¿Es posible mejorar la persiana de toda la vida? Diez años después del experimento que prometió que sí
Los arquitectos Diana Usón y Pau Sarquella celebran el décimo aniversario de Persiana Barcelona, una evolución de la clásica alicantina
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En su libro de memorias Lo esencial, el gran diseñador Miguel Milá decía que era un creador más de matices que de revoluciones y que la posmodernidad, que lo quería cambiar todo, le descolocó: “Yo necesito solidez, convivir con lo que hago…, que acompañe y no moleste es mi lema profesional y vital”. Para Milá no había nada más innovador que pensar en el usuario, porque las cosas solo evolucionan cuando mejoran y los cambios deben facilitar la vida.
Con actitud similar y siguiendo la estela de las arquitecturas endémicas que respondían a las necesidades de las personas de manera eficiente y sostenible a las condiciones climáticas locales, los arquitectos Diana Usón y Pau Sarquella impulsaron en 2014 el proyecto de la Persiana Barcelona. Ahora celebran su décimo aniversario orgullosos de haber vendido 60.000 metros cuadrados de unas persianas fabricadas con lamas impermeables de madera de pino procedente de bosques de Duruelo de la Sierra (Soria), con la que perfeccionaron la persiana alicantina de toda la vida y que adquirió el nuevo nombre emulando a Venecia y a las persianas venecianas.
Esta persiana enrollable de cuerda aprovecha el conocimiento acumulado generación tras generación. “Su diseño simple y funcional permite proteger los espacios del calor, filtrar la luz de manera natural y mejorar el confort térmico de los interiores, todo ello utilizando recursos mínimos y reduciendo su impacto ambiental”, explican los arquitectos. “Como ocurre con muchos elementos de tradición popular, el origen de la persiana de cuerda es incierto. Aunque su nombre pueda sugerir una conexión con Persia, actual Irán, esta tipología de protección solar evolucionó en diferentes arquitecturas vernáculas de regiones cálidas. Desde los sudare en Japón hasta su versión más mediterránea, que alcanzó su apogeo en los años sesenta en Alicante”.
Su carácter atemporal y su versatilidad le permiten integrarse en cualquier tipo de arquitectura, ya sea tradicional o contemporánea, reforzando su papel como solución eficiente, sostenible y duradera. La idea de mejorarla surgió en 2010, cuando el Ayuntamiento de Barcelona y el Fomento de las Artes y del Diseño (FAD) convocaron el concurso Racons Públics con el objetivo de repensar y mejorar espacios olvidados de la ciudad. “Presentamos nuestra propuesta De dins a fora (de dentro a fuera) al concurso siendo estudiantes de Arquitectura y resultó ganadora. El proyecto consistía en sustituir los plásticos que colgaban de las fachadas de las calles Malnom y Picalquers del Raval de Barcelona, utilizados por los vecinos como soluciones improvisadas de impermeabilización para proteger la ropa tendida en sus balcones (incluso colocados por debajo de las persianas alicantinas desplegadas, como una segunda piel que impidiera el paso del agua), por persianas enrollables de cuerda con un rediseño de la geometría de las lamas, de modo que se solaparan y ofrecieran protección contra el agua. No solo mejoraba el confort y la ventilación de las viviendas, sino también el aspecto de las fachadas y, con ello, la calidad del paisaje urbano”, explican.
Durante el proceso de diseño, Diana Usón y Pau Sarquella se percataron de que con el paso del tiempo las persianas tradicionales habían perdido calidad a causa de las maderas blandas, las pinturas poco duraderas y las cuerdas de plástico. “Elegimos una madera más dura, con mejores prestaciones mecánicas, introdujimos una pintura de alta calidad aplicada mediante doble inmersión, y reemplazamos las cuerdas plásticas por cuerda náutica, más resistente y estéticamente atractiva. El resultado es un producto más bello, robusto y duradero, que combina funcionalidad y respeto por el legado arquitectónico”.
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