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La cumbre de los BRICS

Los países emergentes aprueban su banco y un fondo de reserva

Los BRICS aportarán al New Development Bank (NDB) 100.000 millones de dólares para proyectos de desarrollo

Foto de familia de los líderes de Rusia, India, Brasil, China y Sudáfrica.Foto: atlas | Vídeo: Atlas / AFP

El banco de los BRICS, esto es, el del grupo de países compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se perfila. Su sede estará en Shanghai. Su primer presidente será indio, su primer director general, brasileño y su primer gobernador, ruso. Nace para hacer frente, desde el punto de vista financiero, “a los déficits de infraestructuras y de otras necesidades de desarrollo” de estos Estados; y se crea porque el Fondo Monetario Internacional (FMI), que es quien, en teoría, debería atender estas cuestiones, es insuficiente para hacerlo, según estos países, que acusan a esta institución internacional de falta de representatividad, credibilidad y eficacia.

Al nuevo New Development Bank (NDB) irán 100.000 millones de dólares (73.00 millones de euros) para financiar proyectos. El resto constituirán un fondo de reserva (otros 100.000 millones) que servirá para superar previsibles tormentas financieras que se abatan sobre los componentes de este grupo. El punto fuerte de La VI cumbre de los BRICS, celebrada en Fortaleza, que ha reunido a los presidentes o primeros ministros de estos países, ha dado el resultado esperado: un grupo de países en desarrollo, que en los últimos años han crecido mucho (pero que últimamente han ralentizado su pujanza), que se desmarcan de las instituciones creadas por los países desarrollados, anclados en la crisis.

La presidenta brasileña, Dilma Roussef, ha asegurado este martes tras el anuncio que con la creación del nuevo banco el grupo de los BRICS “gana en densidad”. El presidente ruso, Vladímir Putin, preconizó que el nuevo banco “será la base para grandes cambios macroeconómicos”. El proyecto, apuntó el lunes el presidente chino, Xi Jinping, quiere “perfeccionar el sistema de gobierno mundial y ampliar la representación y el derecho a hablar en los asuntos internacionales de todos los países emergentes”.

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A este respecto, Dilma Rousseff, al término de la firma del contrato, aseguró que la creación de este banco no se hace en contra del FMI. “Se hace a favor de nosotros mismos”, añadió. “El mundo se ha convertido en algo bilateral y las instituciones que lo representan deben de ser así”. La prensa brasileña había especulado mucho sobre quién conseguiría quedarse con la sede y quién con la primera presidencia (vital, ya que desde ella se diseñará el futuro del banco). Al final, China, el socio más poderoso del grupo, consiguió que el NDB se instale en Shanghái. A la presidenta Rousseff se le preguntó si Brasil había cedido en aras de sacar la negociación adelante. “La idea del Banco de Inversión para los países emergentes fue de India. Era justo que de ese país fuera el primer presidente”, respondió la presidenta brasileña. El ministro de Economía de Brasil, Guido Mantenga, añadió que lo importante no es la nacionalidad del presidente ni el país que aloja la sede sido el número de acciones que detenta cada país: “Y aquí cada miembro del grupo tiene el mismo número de acciones porque aporta el mismo dinero”.

El banco no tiene aún fecha para su puesta en marcha efectiva, pero ya existe. Y eso es significativo dentro de este grupo heterogéneo de países que es difícil definir. A este respecto, el economista brasileño José Augusto Castro, presidente de la Asociación Brasileña de Comercio Exterior, precisa que los BRICS no conforman un bloque: “Son un conjunto de letras lideradas por China”. Esto es cierto, pero también lo es que ellos solos equivalen a una quinta parte del PIB mundial y que abarcan el 40% de la población del planeta. Castro recuerda que estos países están ubicados en distintos continentes, muy separados geográfica y, en algunos casos, políticamente. De hecho, lo que caracteriza a los BRICS y los diferencia de otros grupos de países es su pragmatismo y el hecho de limar las aristas políticas a fin de llegar a un mínimo común que resulte operativo.

La economista brasileña Josefina Guedes considera que este grupo de países, más allá de sus obvias diferencias, tienen un rasgo común determinante: “Son países que se están desarrollando, que luchan contra un problema común: la desigualdad, las necesidades urgentes de salud, educación o infraestructuras”. Un dato: solo los países BRICS acaparan 1.700 millones de pobres, la mitad de los que hay en el planeta. Con todo, la creación del Banco de Inversión constituye, a juicio de Guedes, una prueba de la madurez de este grupo formado a la contra, por oposición al FMI y al Banco Mundial. 

El nuevo banco, además de servir de plataforma financiera para emprender obras de infraestructuras (Brasil e India necesitan muchas, China tiene gran experiencia en llevarlas a cabo) impulsará el comercio entre los cinco componentes del grupo, que ahora mueve cerca de 54.000 millones de dólares y que se centra, casi exclusivamente, en la relación comercial entre China y los otros. 

La articulación del grupo tendrá consecuencias en el encaje internacional de todos los miembros. Brasil, un gigante económico con tendencia al proteccionismo y a aislarse, deberá cambiar de comportamiento. “Brasil tiene ya conciencia de que no estamos solos en el mundo, de que no somos una isla”, aseguraba Rousseff hace días en un encuentro con periodistas internacionales. “Los BRICS son un grupo que no se contrapone a ningún otro proyecto ”, asegura Clodoaldo Hugueney, exembajador brasileño en China. Pero más allá de alianzas con otros bloques, lo que caracteriza a los BRICS y lo diferencia de otros grupos de países es su pragmatismo y el hecho de limar las aristas a fin de llegar a un mínimo común que resulte operativo.

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