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Ensaladas primaverales sin complicarse la vida

Espinacas, judías verdes, fresas, apio o espárragos son los potenciales protagonistas de un montón de ensaladas sencillas pero sabrosísimas, ideales para cuando arranca el calor y no quieres cocinar.

Judías crunchi-crunchi
Judías crunchi-crunchiMÒNICA ESCUDERO

Cuando llega el calor los chicos se enamoran, ya lo decían Sonia y Selena; lo que no se mencionaba en esa canción es que, además, las ganas de meterse en la cocina, encender fuegos y comer cosas contundentes se esfuman como por arte de magia. El núcleo duro primaveral, ese en el que ya se intuye el verano y el sol empieza a picar fuerte es perfecto para comer ensaladas como si no hubiera un mañana.

Si es tu caso pero andas corto de ideas, el Servicio Público Comidista está aquí para solucionar tus cuitas. Hoy traemos un montón de ideas para preparar platos frescos y sabrosos algunas de las frutas y verduras que mandan en esta estación, como las espinacas, las fresas, el injustamente denostado apio o los espárragos verdes. Prepárate a llenar el verdulero y vaciarlo antes de que nada se te ponga pocho: solo necesitas un buen aliño para vibrar con estas ensaladas.

Espinacas

Delicia primaveral
Delicia primaveralAINHOA GOMÀ

Unas espinacas baby o brotes de espinaca frescos son una buenísima base sobre la que construir una ensalada; ya que se trata de una hoja de sabor intermedio: tiene más vidilla que la mayoría de las lechugas, pero no resulta tan agresiva como la rúcula. Puedes tomarlas con unas patatas cocidas y una salsa de yogur y curry -sustituyendo la granada de la receta original, que no está de temporada, por unas uvas pasas o unos trocitos de cereza- o cambiar las patatas por una base de cuscús o arroz integral frío.

Los clásicos garbanzos con espinacas también pueden ensaladizarse, usando la espinaca en crudo y los garbanzos como toque crujiente, después de pasar por el horno especiados con ras el hanout o cualquier otra mezcla de especies de aroma árabe. Si no tienes ganas de liarte y con los garbanzos cocidos ya te llega, haz una ensalada picando un poco las espinacas añadiéndoles bonito, anchoa y huevo cocido. Las pasas y los piñones también se llevan bien con esta hortaliza en frío, y una vinagreta con un poco de mostaza y un toque de miel redondeará la jugada.

Aguacate

La temporada de este fruto está a punto de terminar, pero todavía tenemos oportunidades de hacer cosas con él (aparte de la ya clásica tostada de desayuno de Instagram). En realidad no es muy difícil incluir este fruto en cualquier ensalada: hay muy pocas que no mejoren con media palta, siempre mejor con un huevo cocido unos siete minutos, para que la yema no llegue a cocerse del todo.

Puedes combinarlo con una legumbre fresca también de temporada, las habas, para fusilar una ensalada de Yotam Ottolenghi que también incluye quinua, espinacas, rabanitos y una vinagreta con un toque alegre de chile y comino. Sobre una base de hojas verdes, podemos picar un aguacate con unos dados de salmón marinados un par de minutos en zumo de lima con sal. Si espolvoreamos con cebollino y aliñamos con un poco de aceite, sal y pimienta tendremos algo a medio camino entre un tartar y un cebiche, pero en formato ensalada.

Cuando en lugar de añadirlo en trocitos queremos que forme parte de la vinagreta, solo tenemos que triturarlo con zumo de limón y -muy poco- aceite, además de salpimentarlo. Tendrás una textura muy parecida a la de la mayonesa, con un perfil nutricional bastante más interesante que el de esta salsa.

Apio

El apio mola
El apio molaCARLOS ROMÁN ALCAIDE

Definitivamente no es uno de los ingredientes que más gustan al equipo Comidista, pero personalmente creo que crudo -y evitando las partes más duras y leñosas- puede estar muy bueno. Con manzana, algún queso azul y un puñado de nueces está riquísimo, pero si no te gusta tal cual prueba a encurtirlo con una sencilla técnica de nuestro compañero Carlos Román.

Con un poco de zanahoria rallada y cebolla, un aliño a base de soja, vinagre y sésamo tostado y media hora de reposo para que tanto el apio como la cebolla pierdan fuerza podemos hacer una ensalada estilo oriental, ideal para servir sobre un lecho de fideos de arroz fríos. Las vinagretas cremosas, por ejemplo con yogur y menta, también le van bien: añádele un poco de pepino y te parecerá que estás untando crudités de apio en un tzaziki.

Judías verdes

Dos minutos de cocción en agua hirviendo con mucha sal y otros dos en agua helada para refrescarlas rápidamente son todo lo que necesitan unas judías verdes para convertirse en una ensalada potencial. Si son bobby puedes comerlas tal cual, pero si las vamos a tomar frías las planas tienen una textura mucho más agradable si se cortan al bies en trozos de unos tres milímetros. Con piñones tostados, mucho perejil y parmesano, además de un poco de ralladura de limón, son una de las combinaciones más frescas que he probado nunca.

Un sabor fuerte como el de la aceituna negra también hace que las judías se vengan arriba, y los picatostes aportan un agradable contraste de texturas: en eso, y el toque aromático del tomillo en la vinagreta, se basa el éxito de esta ensalada. Si lo que buscamos es un plato único, pero igualmente fresco, podemos añadir a las judías patatas cocidas, algún pescado en conserva como la caballa, las sardinas o el bonito y unos tomates cherry de pera: la comida está servida.

Espárragos verdes

Aunque lo más habitual es que los tomemos cocinados a la plancha o al vapor, los espárragos verdes también tienen su lugar en una ensalada. Aunque cortarlos finos tiene su intríngulis, se vuelve mucho más fácil si usamos un pelador, y tampoco necesitamos una gran cantidad para que luzcan en estos platos. Dos espárragos a tiritas son suficientes para dar sabor y color a una ensalada: si se ponen en un bol con agua helada se rizarán y aportarán también un bonito volumen vertical.

Si se juntan con otro ingrediente de temporada, como los guisantes, un poco de cebolleta dulce y un queso curado rico, además de una vinagreta bien emulsionada, tenemos una cena fabulosa, que puede mejorar todavía más con unas virutas de jamón. También podemos ensaladearlos una vez pasados por la sartén, en versión mimosa, con yema de huevo duro y un poco de salmón ahumado.

Fresas

A tope con las fresas
A tope con las fresasMÒNICA ESCUDERO

Estas frutas primaverales combinan a la perfección con varios de sus compañeros de temporada. Por ejemplo, con brotes de espinacas, un poco de queso feta, almendras tostadas y una vinagreta con un toque cítrico podemos preparar una ensalada sencilla pero riquísima, perfecta para los días en los que el calor empieza a dejarse notar (si necesitáis más pistas, aquí tenéis la receta en vídeo).

Con las mismas espinacas, burrata, anchoas, aceitunas negras y un aliño de vinagre suave -el aceto balsámico de verdad le va de muerte, si es jarabe con caramelo mejor cualquier otro- tendréis otro platazo. Otra estupenda mezcla incluye rúcula, parmesano y unas alcaparras en vinagre, ya que la acidez de este encurtido resaltará la dulzura natural de las fresas. Terminamos este apartado con una macedonia -que es básicamente una ensalada de frutas- especiada de mango y fresa con zumo de naranja.

Cerezas

¿Cerezas en la ensalada? ¡Claro que sí!
¿Cerezas en la ensalada? ¡Claro que sí!RAQUEL BERNÁCER

La parte más complicada de poner una cereza en una ensalada es la de deshuesarlas, pero se simplifica bastante si las apoyamos sobre una botella de cristal y empujamos con una cañita o un palillo chino. Si no tenemos nada de esto, siempre podemos abrirlas por la mitad con una puntilla y mucho cuidado: triturando algunas con un poco de aceite, zumo de limón y miel tendremos la salsa para preparar una ensalada verde con trucha ahumada y cerezas.

Estas frutas también tienen mucho sentido en cualquier preparación con quesos ligeros y frescos, y aportan un contraste mucho menos raruno de lo que parece cuando usamos ingredientes potentes como las aceitunas negras. Con quesos potentorros como la gorgonzola o el Stilton también es capaz de animar cualquier combinación de hojas verdes, así que saca esta fruta del postre y piensa en ella como un ingrediente para muchos otros platos frescos.

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