Una semana de via crucis para Díaz Ayuso
De la polémica por su piso a la denegación de que Madrid pase a la fase 1, la presidenta de la Comunidad vive algunos de sus días más difíciles
Los flashes ya no pueden seguir a Isabel Díaz Ayuso vestida de chulapo, la gorra bien calada, el clavel rojo en el pelo y el chaleco abotonado. Al revés que hace un año, cuando la ahora presidenta de Madrid se viste con el traje masculino para celebrar al patrón de la capital en la pradera de San Isidro, este viernes 15 marca el punto álgido de una semana aciaga para sus intereses.
El lunes se conoce que pasa el confinamiento en un apartamento de lujo de la cadena Room Mate. El martes se borra de un portal oficial un jugoso contrato con esa compañía que las dos partes denuncian luego como falso. El miércoles, reorganiza a la cúpula de su departamento de Sanidad en plena pandemia. El jueves, Metroscopia sitúa a su Gobierno en su peor momento demoscópico. El viernes, el Ministerio de Sanidad deniega a Madrid el pase a la fase 1 de la desescalada. Y el sábado, mientras da una rueda de prensa para quejarse de que no haya criterios técnicos que avalen esa decisión, se conoce el informe que los contiene.
Díaz Ayuso vive muchos de esos episodios como una afrenta o un intento de crear problemas artificiales para tapar la crisis del coronavirus. Así ha sido una semana convertida en un via crucis.
Lunes 11. De Aznar al piso de lujo. Isabel Díaz Ayuso no sabe que acaba de empezar una de las semanas más duras desde que accedió a la presidencia de la Comunidad de Madrid cuando empieza a charlar con el expresidente José María Aznar. En una charla telemática para los alumnos del Aula de liderazgo del Instituto Atlántico de Gobierno y la Escuela de Postgrado de la Universidad Francisco de Vitoria, los dos políticos del PP, duros entre los duros, se solazan en anécdotas sobre Bill Clinton y Hugo Chávez, y defienden la gestión de Madrid en la crisis sanitaria. Mientras tanto, empieza a formarse una tormenta de consecuencias hoy aún desconocidas.
Al poco de que Díaz Ayuso termine su charla con Aznar, Vanity Fair publica un artículo que equivale a una bomba durmiente, porque no estalla hasta el día siguiente: la presidenta de Madrid lleva desde mediados de marzo residiendo en un piso de lujo situado en la octava planta del Plaza España Skyline BeMate, propiedad de la cadena Room Mate; tiene a su disposición dos terrazas totalmente amuebladas con vistas al Palacio Real, la Casa de Campo y al Parque del Oeste; y disfruta de una suite de unos 88 metros cuadrados.
Martes 12. Un contrato fantasma con Room Mate. Tras negar la Comunidad que el alquiler se pague con dinero público, la cadena hotelera afirma que el coste “del apartamento” será de 80 euros por noche. En los siguientes días llegan varias rectificaciones. Ese coste cubre, en realidad, el alquiler de una vivienda (en la sexta planta, la “executive suite terrace”) y el uso de otra para trabajar (en la octava, la “roya suite”). No es la última vez que la cadena y la Comunidad tienen que admitir que la información que han dado es incorrecta.
Aunque tanto la presidenta como Room Mate aseguran que nadie más vive en el edificio del apartotel, cerrado por la crisis del coronavirus, EL PAÍS comprueba que hay más clientes, y que incluso es posible hacer una reserva. Y pese a que Enrique Sarasola, el dueño de la empresa, afirma en público que cualquier cliente tendría el mismo precio que Díaz Ayuso (80 euros al día, 2.400 por un mes, más de 4.800 en el tiempo que lleva), lo cierto es que el precio que se concierta a través de la web se dispara incluso en una estancia de menor categoría que la que ocupa la presidenta (3.808 al mes).
¿Ha habido un trato de favor? Sarasola lo niega, y apunta a “una mano negra” que busca “réditos políticos”.
“Es un delito”, acabará diciendo Díaz Ayuso sobre la publicación del contrato en teoría inexistente.
Pero la polémica crece. La consejería de Políticas Sociales publica en el portal de contratación un contrato con Room Mate de 565.749,62 euros por habilitar el uso de dos de sus hoteles como residencias para ancianos mientras dure el estado de alarma. Inmediatamente lo borra, dice que no existe, y lo atribuye a un error humano. Lo cambia por otro con un adjudicatario distinto (la Coordinadora del Tercer Sector y no Room Mate) y una cuantía diferente (240.443,57 euros y no 565.749,62). Saltan todas las alarmas: desde que la licitación aparece en el portal de contratación, a finales de abril, sufre hasta cuatro cambios significativos.
Antes, un político del PP anula una entrevista con este diario porque no quiere entrar en contradicciones con la líder. La tormenta aún no ha estallado del todo, pero los negros nubarrones ya se otean en el horizonte.
Miércoles 13. Destitución en el Gobierno. Mientras crece la polémica, la pandemia sigue. En el consejo de Gobierno de ese día, Díaz Ayuso reorganiza la cúpula sanitaria de la Comunidad en plena pandemia: cesa a Carlos Mur de Víu, director general de coordinación sociosanitaria; nombra a una nueva directora general de salud pública tras la dimisión de la anterior, Yolanda Fuentes; y oficializa el nombramiento de Antonio Zapatero como nuevo viceconsejero de Salud Pública y Plan covid-19.
Jueves 14. Choque entre los socios gubernamentales. Alberto Reyero destituye del Secretario General Técnico de la consejería de Políticas Sociales, responsable último de la publicación del contrato supuestamente falso con Room Mate en el portal de transparencia. Díaz Ayuso no se da por satisfecha. Primero, su entorno recuerda que esa destitución no es válida hasta que la presidenta la acepte, por lo que la deja en suspenso. Y la presidenta, además, anuncia una investigación interna sobre lo sucedido, pese a que el consejero dice haber hecho ya una.
Las dos decisiones subrayan cómo en el PP desconfían de Cs. ¿Un contrato erróneo publicado por la noche, afectando de lleno a la polémica por el piso de la presidenta? Raro. ¿Y siendo el responsable de su publicación una consejería de Cs que está en el ojo del huracán por los casi 6.000 muertos en residencias durante la crisis del coronavirus? Más raro aún. Esas son las reflexiones de integrantes de la formación conservadora, reflejo de cómo la desconfianza se extiende entre los socios gubernamentales.
En medio, Metroscopia publica un sondeo preocupante para los intereses del Gobierno: la mayoritaria aprobación que los madrileños otorgaban al Ejecutivo de Díaz Ayuso por su gestión de la crisis del coronavirus ha pasado del 61% de hace un mes al 42% actual. Y el Rubicón que marca el pase del aprobado al suspenso se cruza con la dimisión de la directora general de Salud Pública, Yolanda Fuentes, en desacuerdo porque Madrid pida el pase a la fase 1 de la desescalada. Ella es uno más del 77% de madrileños que creen que la región debe permanecer en la fase 0. La la tesis de Díaz Ayuso no cala. Solo uno de cada cinco ciudadanos se inclina por cambiar de fase, según Metroscopia.
Se trata de una campaña para ocultar el desastre en el que han metido a España: así no hay desastre, hay un apartamentoDíaz Ayuso
Viernes 15. Madrid no pasa a la fase 1. Díaz Ayuso amanece negándolo todo. “No estoy en apartamento de lujo; ni son 2 de 200m2; ni es una ganga pues el hotel está cerrado; ni el hotelero ha hecho negocios con la Comunidad”, escribe en sus redes sociales. “Se trata de una campaña para ocultar el desastre en el que han metido a España: así no hay desastre, hay un apartamento”.
Ese día, sin embargo, el desastre es otro. Por segunda vez, el Ministerio de Sanidad niega el pase de la Comunidad de Madrid a la fase 1 de la desescalada. El Gobierno regional estalla. “Nos encontramos ante un ataque político a la Comunidad de Madrid, que forma parte de la campaña inaceptable que están haciendo sobre mi gobierno”, dice Díaz Ayuso.
La presidenta reclama el informe técnico que avale esa decisión. Pone sobre la mesa todos los esfuerzos hechos por su Administración (aumento de plantillas y de capacidad para hacer tests; disponibilidad para multiplicar camas…). Y no entra al debate sobre los argumentos expuestos por el Ministerio: tras la dimisión de la directora general de salud pública, el nuevo equipo de Sanidad no lleva ni una semana en el cargo; hay que consolidar el trabajo de las nuevas plantillas; y la movilidad de la región desaconseja correr peligros y favorecer un rebrote (justo el mismo argumento empleado por la Comunidad para pedir el acceso de toda la región en bloque a la fase 1, y no por municipios).
Sábado 16. Silencio técnico. Díaz Ayuso acusa al Gobierno central de “recortar libertades” y de “minar el diseño constitucional por la puerta de atrás”. Para justificar esas dos graves acusaciones, argumenta que no hay ningún criterio técnico que avale que Madrid permanezca en la fase 0 de la desescalada, y que la decisión ha sido política.
Mientras habla la presidenta de Madrid, EL PAÍS adelanta el informe técnico que explica la decisión por la debilidad del sistema de atención primaria regional, encargado de seguir los nuevos casos, e investigar a las personas con las que han estado en contacto. Ni para esas cuestiones, ni para las que plantea el colegio oficial de médicos de Madrid, que advierte de que hay casi un centenar de centros médicos aún cerrados, hay respuesta. Solo silencio.
“Madrid pierde su autonomía ejecutiva durante el mando único. Un grupo anónimo decide nuestra Sanidad y Economía. ¿Quiénes son?”, se pregunta luego en sus redes sociales. “Un informe, hecho ad hoc, se ha filtrado a los medios mientras dábamos nuestra rueda de prensa”, sigue. “¿Qué capital europea recibe ese trato?”
La atención primaria sigue sin estar lista
Sanidad detalla a la Comunidad por qué debe esperar para la desescalada: falta de desarrollo del plan de detección y seguimiento de casos, límites en la capacidad para hacer PCR y escasez de recursos humanos. Haz click para seguir leyendo.
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