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Cómo una hoja de Excel puede salvar su vida sexual

Ordenar el caos de nuestras relaciones íntimas en una hoja de cálculo es algo que no se enseña en las escuelas, pero hay quien tiene la ilusión de filtrar su búsqueda de pareja a través de una fórmula matemática

Vida sexual
MIGUE L PANG LY
Karelia Vázquez

Optimizar es una gran palabra. A alguna gente le gusta conjugarla en primera persona para sentir cómo fluye la eficiencia por su torrente sanguíneo. Cada esquina de la vida es susceptible de ser optimizada; por eso, como decía un sabio en Twitter, no importa lo que haya usted estudiado o cuál sea su vocación, acabará rellenando hojas de Excel. Durante 2022 cualquier persona ha podido pasar el 30% de su jornada laboral usando ese programa, según un informe de The Key Cuts. Quien se entienda correctamente con Excel será 4,5 veces más productivo en todos los aspectos de su vida. Cualquier cosa que eso signifique.

Hay quienes solo se fían de las fórmulas matemáticas y sostienen que absolutamente todo se puede simplificar en una cifra. Necesitan un número que les salve del desconcierto y les guíe hacia la luz, y se abren un excel para llevar el amor al terreno de la eficiencia y elegir —con criterios objetivos— al candidato que le aporte mayores beneficios. El semanario The Economist, que dedicó al asunto un amplio reportaje, los llama “optimizadores de las relaciones”.

Un ejemplo de hoja de Excel para determinar cuál de los candidatos sería el óptimo para compartir la vida podría incluir los atributos de la pareja ideal. A cada uno se le asignaría un peso específico y se compararía con otras cualidades. Por ejemplo: estatura, atractivo, conexión sexual, inteligencia financiera, buena conversación. En uno de los ejemplos que utiliza el semanario británico, el sexo satisfactorio supone aproximadamente un tercio del valor de una conversación placentera, porque —argumenta el autor de la hoja de cálculo— es probable que uno pase más tiempo hablando con su pareja que teniendo sexo. Este usuario completó una lista de 15 cualidades valoradas según sus gustos y necesidades. Un ejercicio en cualquier caso muy subjetivo, por cierto. Cuando el periodista de The Economist se lo hizo saber, su respuesta fue contundente: “Un número estimado siempre será mejor que no tener ninguno”. Jacob, que es el nombre del adicto a Excel, evaluaba a sus amantes según cada atributo multiplicado por su peso específico, luego los sumaba y conseguía una nota final de 0 a 10. Un número que para él resulta fiable, pues eliminaba de la ecuación las emociones y otras debilidades del amor. Pero al final, por más que exprimió Excel, Jacob no consiguió decidir limpiamente entre las dos candidatas con mejor puntuación.

Al filósofo Daniel Innerarity no le sorprende: “Existen protocolos, reglas y procedimientos que ayudan a tomar decisiones, pero las situaciones humanas suelen ser en alguna medida resistentes a encajar en esa normalización. Ya decían Kant y Wittgenstein que los humanos no nos dedicamos a aplicar reglas y cuando lo hacemos siempre introducimos algo personal en la misma medida en que las situaciones tienen alguna complejidad”.

Cuando le cuento la historia de Jacob a Mariela Michelena, psicoterapeuta de pareja, su primera pregunta es: “¿Y eso funciona?”. En sus consultas encuentra tanto desconcierto que está dispuesta a empatizar con quienes abrazan las matemáticas con la ilusión de que ese poder superior decida por ellos. “Es un intento pueril de control porque siempre elegimos basándonos en cosas de nosotros mismos que desconocemos. Se elige a ciegas, pero por una razón. Que no la conozcamos no quiere decir que no exista”. Las matemáticas aportan paz a un mundo donde todo está en rebajas. “Todo es low cost, las relaciones son fáciles de conseguir y aún más fáciles de abandonar. Hay una clara devaluación de los vínculos, y eso trae a la gente de cabeza”, resume la psicoterapeuta.

Jana N. tuvo que meter sus datos en un excel para visualizar su vida sexual. En una columna introdujo la información básica: nombre, fecha y lugar del encuentro. En otra enumeró sus prácticas sexuales favoritas con una casilla para poner “sí” o “no”. En la siguiente registró si se habían usado juguetes y cuáles y, finalmente, si había habido orgasmo, uno o más. Una última columna servía para anotar misceláneas: si el día era lluvioso o si el compañero en cuestión estaba demasiado borracho. En una última pestaña estaba el resumen mensual donde se registraban los encuentros sexuales, los orgasmos alcanzados, los compañeros de cama y cuáles de ellos le habían dejado mejor sabor de boca. Así descubrió que con su amante favorito —”ese que me pone cara de idiota”— solo tenía orgasmos entre el 60% y el 80% de las veces que quedaban. Ella lo interpreta como una buena señal: “No me presiona; si no quiero, no insiste, lo considero un comportamiento original y fresco”, precisa vía e-mail. Jana descubrió que el lugar donde más orgasmos tenía era su propia cama (96%) y que el sexo de una noche casi nunca la dejaba satisfecha. “Mi hoja de cálculo me ayudó a no ir a ciegas y mejoró mi vida sexual”, resume.

La gente que trabaja con Excel sublima sus ventajas. No son legión, pero tampoco son una tribu de nerds. Empezaron abriendo una hoja de cálculo para ser conscientes de sus horas de sueño, sus pasos diarios y su ingesta de proteínas, y acabaron intentando poner orden en una de las zonas más ambiguas y desconcertantes de la vida moderna: el sexo, la búsqueda de pareja. Cualquiera de nosotros podría sumergirse en un curso acelerado de Excel mañana… o esta misma tarde.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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