Madrid absorbe empresas de otras comunidades, pero Cataluña y Valencia lideran las ventas
A la comunidad madrileña se le marchan compañías con potente facturación pese a las políticas de baja fiscalidad de Díaz Ayuso


Madrid pierde fuelle en la carrera contra otras comunidades de España para atraer empresas. El efecto absorbente de la capitalidad y las políticas de rebaja fiscal que aplica su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, le sirvieron el año pasado para sumar 266 nuevas compañías, pero al analizar qué sociedades llegan y cuáles se van, el balance arroja pérdidas de facturación por valor de 3.486 millones de euros. El otro lado de la moneda es Cataluña, que gana volumen de negocio pese a perder empresas. Sigue la inercia que propició el procés independentista y se contaron 371 bajas el año pasado, la comunidad española que más firmas vio marcharse. Sin embargo, las nuevas compañías que recibe la comunidad generan más dinero que las que se van, y por volumen de facturación Cataluña se beneficia de un saldo positivo de 1.866 millones de euros. Los recientes movimientos de regreso realizados por Banco Sabadell, la Fundación La Caixa y Criteria vaticinan a partir de este año un mayor impacto en el saldo catalán.
Un estudio con datos públicos elaborado por la consultoría Informa D&B señala que las mudanzas empresariales entre comunidades responden a diversos factores y son una dinámica recurrente. En 2024, se contaron 5.254 cambios de domicilio, la cuarta cifra más alta desde que se empezó a realizar el estudio en 2015. Los datos ponen de relieve que, en términos de impacto económico, no hay sincronía entre dar más bienvenidas y presentar mejores cuentas. Al contrario, menos puede ser más. Atendiendo al saldo neto de facturación que dejan los movimientos empresariales, a Cataluña le sale uno positivo de 1.844 millones de euros, y es la segunda comunidad con mejores indicadores, pese a ser la que más firmas vio partir, 371, a mucha distancia de la segunda, Navarra (88).
El estudio concluye que “los cambios de pocas empresas impactan en gran medida en los saldos por cifra de venta”. Informa D&B, una filial de Cesce especializada en la recopilación, análisis, tratamiento y venta de información de empresas nacionales e internacionales, se fija en el número total de sociedades que cambian su domicilio en España y entra a detallar las consecuencias contables que el movimiento tiene para cada territorio, en función de la facturación de las empresas que se han mudado.
Hay casos donde se observa una correlación, como Andalucía, que cuenta 81 empresas de más y 381 millones positivos; o la Comunidad Valenciana, que gana 142 compañías y le sale un saldo a favor de 7.574 millones de euros. Pero el informe ya advierte de que, más que por ganar inquilinos, este saldo positivo valenciano “se explica por el cambio de sede de Ford España a esta comunidad”. Ford, que tiene su factoría en Almussafes desde 1973, decidió en 2024 trasladar a Valencia también su sede social.
La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, reivindica que Madrid es un “pulmón económico al servicio de España”. “Somos una región que aporta, que crece”, ha defendido públicamente. Sin embargo, a la Comunidad de Madrid sumar 266 empresas no le sirvió el año pasado para esquivar los números rojos. Analizando todos los movimientos, registró un saldo de ventas negativo de 3.486 millones de euros, el segundo peor de la serie, solo por detrás de los 4.573 millones de euros negativos que sufrió Castilla y León, penalizada por la marcha de la sociedad Renault España Comercial, que trasladó su sede social de Valladolid.
La fuga de empresas de Cataluña fue uno de los efectos más altisonantes que produjo el pulso independentista de 2017. Se calcula que más de 4.500 sociedades alejaron su sede social de Cataluña, por temor a la inseguridad jurídica que provocó el procés. Los datos constatan que el traslado empresarial sigue, aunque a menor intensidad. Entre 2017 y 2018, Cataluña registró una pérdida neta de facturación de casi 45.000 millones de euros, que partieron, en muchos casos, en dirección a la Comunidad de Madrid. Ahora, la dinámica ha cambiado.
Recuperar la normalidad
El Govern catalán, en minoría, no ha podido aprobar los presupuestos de 2025, y trata de gestionar las negociaciones con Esquerra Republicana para consensuar un nuevo modelo de financiación autonómico. El president Salvador Illa aprovechó esta semana el impacto informativo del regreso a Barcelona de la Fundación La Caixa y de Criteria para señalar que “es el momento de apostar por Cataluña”, y subrayó que “una Cataluña a pleno rendimiento es bueno para todos”. Cuando el verano pasado asumió el mando de la Generalitat, señaló que entre sus prioridades está retornar “la normalidad” a Cataluña. Tanto él como su consejera de Economía, Alícia Romero, han destacado que, más allá de la estabilidad institucional, la normalidad también conlleva poner las condiciones para garantizar seguridad jurídica y previsibilidad para las empresas que quieran operar en Cataluña.
Illa anunció en enero una inversión de 18.500 millones de euros en un paquete de medidas para revitalizar la economía y poner a Cataluña a competir con Madrid, que pasa por ser la comunidad con mayor peso en el PIB del país. “Que en España nadie tenga miedo de que Cataluña despliegue todo su potencial”, dijo Illa, e insistió en que su apuesta es la de la prosperidad compartida.
A comienzos de febrero, en la presentación de resultados del Banco Sabadell, el consejero delegado de la entidad, César González-Bueno, señaló que la vuelta a Cataluña es un movimiento que responde a la lógica. Antes que el Sabadell, habían comunicado su retorno Cimientos Molins y laboratorios Ordesa. Sobre el traslado de La Caixa, el presidente de Pimec, Antoni Cañete, pone de relieve que “es un movimiento natural y coherente con la importancia económica y empresarial de Cataluña”. El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, se ha atrevido a pronosticar que “habrá más noticias de regresos, próximamente”.
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