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Explotación, mofa y racismo: un documental insiste en la inocencia de Milli Vanilli

Un documental ahonda de nuevo en el escándalo que sacudió la industria musical en 1990: el playback de Milli Vanilli. Esta vez, desde la empatía

Milli Vanilli
Milli Vanilli, durante una actuación el 17 de noviembre de 1989.Franz-Peter Tschauner (Getty Ima

Cuando Rob Pilatus y Fab Morvan —­el dúo pop germano-francés conocido como Milli Vanilli— firmaron un contrato discográfico en el estudio de grabación de Fráncfort del productor musical Frank Farian en enero de 1988, sellaron su destino y pusieron en marcha una serie de eventos que les traería un enorme éxito. Pero a un precio terrible.

Tras alcanzar la fama con su álbum debut All or Nothing, que obtuvo seis discos de platino, ­Milli Vanilli ganó un Premio Grammy en 1990 al mejor nuevo artista. A finales de ese mismo año se reveló que habían estado haciendo playback durante sus actuaciones en vivo y no cantaban en sus discos, lo que resultó en una caída espectacular y desencadenó 27 demandas por fraude.

Milli Vanilli se convirtió en el hazmerreír de la década y cayó en el olvido. Rob Pilatus falleció en Múnich en 1998 debido a una sobredosis de drogas y alcohol.

Más de 30 años después, parece que la opinión pública está cambiando. En el Festival de Cine de Tribeca se ha estrenado un nuevo documental titulado Milli Vanilli y dirigido por Luke Korem. Cuenta su historia desde la perspectiva de Morvan, el miembro vivo, que se ha convertido en un competente vocalista y protagonista de una nada desdeñable carrera en solitario.

“Había muchos titulares sensacionalistas, pero muy poca labor en profundidad sobre lo que pasó”, dice el director Luke Korem. “Comencé a investigar y me encontré con Frank Farian. Me di cuenta de que ya había hecho esto antes con la banda Boney M. En ese momento, supe que había mucho más en la historia de lo que conocemos”.

Además de Morvan, el documental también cuenta con entrevistas a los verdaderos vocalistas del álbum: Brad Howell, Charles Shaw, Linda y Jodie Rocco. El productor Timbaland también hace una aparición.

Según Korem, llevó ocho meses persuadir a Morvan para que participase en el documental. “Ha sido abordado, como puedes imaginar, muchas veces a lo largo de los años”, dice Korem. “Se dio cuenta de que yo no solo quería contar la historia de Fab, ni tampoco contar solo la de Frank Farian, sino que quería contar la historia de todos. Y eso es lo que él también quería”.

La película señala abiertamente a Farian y comenta la explotación de artistas negros en la industria musical en la década de los ochenta. “Los artistas son explotados, no importa el color de su piel, eso sigue sucediendo incluso en la actualidad”, dice Korem. “Sin embargo, el odio y la ira a las que se enfrentaron Rob y Fab se debió en gran parte a que eran negros, porque fue un público en su mayoría blanco el que compró a Milli Vanilli. Luego, cuando se dieron cuenta de que estos dos chicos no estaban cantando, hubo una capa adicional de racismo”.

Las historias sobre estafadores profesionales siguen encantando al público. Por eso el documental viene poco después de la exitosa serie de Netflix sobre la estafadora neoyorquina Anna Delvey y el documental sobre el Fyre Fest, aquel festival catastrófico que tuvo lugar en una isla llena de ­influencers y celebridades, organizado por Billy McFarland. Sin embargo, la diferencia es que el engaño de Milli Vanilli muestra que el dúo también fue timado. El documental termina con Morvan en el escenario de un festival de música, cantando con su propia hermosa voz frente a una multitud de personas. Es una bonita y emocionante historia de redención de un artista que finalmente dejó de ser un chiste para poder ser él mismo.

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