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“Te seguiría como un perro hasta el fin del mundo”: el héroe romántico resucita en 2025, pero no todo el mundo está contento

Aquel hombre duro por fuera y blando por dentro ha tenido mil vidas dentro del cine, pero ahora vuelve con más fuerza que nunca. ¿Indica el inicio de una nueva era del romanticismo?

Jacob Elordi
Lucas Barquero

“Te seguiría como un perro hasta el fin del mundo”. Si no la pronunciase Jacob Elordi, esta cita sería cuestionable. Pero el joven galán consigue que suene hasta actual en el criticadísimo tráiler de la nueva adaptación de Cumbres Borrascosas, que llegará a comienzos de 2026. Dejando a un lado la polémica de que el Sr. Heathcliff no sea interpretado por un actor racializado, lo más curioso es que una frase como esa no desentone en pleno 2025. Todo lo contrario, parece incluso que estas declaraciones de amor sean tendencia gracias al regreso de las comedias románticas y los dramas de época. En la reciente Materialistas, el clímax llegaba cuando el personaje de Cris Evans declamaba: “Cuando te miro a la cara, veo arrugas y niños correteando a tu alrededor”. Un cita que casi podría salir de la boca del Sr. Darcy de Orgullo y Prejuicio, teniendo en cuenta que la directora ha reconocido la influencia directa que tuvo de la obra de Jane Austen. Ante este desfile de galanterías, cabe preguntarse: ¿vuelve a estar de moda el hombre romántico?

Netflix no tiene dudas. Lo comprobó primero con el furor que levantaron Jonathan Bailey y Regé-Jean Page como héroes románticos en Los Bridgerton. Y ahora, mientras sigue encargando más temporadas de la serie, ha empezado la producción de la próxima gran adaptación de Orgullo y Prejuicio. Si varias generaciones se enamoraron del Sr. Darcy de Colin Firth en la serie de la BBC de 1995 y los millennials se obsesionaron con la versión de Matthew Macfadyen en la película de Joe Wright que acaba de cumplir 20 años, la plataforma busca ahora que la generación Z vuelva a tener la oportunidad de hacerlo con un nuevo actor: Jack Lowden. Lo mismo sucede con el caso de Jacob Elordi, que toma el relevo de otros iconos generacionales como Laurence Olivier, Timothy Dalton o Ralph Fiennes en el papel del Sr. Heathcliff. Los mismos personajes, concebidos hace dos siglos, aún conquistan generación tras generación gracias al cine.

“El Sr. Darcy sigue siendo icónico y se debe, en parte, a que muchos se enamoraron más de aquel Colin Firth zambulléndose en el estanque que del personaje original”, cuenta Miguel Ángel Jordán, doctor en Filología Inglesa por la Universitat de Valencia y vicepresidente de la Jane Austen Society en España. Jordán defiende que el personaje agrupa varios rasgos que aún siguen instaurados en la educación sentimental de muchos jóvenes. “Sin darse cuenta, creó un arquetipo. Es un hombre al que hace falta tiempo para conocer. Al principio parece orgulloso y distante, pero luego es profundo y sensible. A todos nos gusta ir más allá de apariencia, como si fuera una búsqueda del tesoro. La bondad vista de primeras no atrae tanto como la satisfacción de ir descubriendo y sorprendiéndote poco a poco con tu pareja”, analiza Jordán, que espera la publicación de su próximo libro: una guía para tener relaciones sentimentales satisfactorias basada en consejos de Jane Austen.

El arquetipo del Sr. Darcy es el mismo que cumple el Sr. Heathcliff en una versión más ruda y, según comenta, ha acabado por afianzarse en los manuales de escritura de Hollywood. Sobre todo, en las sagas juveniles. Aún sin las patillas y las botas típicas del periodo de la Regencia Inglesa, el vampiro blanquecino de Robert Pattinson en Crepúsculo, el enigmático Cuatro en la saga Divergente o incluso Peeta Mellark en Los Juegos del Hambre recogen a la perfección esa figura. Estos Darcy contemporáneos también aparecen con frecuencia en las comedias románticas, un género del que Jane Austen bien puede considerarse precursora. Allí entrarían clásicos como Tienes un e-mail, la saga Bridget Jones (inspirada directamente en Orgullo y Prejuicio y en la que Colin Firth interpreta a Marcus Darcy, un trasunto contemporáneo del personaje original) y, por supuesto, la reciente Materialistas que lleva temas tan propios de Austen como la diferencia de clase al mundo de las citas rápidas en Nueva York. Sin embargo, y pese a tan ingente número de adaptaciones, el arquetipo del gran hombre romántico no está exento de polémicas. Para muchos, es la viva encarnación de las dinámicas patriarcales.

Romántico o problemático

Josep M. Armengol, autor de Reescrituras de la masculinidad (Alianza, 2022) y catedrático de estudios de género y literatura estadounidense en la UCLM, no tiene dudas al respecto: “El ideal del hombre romántico no tiene ninguna cualidad a celebrar”. Defiende que “ese príncipe azul” ha evolucionado para amoldarse al capitalismo tardío, como el Sr. Grey de Cincuenta Sombras de Grey o Mr. Big, gran amor de Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, pero sigue siendo igual de peligroso. “Primero por el síndrome de la media naranja, es decir, que necesita completarse con alguien más, y segundo por el sentimiento de posesión que es absolutamente machista”, explica.

Para Armengol ese arquetipo del amante perfecto, irresistible y con miedo al compromiso, se ha reforzado históricamente en las tramas por oposición a otro: el esposo comprometido pero aburrido. Son las dos caras de las misma concepción tóxica del amor. Con la mujer en el centro, el cine ha formado durante años, y en todo tipo de géneros, cientos de triángulos amorosos que siguen esta fórmula. Desde el debate de Escarlata O’Hara entre Ashley Wilkes y Rhett Butler en Lo que el viento se llevó, a Casablanca, Los puentes de Madison o incluso la reciente Challengers. “En el fondo, faltan modelos alternativos a estos dos que vayan más allá o deconstruyan este binarismo, quizás por falta de imaginación o agotamiento de narrativas”, explica.

El problema, sin embargo, no reside solo en la industria. Armengol señala también que la vuelta del héroe romántico está relacionada con una tendencia del público joven a idolatrar los antiguos roles de género y desconfía de la ideología que se esconde detrás. “Muchas chicas jóvenes dicen sentirse atraídas por modelos heteronormativos del amor romántico y hay algunas mujeres que reivindican el papel de madre y esposa como una elección, renunciando voluntariamente a una carrera profesional por amor. En inglés las llaman tradwives y refleja una involución clara. Es indudable que hay una ideología antigénero que promueve como nuevos o subversivos ideales patriarcales de amor”.

En este espinado ecosistema se sitúa el auge literario del dark romance (romance oscuro en español). Este género juvenil, devorado con fervor por la generación Z e impulsado en redes como TikTok, reniega de las relaciones sanas y retoma ese arquetipo romántico llevándolo a extremos morbosos y eróticos como la violencia o el abuso. Los libros llevan en su primera página una advertencia de los temas que tratan, pero, aún así, son consumidos por los adolescentes más jóvenes. Precisamente el anuncio de la nueva Cumbres Borrascosas de Emerald Fennell ha sido muy criticado por olvidar la historia original para convertirla en un dark romance al ritmo de otro icono generacional, Charli XCX, que compone varias piezas para la película. En el polémico tráiler suena, como no, un remix de una canción suya, Everything is romantic (todo es romántico).

Esa palabra es precisamente, según el experto en género, el inicio del problema: “No me gusta el término romántico porque tiene raíces heteropatriarcales”. Entonces, ¿es imposible crear nuevos modelos de hombres románticos más sanos? “Sí que creo que puede hablarse de hombres sensibles e igualitarios. Redefinir esos ideales románticos es fundamental para replantear la masculinidad hegemónica. Hay que deconstruir la imagen del hombre emocional como feminizado y reconocer el potencial masculino de las emociones. La virilidad se ha asociado tradicionalmente a la conquista sexual, no al amor. Por lo tanto también se tiene que reformular la sexualidad masculina para cambiar los vínculos que a menudo ha negado”. Hasta que llegue ese gran cambio, reconoce, la influencia del ideal romántico seguirá vigente, al menos como eso: un ideal. Y no hay nada que le guste más al cine que una buena utopía inalcanzable. Sobre todo, si tiene la cara de Jacob Elordi.

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Sobre la firma

Lucas Barquero
Redactor de la revista ICON. Graduado en Cinematografía y Artes Audiovisuales por la URJC y Máster en Periodismo UAM-EL PAÍS.
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