Un escenario inquietante para el mundo
El enfriamiento de la economía china provocó una salida de capitales sin precedentes a finales de 2014
En los últimos tres meses de 2014, China experimentó la mayor salida de fondos desde que se empezaron a registrar esos datos, a finales de los años noventa. El déficit en la cuenta financiera y de capital alcanzó los 91.200 millones de dólares, un deterioro sin precedentes en las finanzas del gigante asiático, acostumbrado a la llegada masiva de dinero del exterior en las últimas décadas, como apuntan los analistas de Fathom Consulting. Las autoridades chinas se muestran satisfechas con la “nueva normalidad”, pero los inversores no parecen estar de acuerdo.
A diferencia de lo que han hecho el resto de las economías emergentes tras la debacle de 1998, China es el único país que mantiene su divisa ligada al dólar. Las autoridades permiten desde hace un año que la cotización del renminbi fluctúe un máximo del 2%, arriba o abajo, respecto a la divisa estadounidense, el mismo valor que ha perdido la moneda china desde octubre. La fuerte salida de flujos de capital indica que las presiones a la baja sobre la moneda china se están intensificando y la venta neta de reservas por parte del banco central a finales de 2014 da fe del empeño de la autoridad monetaria en contenerlas.
Lo último que necesita una economía que se enfría es una moneda fuerte pero “las autoridades no van a tolerar una mayor depreciación del renminbi, dada su preocupación con la estabilidad financiera”, señala Li-Gang Liu, del Instituto Peterson. Cada vez más analistas ponen en tela de juicio los datos oficiales de crecimiento y temen que el Gobierno de Pekín sea incapaz de pilotar un aterrizaje suave de la economía. Lombard Odier Investment Managers cifra el incremento real del PIB en un rango de entre el 1% y el 3%, muy lejos de la meta oficial del 7% fijada para este año por las autoridades chinas.
Las exportaciones de Brasil han caído un 7% por el frenazo chino
Los gestores suizos basan sus cálculos en el desplome de la producción de electricidad en los últimos meses y el frenazo en las ventas de combustible diesel. La batería de estímulos impulsada por Pekín —recorte de los tipos de interés, inyecciones de liquidez, reducción de los requisitos de capital...— se explica al analizar estos números.
Son muchas bolas en el aire y configuran un escenario peligroso para el resto del mundo. El frenazo en la demanda china ya se ha dejado sentir con dureza entre las economías productoras de materias primas, como refleja el precio del petróleo. Brasil, por ejemplo, ha visto caer sus exportaciones en 2014 un 7% respecto al año anterior y un 12% respecto a 2011, como consecuencia sobre todo de la caída de las ventas a China de mineral de hierro.
El impacto se produce por varias vías, según recuerdan los analistas de BBVA Research. La más evidente, la caída de las ventas pero eso conlleva un fuerte descenso de los precios, que abaratan el resto de las exportaciones y afecta a la confianza de consumidores y empresas. El mundo mira hoy más que nunca a Pekín.
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