Los bancos comunitarios de desarrollo en Brasil se ponen al día
Estas son las novedades que se debatieron en el V Encuentro Nacional de este tipo de entidades celebrado el pasado mes de junio
Entre el 8 y 12 de junio se celebró el V Encuentro Nacional de la Red Brasileña de Bancos Comunitarios. Si bien estos encuentros suelen realizarse presencialmente, este año fue obligadamente online debido a la pandemia, lo que permitió que los que no pudieron viajar físicamente a Fortaleza (donde nació el Banco Palmas) o tuvieron otras tareas en ese horario también asistieran al evento al mismo tiempo o vieran ponencias en los vídeos diferidos. Este es el resumen de lo que se presentó en esta ocasión.
El evento empezó por exponer el resultado del sondeo que se había realizado. Respondieron 58 de los 115 bancos comunitarios: el 70,4% contestaron que mantenían sus operaciones mientras que el 29,6% las habían suspendido, y 34 realizaban actividades crediticias de consumo, de producción, depósito, financiación de libros y huertas agroecológicas.
La moneda electrónica E-Dinheiro (en portugués, dinheiro significa efectivo también) estaba puesta en marcha en 26 bancos y los principales servicios eran pagos de facturas, recarga de teléfonos móviles, liberación de crédito, transferencias, recibo de beneficios sociales y operación para el consumo. Los billetes seguían siendo ampliamente usados (31 bancos), 42 realizaban operaciones de grandes bancos y 30 contaban con el apoyo de los gobiernos regionales o de iniciativas privadas. Las cuentas prepagos aumentaron de 8.971 en 2016 a 102.052 en 2020. El número de comercios asociados a E-Dinheiro también se incrementó de 585 en 2016 a 7.428 en 2020, y en lo que va del año han llegado a facturar más de 48 millones de reales (aproximadamente ocho millones de euros).
En Kenia la renta básica sirvió para reducir las violencias machistas a la mitad
Hubo otra sesión sobre la renta básica, practicada ahora en Maricá (Río de Janeiro) y Limoeiro de Anadia (Alagoas), y Eduardo Suplicy, concejal de São Paulo y Presidente Honorario de la Red Brasileña de Renta Básica de la Ciudadanía reveló un hecho interesante: en Kenia la renta básica sirvió para reducir las violencias machistas a la mitad.
También se presentó la nueva plataforma de E-dinheiro que incluye la emisión de facturas y recibos, pago de nóminas a los empleados y la posibilidad de usar la app como tarjetas de crédito, entre otros. Si estas funciones no nos parecen demasiado innovadoras, ya que estamos acostumbrados a la banca online tradicional, merece la pena destacar que son fruto de años de dedicación iniciada por una asociación de vecinos en la periferia, en vez de los profesionales del sector bancario.
Hubo otra ponencia, realizada por Heloísa Primavera (impulsora de los clubes de trueque en Argentina quien introdujo el concepto de moneda social en Brasil), que las monedas sociales pasaron de la primera generación (comprobar que sirven para animar la economía real) a la segunda (comprobar que es posible emitir monedas sociales respaldadas con moneda oficial), lograda mediante el éxito de Banco Palmas, y que ahora con la pandemia está entrando en la tercera (transición de una economía exportadora hacia otra economía más enfocada en la autosuficiencia, debido a la pandemia que dificulta transportes de larga distancia), comprobada por un testimonio posterior. Primavera anunció también un desafío muy ambicioso: implementar 10.000 bancos comunitarios en todo Brasil.
El modelo brasileño de bancos comunitarios ha sido muy relevante en los países del sur donde una gran parte de la población está excluida de los servicios financieros debido a la imposibilidad de abrir una cuenta bancaria. Según el Banco Mundial, solo el 70,04% de los adultos en Brasil tiene una cuenta y este porcentaje es mucho más bajo en otros países latinoamericanos, como Argentina (48,71%), El Salvador (30,35%), Colombia (45,76%), México (36,93%) y Perú (42,60%), entre otros. Pese a que cada país tiene su propia legislación a la que tendrían que someterse los bancos comunitarios, espero que esta experiencia brasileña sea inspiradora para el resto del continente también.
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