Pirineos 2030: Los Juegos de la desinformación
Políticos y empresarios del territorio defienden las virtudes de una cita olímpica, pero los vecinos reclaman más concreción y poder decidir
Al principio tenía que ser Barcelona-Pirineus. Luego mutó a Pirineus-Barcelona. Y actualmente las administraciones se refieren al proyecto olímpico de 2030 como el de Pirineos, sin apellidos, tras la entrada en escena de Aragón. Tanto ir y venir de denominaciones y de planes descolocan a los vecinos de los territorios de montaña, que más de 11 años después del primer paso que planteó en 2010 el entonces alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, para albergar unos Juegos de Invierno en la cordillera pirenaica, siguen sin saber cómo afectaría celebrar una cita olímpica en su casa. “Nos falta información”, coinciden las decenas de residentes de las comarcas pirenaicas consultados por EL PAÍS.
La Generalitat, de momento, mantiene su secretismo. La secretaria general del deporte, Anna Caula (ERC), que no quiso hacer ninguna valoración, sigue revisando el plan olímpico desarrollado en la anterior legislatura para readaptarlo junto al gobierno de Aragón y aún no existe demasiada concreción sobre la forma que va tomando el proyecto. “Tenemos casi más información de cómo avanza el proyecto desde Madrid que desde Barcelona”, lamenta Maria Vergés, Síndica del Conselh de Aran (Val d’Aran), que se reunirá el miércoles con la Generalitat para hablar de los Juegos, entre otros temas.
El alcalde de Puigcerdà (Cerdanya), Albert Piñeira (Junts), entiende que la distancia emocional de los ciudadanos con la cita olímpica llega por la “falta de pedagogía de las instituciones”. Recuerda que el Comité Olímpico Internacional (COI) “ya no quiere unos Juegos como los de antes”, y que su celebración “catalizaría” todas aquellas inversiones necesarias para el Pirineo. “Llevamos 50 años pidiendo mejoras en la línea de tren de Cercanías”, apunta, “y los Juegos pueden acelerar su mejoría de una vez por todas”. El alcalde insiste en el cambio de paradigma del COI: “Ahora no es cuestión de ver qué puede ofrecer el territorio para tener unos Juegos, sino qué puede ofrecer los Juegos al territorio”.
La mejora de las comunicaciones y la digitalización son una reivindicación histórica de los Pirineos. Vergés incide en el estado de las vías C-28 y la Nacional 230 —”es una de las más peligrosas del Estado”— y el vicealcalde de La Seu, Jordi Fàbrega, recuerda que “para ir de Puigcerdà a Vielha tardamos tres horas”. “Esto limita nuestro día a día”, insisten.
El sector empresarial y comercial ve los Juegos como una oportunidad, también en materia de vivienda, apunta Francesc Armengol, presidente de Empresariat Cerdanya. “Ahora tenemos poca vivienda. Si fuera necesario hacer una pequeña villa olímpica que después quede como vivienda social y protegida para garantizar el acceso de los jóvenes, sería una buena opción para retener el talento”. El plan del Govern en la anterior legislatura ya era desarrollar con motivo de los Juegos un plan aprobado en 2010 para la creación de un área residencial en las afueras de Puigcerdà con 445 viviendas, de los que 225 tendrían que “acogerse a algún régimen de protección oficial”. El plan de urbanización sigue vigente, según confirmó el alcalde del municipio.
Aumento de precios
Cuestionado sobre la idoneidad de desarrollar planes urbanísticos aprobados en una época sin sensibilidad medioambiental, Armengol es taxativo: “Si hay que retocarlos para que no queden obsoletos, se hará. Nos entenderemos con los ecologistas”.
Más allá de las mejoras infraestructurales, los empresarios y políticos del Pirineo coinciden en el potencial de los Juegos para darse a conocer al mundo. “Nos pondría en el mapa”, resume Eudald Castells, presidente de la Unió Intersectorial Empresarial del Ripollès. “La gente ha redescubierto el territorio tras la pandemia y los Juegos nos confirmarían como un espacio de bienestar”.
A nivel local el interés también es económico. Georgina regenta una casa de comidas y Nando es el propietario de un comercio en Alp (Cerdanya). “Los Juegos generarían mucha actividad económica, que ya nos falta”, reclaman. El hombre confía en fortalecer la industria del esquí en el territorio y captar el interés internacional y nacional que ya gozan Andorra y la Val d’Aran. “Podemos convertirnos en un espacio de calidad deportiva”, defiende.
En cambio, la población más joven y el sector ajeno al turismo transmiten desconfianza. “Hablamos muy poco de los Juegos”, asegura un grupo de siete jóvenes sentados en una terraza de Puigcerdà. “Lo que queremos es que deje de masificarse más la zona. Aquí ya no cabemos”, apuntan. El atractivo de los Juegos, dicen, pone aún más en riesgo su futuro en el territorio. “Después de la pandemia, los ricos de Barcelona están instalándose en la montaña para teletrabajar, y los precios de los pisos aumentan cada vez más. La mayoría de nosotros estamos compartiendo piso porque no podemos permitirnos uno solos”, denuncian. “¡Imagina con unos Juegos!”.
Anna Pous, trabajadora en un punto de información de Alp, entiende que los Juegos no tienen un consenso social en el Pirineo. “La cuestión medioambiental preocupa a la gente, y la masificación también. Seguramente sean una oportunidad para el territorio, pero debe hacerse bien y queremos formar parte de las decisiones que se toman”. La Generalitat tiene pendiente celebrar una consulta en el territorio, pero aún sigue sin concretar en qué zonas y las fechas.
Del cerca de medio centenar de personas consultadas a pie de calle por EL PAÍS en la Cerdanya, la mayoría simpatiza con la posibilidad de albergar la cita olímpica, aunque no parece existir un apoyo unánime y si fisuras a su celebración. Algunos, incluso, desconocían los planes del Comité Olímpico Español. “A nivel de calle no existe un debate sobre los Juegos, y lo que sabemos lo conocemos por los medios”, admite la presidenta del Consell Comarcal de l’Alt Urgell, Josefina Lladós. En el valle de Arán, en cambio, Vergés asegura que “la gente tiene ilusión, sin duda”, y reivindica que el Conselh “ha sido la primera institución en aprobar por unanimidad una declaración a favor de los Juegos”.
Los partidos favorables a los Juegos obtuvieron el 74% de los votos el pasado 14-F
La celebración de los Juegos tiene el aval político de los grandes partidos catalanes. ERC, Junts, PSC y PDeCAT llevaron la celebración de los Juegos en su programa electoral autonómico en las pasadas elecciones catalanas del 14 de febrero y sus representantes consiguieron el 74% de los votos en las comarcas del Ripollès, Cerdanya, Alt Urgell, Pallars Sobirà y Aran. La CUP, el único partido abiertamente contrario, recogió un 9% de los apoyos. En Comú Podem, el partido de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que muestra abiertamente sus recelos al proyecto, tuvo un apoyo electoral del 3,5%. “Hay que escuchar todas las voces, pero no podemos olvidar el apoyo que tienen los partidos que están a favor de los Juegos”, reclama Piñeira.
La candidatura se encuentra actualmente en otra fase de transformación. La entrada en escena de Aragón obliga a rehacer el proyecto para garantizar la “igualdad” que reclama el gobierno aragonés, y la Generalitat pretende presentar los Juegos como uno de los proyectos principales para su plan de potenciación del Pirineo catalán.
A ojos del Comité Olímpico Internacional, el proyecto avanza a buen ritmo. “Existe una voluntad importante del establishment”, defiende una fuente del organismo, “y la percepción es que el plan evoluciona positivamente”. La intención del COI es acelerar los diálogos con las regiones interesadas para los Juegos de 2030 después de la celebración de los Juegos del año que viene, que se celebran en Pekín. Según la misma fuente, Ucrania ha realizado un paso al frente, mientras que los proyectos de Salt Lake (Estados Unidos) y Japón parecen “en stand by”.
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