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Sebastião Salgado y la salvaje poesía del Amazonas

El fotógrafo brasileño trae el asombroso universo de la selva amazónica a Madrid con ‘Amazônia’, exposición del proyecto que le llevó durante años a recorrer este mundo ancestral amenazado. Imágenes que denuncian, a través de la belleza, el desastre ecológico que acecha un territorio y los pueblos indígenas que lo habitan

Kamayurás tiran de una red de pesca en el lago Ipavu, durante los preparativos de la ceremonia de las mujeres. Tierra indígena Xingú, Estado de Mato Grosso (Brasil), 2005.
Kamayurás tiran de una red de pesca en el lago Ipavu, durante los preparativos de la ceremonia de las mujeres. Tierra indígena Xingú, Estado de Mato Grosso (Brasil), 2005.Sebastião Salgado
Kanamashi Yawanawá, hija de Toata, de la aldea de Amparo. Tierra indígena del río Gregorio, Estado de Acre, 2016.
Kanamashi Yawanawá, hija de Toata, de la aldea de Amparo. Tierra indígena del río Gregorio, Estado de Acre, 2016.Sebastião Salgado

Sebastião Salgado viajaba solo. Había documentado los grandes movimientos migratorios del planeta a lo largo de 35 países, siempre en soledad. Tres Leica R6 (las mismas con las que inmortalizó el atentado a Reagan o los incendios de pozos de petróleo en Kuwait), dos bolsas de piel de avestruz, buen calzado y una Moleskine (donde tomaba las primorosas notas para sus pies de foto). En el otoño de 1997, le acompañé en su reportaje sobre la migración irregular entre África y las costas de Cádiz, que se incluiría también en su libro Éxodos, en 2000. Durante 10 días convivimos a un ritmo frenético para documentar el tráfago diario de pateras que cada jornada provocaba decenas de muertos. Cada noche suponía un infierno de migrantes luchando a vida o muerte. Apenas dormíamos. Salgado salía de una dura enfermedad, y tenía el cráneo pulido como una bola de billar, pero nuestras noches eran de patrulla a bordo de los helicópteros de Vigilancia Aduanera y nuestros días de eternas guardias en las lanchas de la Guardia Civil por el Estrecho. Hablamos con muchos migrantes. Él los animaba a luchar. Fueron 10 días sin aliento. Después consiguió el Príncipe de Asturias.

Es un tipo muy duro. Meticuloso. Comprometido. Y ese espíritu se refleja en sus proyectos, como Amazônia, al que pertenecen las imágenes de estas páginas: travesías por la selva amazónica a lo largo de varios años para retratar la tragedia ecológica y humana de la destrucción del pulmón del planeta. Es una ventana asombrosa a un mundo ancestral y amenazado en el que habitan 310.000 indígenas de 169 grupos étnicos que hablan no menos de 130 idiomas. “A través del poder de las imágenes, aspiramos a resaltar la majestuosidad de la naturaleza y la noble sencillez del estilo de vida de la población indígena. Creemos que la humanidad en su conjunto tiene la responsabilidad de cuidar su patrimonio común”, explica el artista sobre este proyecto, que ahora llega en forma de exposición a Madrid.

La exposición Amazônia (amazoniasebastiaosalgado.com) podrá visitarse en Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa, en Madrid, entre el 13 de septiembre y el 14 de enero de 2024.

Miró, con un gorro decorado con el pico de un águila (que ellos denominan halcón real). Tierra indígena yawanawá del río Gregorio, Estado de Acre (Brasil), 2016.
Miró, con un gorro decorado con el pico de un águila (que ellos denominan halcón real). Tierra indígena yawanawá del río Gregorio, Estado de Acre (Brasil), 2016.Sebastião Salgado
Monte Roraima, en la frontera entre Brasil y Guyana. Parque nacional del Monte Roraima. Tierra indígena Raposa Serra do Sol, Estado de Roraima, 2018.
Monte Roraima, en la frontera entre Brasil y Guyana. Parque nacional del Monte Roraima. Tierra indígena Raposa Serra do Sol, Estado de Roraima, 2018.Sebastião Salgado
Kwakway, y a su derecha, Baxihywy y Warubi. Tierra indígena suruwahá, Estado de Amazonas, 2017.
Kwakway, y a su derecha, Baxihywy y Warubi. Tierra indígena suruwahá, Estado de Amazonas, 2017.Sebastião Salgado
Suruwahás llevan un paneiro de unos 800 kilos que contiene masa de yuca rallada para las fiestas. Tierra indígena suruwahá, Estado de Amazonas, 2017.
Suruwahás llevan un paneiro de unos 800 kilos que contiene masa de yuca rallada para las fiestas. Tierra indígena suruwahá, Estado de Amazonas, 2017.Sebastião Salgado
Luisa, hija de Moisés Piyáko Asháninka, se pinta delante de un espejo. Tierra indígena kampa del río Amônia, Estado de Acre, 2016.
Luisa, hija de Moisés Piyáko Asháninka, se pinta delante de un espejo. Tierra indígena kampa del río Amônia, Estado de Acre, 2016.Sebastião Salgado
Las primas Hahani, Tiniru y Ugunja, en el centro de salud de la Sesai cercano al canal Pretáo (Estado de Amazonas, 2017). Ugunja murió meses después a causa de una sustancia tóxica que los suruwahás utilizan para cazar y pescar.
Las primas Hahani, Tiniru y Ugunja, en el centro de salud de la Sesai cercano al canal Pretáo (Estado de Amazonas, 2017). Ugunja murió meses después a causa de una sustancia tóxica que los suruwahás utilizan para cazar y pescar.© Sebastião SALGADO
La familia de Antonio Piyáko (en el centro) y su esposa, Francisca. Tierra indígena kampa del río Amônia, 2016.
La familia de Antonio Piyáko (en el centro) y su esposa, Francisca. Tierra indígena kampa del río Amônia, 2016.Sebastião Salgado
El río Jutaí, que serpentea por una zona plana del bosque. Estado de Amazonas, 2017.
El río Jutaí, que serpentea por una zona plana del bosque. Estado de Amazonas, 2017.Sebastião Salgado

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