La casa de Marc Forné: así es el piso con el vestidor más deseado del momento
El estilista catalán vive prácticamente en los aviones, de desfile en desfile, buscando ‘looks’ para famosos como Troye Sivan, Sebastián Yatra o Manu Ríos. Cuando no está trabajando, vuelve a este ‘pied-à-terre’ en el Quadrat d’Or de Barcelona.


No es fácil encontrar a Marc Forné (Argentona, 28 años) en su casa. Una semana está viajando de Venecia a París a bordo del lujoso Orient Express y a la siguiente puede estar en los jardines del palacio de Versalles viendo un desfile de Jacquemus o en Nueva York para la presentación de la última colección del diseñador mexicano-estadounidense Willy Chavarria. “Te diría que este año no habré pasado más de una semana al mes en casa. Siempre estoy muy poco tiempo en todos lados, así que para mí mi piso es la tranquilidad. Aunque sea por una noche, me vale la pena volver para reconectar conmigo mismo y con mis cosas. Cuando estoy aquí, tengo la sensación de tocar el suelo con los pies”, explica el estilista y creador de contenido, que comparte su frenética vida de trotamundos con medio millón de seguidores en Instagram.
Esa casa de la que habla es un pied-à-terre en el Quadrat d’Or de Barcelona, la zona más emblemática del distrito del Eixample, muy cerca de las tiendas de lujo del paseo de Gràcia y de los edificios modernistas de Gaudí, Domènech i Montaner y Puig i Cadafalch. Es un típico apartamento noble del Eixample: antiguo, luminoso, de dimensiones generosas y con las molduras y los suelos de baldosas hidráulicas de colores originales. “Tiene algo clásico, pero yo lo veo muy moderno. No tiene la energía de antiguo. Tiene una energía nueva, limpia y alegre”, apunta el estilista de estrellas como el cantante sudafricano-australiano Troye Sivan, el colombiano Sebastián Yatra o el actor español Manu Ríos.
Forné llegó a este piso barcelonés casi por accidente. “Lo visitó un amigo y le encantó. Pero, por cosas de la vida, nunca llegó a quedárselo. Me dijo: ‘Ve a verlo’. Fue el primero y único que vi”, recuerda. A primera vista, le pareció una casa un poco rara, con una distribución particular, pero inmediatamente visualizó un hogar a su medida, con un salón comedor confortable, una sala para ver películas, un amplio vestidor para guardar (casi) toda su ropa y un patio para poder entrenar sin las prisas y agobios de un gimnasio convencional.

En el salón hay unos sofás Pacha de la firma danesa Gubi con sus otomanas a juego, una mesa de cristal diseñada por Philippe Starck para Disform, una mullida alfombra de Nordic Knots y lámparas colgantes de La Capell. En el comedor, una mesa de madera de Twoems, sillas de Takt Copenhagen y, en la pared blanca, un colorido cuadro de Ian Soler Bradley, un joven artista de Barcelona cuya obra está muy influenciada por la música de compositores como Karlheinz Stockhausen, Iannis Xenakis, György Ligeti o Pierre Boulez.
Pero el espacio más vivido de esta casa es el vestidor, donde pululan bolsos de Louis Vuitton, Dior y Gucci y prendas de lujo. Ahí es donde Forné pasa más tiempo. “Es una habitación entera y, si fuera por mí, sería más grande. Se me queda muy pequeña. Cada mes salen muchas maletas de ropa que llevo a la oficina”, confiesa. Ante la falta de espacio, ha transformado uno de los baños del apartamento en un segundo vestidor. La bañera está llena de ropa hasta el techo. Hay montañas de prendas en el suelo, clasificadas para llevar a su oficina, donar o vender. “Esto es un poco como una tienda”, dice.
Por ahora, esas montañas de ropa no han llegado al patio. Cuando se mudó, lo visualizó como una terraza ajardinada para recibir a amigos y organizar cenas. Al final lo convirtió en un gimnasio. “Yo soy de un pueblo y siempre he vivido en una casita rodeado de naturaleza. Mi piso anterior en Barcelona, antes de mudarme a este, estaba en un pasaje. Las ventanas daban al edificio de enfrente. No tenía balcones ni terraza. Lo pasé tan mal que me prometí a mí mismo que mi siguiente casa tendría sí o sí un espacio exterior”, explica.

Forné se crio en Mataró, donde su abuela tenía una peluquería. “Me pasaba el día allí. Estaba siempre llena de señoras. Eso me influenció mucho. Ahí aprendí mucho sobre moda. Y luego yo solito”, recuerda. Con nueve años empezó a comprar y coleccionar revistas de moda que todavía conserva. “Siempre quería verlo todo. Sigo siendo igual”. También empezó a coleccionar ropa de segunda mano. Cuando cumplió 17, convirtió esa afición en su profesión. Una agencia se fijó en él y empezó a trabajar como modelo y estilista.
Su sello distintivo son los looks ambiguos, audaces y sexis, una amalgama de referencias y estilos, siempre con algún toque dark o algún guiño a los años noventa y los 2000. Para una gala del Metropolitan de Nueva York vistió a Manu Ríos con un esmoquin semitransparente bordado de perlas, un diseño de Moschino que dejaba al descubierto los pectorales y piernas del actor. Para la alfombra roja de los Grammy de este año, eligió una camisa lavanda transparente y un sensual traje de seda de Prada para Troye Sivan, un homenaje al icónico estilismo de la firma italiana que lució Uma Thurman en los Oscar de 1995.
Su trabajo ha despertado mucho interés en la meca del cine. La revista The Hollywood Reporter, la biblia de la industria del celuloide, lo ha incluido este año en su lista de los estilistas más poderosos de Hollywood por su colaboración con Sivan. Forné comparte cuadro de honor con el todopoderoso Law Roach, estilista de Zendaya; Brad Goreski, el hombre que viste a Demi Moore; Shiona Turini, asesora de imagen de Beyoncé, o Chris Horan, consultor de Charli XCX.
“Me hizo mucha ilusión salir en ese número de The Hollywood Reporter porque lo seguía desde hace tiempo. El año pasado, la portada fue Hunter Schafer con su estilista, Dara. Al año siguiente, estaba Troye conmigo. Fue un momentazo”, admite.

El estilista catalán conoció a Sivan a través de Instagram. Un día se puso en contacto con él y le dijo que quería vestirlo. Ahora lo ayuda a mostrar su estilo a sus 15,6 millones de seguidores en Instagram. Forné ha convertido al cantante en un icono de estilo queer. Muchos de los looks que lleva el artista se vuelven virales. “Duermo muy tranquilo por la noche sabiendo que mi futuro en la moda está en sus manos”, explicó Sivan a The Hollywood Reporter refiriéndose a Marc. “Lo más importante es que se siente seguro y a tono con lo que lleva puesto”, apuntó Forné. “Sus fans aprecian cuando se arriesga y se divierte con la moda”.
Su exitosa colaboración con la estrella pop australiana ha consolidado su reputación en la industria de la moda y multiplicado sus seguidores en las redes. También le ha dado seguridad para probar suerte como diseñador. En 2023, lanzó su propia marca de moda urbana, Carrer, junto a Manu Ríos. El fuerte de la firma son las prendas versátiles, sin género y atemporales. El estilista la define como una marca de workwear, ropa de trabajo. Como no hay prenda más asociada a lo laboral que el traje de chaqueta y pantalón, este mes de septiembre presentó el primer modelo de traje de Carrer en colaboración con la legendaria sastrería barcelonesa Santa Eulalia.
“Invertir en una empresa de moda no es la mejor decisión ahora mismo. Es durísimo y muy complicado”, reconoce. “Pero estamos creciendo poco a poco. No utilizamos una comunicación agresiva y eso hace que nos cueste más crecer, pero confiamos en que es lo mejor a largo plazo”. Forné no tiene prisa por triunfar como diseñador. Sueña en grande, pero mantiene los pies en el suelo.

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