La “Putinización” de Argentina
La semana pasada la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y su par ruso, Vladimir Putin firmaron un convenio vía teleconferencia a través del cual se celebró la incorporación del canal de televisión Russia Today en español a la televisión digital abierta en Argentina con el objetivo de que los argentinos conozcan “la verdadera Rusia”. Durante el evento, la mandataria habló sobre la importancia del derecho inalienable a la información, sobre el intento de “actores internacionales” de establecer monopolios informativos, y la necesidad de tener un acceso directo a la información sin intermediarios que quieran “distorsionar la realidad”.
El modelo político ruso encabezado por Putin no debería ser un modelo para la Argentina. Si embargo, los paralelismos entre ambos países son muchos. Un reportaje del diario La Nación muestra como Russia Today nació a mediados de los años 2000 cuando un grupo empresario cercano a Vladimir Putin logró quedarse, a través de maniobras judiciales, con el grupo multimedio Media-Most, propietario del canal NTV, famoso en ese entonces por transmitir investigaciones sobre casos de corrupción.
La organización de derechos humanos Freedom House en su informe anual sobre libertad de expresión calificó a Rusia en la categoría “no-libre”. El informe dice que durante el año 2013, los ataques de Vladimir Putin a la prensa se incrementaron, a través de la criminalización de periodistas; y del uso de la justicia, las cortes y los marcos regulatorios como instrumentos para avanzar sobre la prensa independiente, tanto escrita como digital, televisiva y radial. Hoy en día, la mayor cantidad de estaciones televisivas se encuentra en manos del Gobierno o de grupos afines, todas las cuales comparten la misma línea editorial. A finales de 2013, Putin acabó con una de las agencias de noticias más antiguas del país, la cual fue absorbida ni más ni menos por Russia Today.
El modelo político ruso encabezado por Putin no debería ser un modelo para la Argentina
Este tipo de hechos descriptos en informes como el de Freedom House y denunciados por muchas otras organizaciones de derechos humanos tales como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Reporteros Sin Fronteras, son la verdad del régimen ruso que Putin no quiere que se conozcan, y son el tipo de hechos que a Cristina Kirchner también le gustaría ocultar.
Por eso es que la Presidente parece decidida a continuar con la “putinización” de la Argentina, importando el modelo autoritario Ruso, a través del silenciamiento de las voces opositoras y el avance sobre los medios de comunicación privados. Exactamente un día antes de firmar el convenio con Russia Today, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA, el ente que regula los medios de comunicación en el país), decidió rechazar el plan de adecuación voluntario que el Grupo Clarín –principal grupo multimedio del país- había presentado meses atrás para adecuarse a la nueva ley de medios. La decisión del AFSCA tiene como objetivo implementar una adecuación de oficio sobre Clarín, para poder así dividir sus empresas a través de licitaciones, favoreciendo a empresarios afines con la administración.
A Cristina, como a Putin, no les interesa que se escuchen todas las voces. Sus modelos autoritarios tienen como eje la perpetuidad en el poder
Este nuevo ataque sobre Clarín se debe principalmente a que durante los últimos años periodistas que trabajan para medios del Grupo, descubrieron una inmensa red de corrupción, robo de dineros públicos y lavado de dinero, conocida como “la Ruta del Dinero K”. Esta ruta incluye vínculos directos a la presidenta y a su difunto esposo. La investigación marcó la agenda política y periodística del país durante los últimos tres años, y fue recientemente utilizada por los llamados “fondos buitres”, para abrir causas legales en el Estado de Nevada, Estados Unidos, con el objetivo de obtener documentación de empresas y cuentas bancarias vinculadas a los Kirchner que pudieron haber sido utilizadas como vehículos para esconder y lavar dinero robado.
Para ver cómo sería un periodismo “libre de intermediarios”, como Cristina propone, solo se necesita realizar una búsqueda del nombre “Lázaro Báez” –presunto testaferro de la familia presidencial y centro de “la ruta del dinero k”- en el buscador del website de Russia Today en español. Dicha búsqueda, arroja solo un resultado, mientras que si hacemos lo mismo en el diario El País encontraremos unas 28 noticias, y en los diarios argentinos La Nación y Clarín, más de 1.400. En otras palabras, sin "intermediarios”, que es sinónimo a decir “sin periodistas”, los argentinos y el mundo jamás hubieran conocido este gigantesco caso de corrupción.
Por otra parte, el anuncio sobre el lanzamiento de Russia Today ocurre al mismo tiempo que el Ministerio de Industria y la petrolera estatal argentina YPF declararon estar en negociaciones avanzadas con la petrolera estatal Rusa Gazprom por una inversión superior a los 1.000 millones de dólares.
A Cristina, como a Putin, no les interesa que se escuchen todas las voces. Sus modelos autoritarios tienen como eje la perpetuidad en el poder y la corrupción. Para lograrlo, necesitan del control de la justicia y de los medios. Sin embargo, Argentina todavía no es Rusia, y el mandato de Cristina tiene fecha de vencimiento el próximo año al no haber posibilidad de reelección. Lo que no tiene fecha de vencimiento son los actos de corrupción ocurridos durante su mandato y el de su difunto esposo. Por ellos, tarde o temprano, deberá rendir cuentas. Y eso, la desespera.
Ezequiel Vázquez-Ger es analista político y director del Centro de Investigación Periodística en las Américas. Twitter: @Ezequielvazquez
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