a los guardacostas turcos y griegos, sin participar en rescates. En el Mediterráneo central, la OTAN podría compartir los nuevos cometidos misiones que se propone asumir la misión europea Sophia: el control del embargo de armas y la formación de la guardia costera libia. Sería una forma de que volver a asumir protagonismo en Libia tras la cuestionada intervención de 2011, que provocó la caída del régimen de Gadafi sumiendo al país en el caos.
Para discutir los detalles de esta colaboración, la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, fue invitada a la reunión de ministros de Defensa, aunque será en Varsovia donde se apruebe la conversión de la misión Active Endeavour (creada tras el 11-S para prevenir el terrorismo en el Mediterráneo) a una operación de patrulla marítima, que incluya la lucha contra la inmigración ilegal.
A dos años de la cumbre de Gales (2014), en la que los aliados se comprometieron a aumentar su presupuesto de Defensa hasta el 2% del PIB, Stoltenberg presume de que se ha frenado la caída del gasto militar, con un aumento del 0,6% en 2015 y del 1,6 este año en los países europeos y Canadá. Menos triunfalista, la Agencia Europea de Defensa (EDA) sostiene que la UE lo redujo el 0,2% en términos reales el año pasado.
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