La sexta tregua de las FARC

La guerrilla inició este lunes, día en que se celebra la fiesta nacional de Colombia, una nueva tregua unilateral, la sexta desde que comenzaron los diálogos de paz en La Habana hace casi tres años. La medida llega para darle oxígeno a las negociaciones que pasan por su momento más crítico no solo por la falta de avances, sino por el dramático efecto que ha tenido en los colombianos la arremetida de acciones violentas de las FARC en los últimos dos meses.

El Secretariado de las FARC, la máxima instancia de esa organización, le ha ordenado a sus hombres que cesen toda acción en contra de las Fuerzas Armadas y la infraestructura, como una forma para empezar a bajarle la intensidad al conflicto armado y acelerar un cese bilateral y definitivo. Sin embargo, no hay claridad sobre la duración. Aunque las FARC hablaron de un mes, el presidente Juan Manuel Santos ha dicho que se extendería a cuatro, que es el tiempo que ha puesto como límite para tomar una decisión sobre si el proceso continúa o no.

La nueva orden de las FARC de suspender las acciones violentas ha sido recibida con alivio

Para el mandatario todo dependerá de si la guerrilla cumple con su tregua y si se avanza en el espinoso tema de qué tipo de justicia se le aplicará a los máximos responsables de los delitos cometidos en el marco del conflicto. Aún así, el grupo subversivo ha advertido que sus hombres se defenderán si son atacados. “Ninguna unidad de las FARC está obligada a dejarse golpear por fuerzas enemigas y tendrá todo el derecho al ejercicio de su legítima defensa”, dice un comunicado divulgado horas antes de que iniciara la tregua.

Ese es precisamente uno de los riesgos que tiene el cese unilateral de la guerrilla. La tregua anterior, la primera de carácter indefinido que declaraba la guerrilla en toda su historia, terminó rompiéndose a los cinco meses luego de que mataran a 10 soldados mientras dormían en un centro deportivo en el departamento del Cauca, lo que a su vez provocó la reactivación de los bombardeos sobre campamentos guerrilleros. Como una bola de nieve, las FARC intensificaron sus ataques que han venido afectando principalmente a la población civil y deteriorando el apoyo, ya exiguo, al proceso de paz.

Desde el 22 de mayo, cuando las FARC suspendieron su quinta tregua, se registraron ataques casi a diario, en su mayoría a la infraestructura eléctrica y petrolera. Según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos, CERAC, hasta el pasado vienes hubo 145 acciones violentas que se le atribuyen a la guerrilla, las cuales dejaron 24 muertos, entre ellos dos civiles. Junio se convirtió en el mes más violento desde que se iniciaron los diálogos de paz.

La Defensoría del Pueblo registró por su parte 64 acciones de las FARC con graves consecuencias para la población civil, en especial en el sur del país. Este organismo tiene en su bitácora, reclutamiento de jóvenes, instalación de minas antipersona, atentados con explosivos a vías de transporte, buses incinerados, torres de energía y tramos de oleoductos dinamitados, hostigamientos que provocaron desplazamientos masivos y derramamiento de crudo que era transportado en camiones.

Por eso, la nueva orden de las FARC de suspender las acciones violentas ha sido recibida con alivio, ya que ha sido evidente, en las pasadas treguas, el efecto positivo sobre la disminución de la violencia. Pero también ronda la cautela, porque no se han cumplido al cien por ciento.

Como ha sucedido en otras ocasiones, las FARC no han parado de atacar hasta el último momento, aunque también hicieron un gesto humanitario al liberar al subteniente del ejército Cristian Esteban Moscoso, quien duró 13 días en su poder, luego de que tratara de evitar un nuevo derrame de crudo en la frontera con Ecuador.