Radiografía del ruido en Barcelona: el 90% de los sonómetros supera los niveles recomendados por la OMS
Una exposición en la Elisava dentro del festival Model revela datos inéditos sobre la contaminación acústica en los últimos cinco años. Las denuncias se han cuadruplicado
Datos inéditos sobre centenares de miles de registros sobre el ruido en Barcelona. Por si alguien dudaba de la contaminación acústica que sufren sus vecinos, el proyecto Shhh... de la escuela universitaria Elisava revela que el 90% de los sonómetros de Barcelona ha superado la media diaria de niveles de ruido recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión Europea (CE) en los últimos cinco años. Las dos instituciones sitúan una máxima diaria diaria (Lden, se llama el valor) inferior a 65 decibelios. Shhh... aterriza en forma exposición en Elisava durante el festival de arquitecturas Model y es un trabajo del curso Datos por el bien común del Master de diseño y datos, que bebe de datos públicos de los todos los sonómetros de la ciudad entre 2018 (cuando había 52) y 2022 (cuando había 82).
Las cifras que revela el trabajo apuntan a una contaminación acústica mucho peor de lo que consideraron los propios barceloneses en la última encuesta de Salud Pública de la Agencia de Salud Pública: solo el 55% afirmaba sufrirla en su barrio. El mismo informe cuantificaba en 30 las muertes al año por ruido en la ciudad: es el segundo factor ambiental que más impacta en la salud de la población, tras la contaminación del aire. Ante estas evidencias y protestas vecinales como la de la plataforma #SilencioElRuidoMata, el Ayuntamiento analizó la contaminación en puntos de ocio nocturno o turismo masivo y decidió reducir el horario de las terrazas o comercios.
La exposición revela también que pese a los niveles de ruido, en los sonómetros donde se puede hacer una comparación (porque no se han movido de ubicación) hay una ligera mejora: 1,72 decibelios menos en 2022 respecto a 2018. Con todo, también muestra que las denuncias por molestias por ruido en la calle o locales de ocio nocturno a la Guardia Urbana se han cuadruplicado entre 2018 y 2022. Y que entre 2021 y 2022, se han duplicado. Una circunstancia que los investigadores vinculan a la mayor sensibilidad social al ruido, agravada tras la pandemia, cuando (con una crisis sanitaria y económica, confinamientos y miles de muertos) hubo una tregua de silencio.
La arquitecta y profesora Olga Subirós ha codirigido el seminario junto a los arquitectos y urbanistas del despacho 300.000 km/s, especialistas en análisis de datos. “Cada año identificamos un conflicto en la ciudad y pedimos a través de transparencia datos que no se hayan trabajado, en este curso el ruido”, explica. Los datos de los sonómetros minuto a minuto durante cinco años, pesan 1,8 gigabytes. “Los datos muestran que hay una gran parte de Barcelona que no descansa, porque expertos como los del ISGlobal indican que aunque una persona esté trabajando o durmiendo, si sufre contaminación acústica, el cuerpo sigue recibiendo la presión del ruido”, precisa. En las sesiones del trabajo, con estudiantes de cinco nacionalidades, también han participado la entidad Eixample Respira y el ISGlobal. Hace unos años hubo otro estudio sobre ruido, de la Universidad de Vic, pero a partir de datos antiguos, de 2012: aseguraba que el 88% de los vecinos están expuestos a altos niveles de ruido.
Subirós pone en valor el trabajo, que además este año se podrá ver en forma de exposición, con video mapping, cartografías, gráficos, una instalación sonora y una visualización gráfica de nueve metros de largo. Muestra, día a día de 2022, los niveles de ruido de 20 puntos de la ciudad elegidos por su representatividad: valores muy altos o bajos, constantes las 24 horas, dispares de día o de noche, o con mayor contaminación de noche que de día. “Los datos son una gran herramienta ciudadana: identificas un conflicto, solicitas datos, los recoges, analizas, visualizas y difundes las evidencias generadas”, enumera sobre el análisis de unos datos que no se habían sistematizado.
En la muestra, por ejemplo, explica, se identifican puntas máximas de ruido que coinciden con fiestas en Barcelona: “Que 10 o 15 días tengamos una gran celebración es una buena noticia, pero lo que no se puede soportar es la intensidad sostenida de más de 65 decibelios de media diaria o más de 55 decibelios de noche. “Además hay que pensar que cualquier vulnerabilidad, si soporta ruido, se acentúa: si es un entorno escolar, o en personas mayores”, alerta convencida de la necesidad de “un pacto social” para reducir la contaminación acústica, sobre la que cada vez hay más evidencias de sus impactos negativos. La exposición reivindica explícitamente “una Barcelona con un entorno acústico justo y saludable”.
El Ayuntamiento de Barcelona responde a los datos, a través de un portavoz, que es “muy consciente de que la reducción del ruido es prioritaria” y que “ha intensificado las actuaciones dirigidas a disminuirlo y proteger la salud de las personas”. El consistorio, apuntan las mismas fuentes, “ha trabajado un plan de acción que ha permitido aplicar medidas para reducir la contaminación acústica y caminar hacia una ciudad más saludable”. Y citan las pacificaciones de calles, el proyecto Superilla, la plaza de Glòries (con el túnel de Gran Via soterrado, que ha reducido nueve decibelios el ruido en la zona central de la Gran Via), la peatonalización de entornos escolares o el aumento del verde.
El análisis de 9.000 denuncias a la Guardia Urbana muestra que se concentran muy mayoritariamente de las 23 horas a las 5 horas de la mañana. La ubicación de las infracciones muestra que están muy vinculadas al ocio nocturno y localizadas en el distrito de Ciutat Vella, los barrios del barrio del Poble Sec y Gràcia, el eje de Enric Granados o puntos aislados en Poblenou, Nou Barris o el Turó de la Rovira. En el global de ciudad, de noche, la situación del ruido empeora y solo el 7,3% de los sonómetros se sitúa por debajo de las recomendaciones de un tope de 55 decibelios fijadas por la OMS y la CE. La contaminación acústica de noche es de tal calibre que hay ocho sonómetros (el 9,75%) de los 82 analizados que registran más ruido de noche que de día. De día, los 10 sonómetros con peores registros se registran en puntos vinculados al ruido que provoca el tráfico.
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