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Aragonès espera que Cataluña vote la independencia antes de 2030

Junts dice que esa fecha no está pactada y se desliga del plan de negociar en la mesa de diálogo durante dos años

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, la semana pasada en Sort, en el Pirineo de Lleida.
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, la semana pasada en Sort, en el Pirineo de Lleida.Rubén Moreno (DGCG)

Referéndum de autodeterminación acordado con el Estado para antes de 2030. Esta es la previsión que avanzó este lunes el presidente de la Generalitat catalana, Pere Aragonès, dos semanas antes del inicio de las conversaciones entre el Gobierno central y el autonómico en la mesa de diálogo convocada para afrontar la situación política posterior al procés. En una entrevista en TV3, Aragonès aventuró que Cataluña podría realizar esa consulta de independencia antes de que finalice la década: “Cuento con que antes de 2030 hayamos llegado a un acuerdo para la resolución del conflicto político y que Cataluña haya votado”.

El pronóstico de Aragonès se produjo al ser preguntado por la candidatura que la Generalitat y el Gobierno central quieren impulsar para organizar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. El periodista le planteó cómo casa su proyecto independentista con la celebración de un evento internacional bajo la bandera española, y Aragonès respondió que espera que para esa fecha Cataluña ya haya votado si quiere ser un Estado soberano: “No se trata de dejar la independencia de aquí a 10 años ni que cualquier propuesta de desarrollo económico suponga renunciar a la independencia”, dijo. “Queremos que Cataluña vote de forma reconocida, y si lo hace antes de 2030 serán los primeros Juegos en los que participaremos bajo nuestra bandera”.

Aragonès y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reanudarán después de la Diada de Cataluña, el 11 de septiembre, la mesa de diálogo en la que el independentismo reivindicará el referéndum y la amnistía para los procesados en causas del procés. Esquerra Republicana (ERC) y la CUP firmaron antes de la investidura de Aragonès un pacto de legislatura que permite a los republicanos buscar un acuerdo con el Gobierno hasta 2023. Aragonès se someterá entonces a una moción de confianza. También será cuando Sánchez agote el mandato.

ERC quiere aprovechar la ocasión de negociar en la mesa y pidió la semana pasada a Junts, su socio de gobierno, que deje de criticarla porque la debilita. “No hay que desacreditarla”, reclamó la portavoz de ERC, Marta Vilalta. El partido de Carles Puigdemont ha cuestionado este verano de forma reiterada la validez de la mesa.

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Elsa Artadi, portavoz de Junts, lanzó este lunes dos dardos. La diputada dijo que la fecha de 2030 no se había debatido en ningún órgano independentista. “Me parece que Aragonès ha hablado de referéndum pactado pero primero hay que saber con quién se supone que lo pactaremos”, ironizó. Y luego cuestionó que vaya a haber más de una reunión de la mesa. “No es que sea escéptica. Soy realista. La primera reunión se celebró en febrero de 2020 y la segunda este mes”, apuntó, deslizando que no quieren generar “falsas expectativas”. El parón de ese año y medio se produjo por el proceso electoral y por la covid. Artadi sí recalcó que a Junts no le concierne el plazo hasta 2023 —no lo firmaron en su acuerdo de gobierno con ERC— y que evaluarán la mesa de forma “continuada”, “diaria” y basada “en hechos reales” “No nos engañemos, el éxito de la mesa dependerá de la voluntad de negociar del Gobierno, del PSOE y de Podemos”, dijo invitando al independentismo actuar con la máxima unidad en el Congreso para ejercer presión, como en el caso de negociar los Presupuestos del Estado.

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Pese a las diferencias, ERC y Junts sí coinciden en algo: no quieren que la mesa sea una “foto” y no piensan hablar en ese foro de traspasos de infraestructuras, de la red de trenes de cercanías o de la ampliación del aeropuerto de El Prat. Para eso, dicen, ya está la Comisión Bilateral. Los dos partidos limarán su estrategia la próxima semana pero estará volcada en reivindicar el referéndum y la amnistía.

Aragonès reconoció que su posición es rechazada de entrada por el Ejecutivo central, y concedió que hay que encontrar puntos en común: “Veremos en las sucesivas reuniones cuál es la posición de las partes. A partir de ahí hay que ir al detalle y ver dónde podemos encontrar puntos de encuentros”, afirmó, admitiendo que es importante, como defiende Salvador Illa, líder del PSC, profundizar en el diálogo entre los partidos catalanes.

Aragonès apuntó que tanto los socialistas como En Comú Podem están, como miembros del Gobierno, en el otro lado de la mesa y que deben aportar soluciones. Y acabó señalando que sería “inconcebible” que Sánchez no acuda a la reunión. Artadi aventuró que si Sánchez no va “es porque cree que será un fracaso y ni se acerca”, y opinó que lo que cuenta es de qué se va a hablar y que en el cónclave no solo se escuchen dos monólogos.


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