Recetas ligeras para volver a la realidad

Sana, saciante y llena de sabor. Esta ensalada te ayudará en tu meta. Y, además, la combinación de verduras cocidas y crudas hará que repitas (pero no que te repita).

Preparamos unas albóndigas de pollo sin freír, que se pueden tomar frías y con una mezcla de sabores que te enganchará al primer mordisco.

Si no te gusta la coliflor puede ser porque: a) no la cocinas al dente o b) aún no has probado esta receta.

Pinchando en el enlace encontrarás la forma definitiva de hacer calamares a la plancha y tres maneras de acompañarlos: con cebolla confitada, con mojo de cilantro y con aceite de pimentón.

La palabra "lasaña" no suena a comida ligera, pero esta sí lo es porque sustituye las láminas de pasta por calabaza.

Este plato, tan completo como sabroso, demuestra que la comida sana no tiene por qué ser un rollo.

Las lentejas son necesariamente sinónimo de pesadez. Esta crema de lentejas rojas es más ligera y fácil de digerir que la tradicional crema de lentejas marrón; su sabor te alucinará.

El saborcillo entre tostado y ligeramente amargo del café, combinado con el de otros ingredientes, saca de la vulgaridad a la ternera más sosa.

Si tienes pesadillas con las coles de Bruselas, es posible que hagas las paces con ellas gracias a esta receta en la que no tocan el agua.

Una ensalada muy completa que puede ser plato único: legumbres, pescado, huevos y hojas verdes. Si sabes abrir un bote de garbanzos y una lata de sardinas, podrás hacerla.