10 pistas sobre cómo viajaremos
Tras el confinamiento, finalmente se asoma la posibilidad de, poco a poco, volver a redescubrir el mundo más allá de nuestras cuatro paredes, nuestro municipio, provincia y comunidad. Y a partir del 1 de julio, incluso los primeros turistas de otros países podrán volver a disfrutar de España como destino de vacaciones. Pero, al menos a corto y medio plazo, los viajes serán diferentes. Aquí algunas pistas.
1. ¿Viajaremos?
Del “quédate en casa” al “quédate en España”
El turismo, que aportó en 2019 el 10,3% del PIB mundial (12,3% en España), ha sido fuertemente golpeado por la covid-19 (en España se prevén 92.500 millones de euros de pérdidas). El Consejo Mundial de Viaje y Turismo (WTTC) estima que hay 100 millones de empleos en riesgo en el mundo y más de un millón en España. Pero el sector está preparándose a marchas forzadas para recuperar parte de lo perdido. “Tendremos que aprender a convivir con el virus, con o sin vacuna, e incorporar prácticas sanitarias en aeropuertos, aviones, hoteles, cruceros y restaurantes”, dice Maribel Rodríguez, vicepresidenta senior de WTTC. "La actividad turística en el mundo tendrá un antes y un después de la covid-19. Y respecto al tema de los precios, lo que vemos es que muchos prestadores de servicios y tour operadores, lejos de aumentar sus tarifas, están ofreciendo atractivas ofertas en vuelos, hospedajes, paquetes y visitas, con el único objetivo de reactivar el turismo y que, seguramente, serán bien recibidas por los viajeros", apunta Rodríguez.
“El viaje con billete de vuelta es algo muy reciente en nuestra historia”, insiste el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, que no tiene ninguna duda de que, si hay tiempo y dinero, volveremos a viajar. “El coronavirus solo es una nueva variable en la ecuación a la que tendremos que adaptarnos. Somos una especie peregrina por naturaleza. El Homo pelerinus siente el impulso de salir de su cueva y descubrir mundo para luego contarlo alrededor del fuego. Está en nuestra naturaleza”, dice Arsuaga, y propone que mientras haya limitaciones geográficas viajemos en el tiempo visitando sitios arqueológicos cercanos.
2. Las primeras escapadas
Cercanía y poca masificación
“El turismo se recuperará primero en la proximidad y luego en la lejanía”, dice Fernando Sánchez, director general de la agencia de viajes Catai. “Y en una primera etapa se hará de manera más individual. Los turoperadores tienen que adaptar la oferta a esta nueva demanda”, algo que en el caso de esta mayorista se traduce en paquetes fly & drive, con vuelos y coche de alquiler.
Viajaremos cerca, buscando lugares poco masificados, en la línea del movimiento Slow Travel. Y el medio rural, el campo y los espacios naturales despliegan sus encantos para seducir a los primeros viajeros en tiempos de coronavirus. “El turismo rural está haciendo un gran esfuerzo para reinventarse y adaptarse. Ofrece destinos poco masificados y alojamientos independientes en el medio natural”, resume Francisco Parra, presidente de la Asociación de Profesionales de Turismo Rural (Autural). “Es una oportunidad única para el medio rural, siempre y cuando sepamos unirlo con el ecoturismo, que aporta valor al territorio”, dice.
“En la elección del destinos coexisten dos planos psicológicos en la mente del viajero: la novedad y la seguridad. Es un equilibrio complicado”, se apunta Alejandro García Mas, profesor de Psicología de la Universidad de las Islas Baleares. "¿Cuándo dejamos de acordarnos de los tsunamis para volver a las playas de Tailandia? Los humanos somos una especie viajera y poco cambiaremos de esa tendencia. Sencillamente, los hábitos cambiarán, como ocurre siempre. Nos adaptamos, como con las medidas de seguridad por la amenaza del terrorismo".
3. Sentirnos seguros
21 protocolos de seguridad de covid-19 para diferentes sectores turísticos
Adaptar el turismo al nuevo coronavirus se traduce en la práctica en protocolos que aseguren la reducción del riesgo de transmisión. Y el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) lleva varias semanas trabajando a pleno rendimiento en coordinación con patronales, sindicatos y Administraciones para preparar normas que certifiquen que las empresas y los destinos son seguros. Son 21 los protocolos de aplicación nacional, algunos todavía en proceso de aprobación definitiva. “España se ha convertido en un referente en este sentido, somos los primeros en disponer de un conjunto de normas, que se han conseguido con un gran consenso transversal en el sector”, destaca Miguel Mirones, presidente de ICTE, que piensa que los viajeros buscarán seguridad en el conjunto de los recursos turísticos de un destino, del hotel a la playa y el museo.
Estos protocolos, gratuitos para todas las empresas del sector, tienen una triple vertiente: la seguridad de los clientes, de los trabajadores y de los habitantes del entorno. “El destino que no ofrezca seguridad no tiene nada que hacer”, opina Mirones. Hay protocolos para hoteles, alojamientos rurales, guías y oficinas de turismo, museos o agencias de viajes, y se ha creado el sello Safe Tourism Certified para aquellos que los cumplen.
4. Hacer la maleta
Móvil, mascarillas, gel hidroalcohólico y unos buenos zapatos
Si hace unos años nuestras maletas se llenaron de cables, baterías, enchufes y otros gadgets electrónicos, ahora, junto a la ropa y los productos de higiene personal, no hay que olvidar las mascarillas (obligatorias en los medios de transporte y en espacios públicos concurridos) y los geles hidroalcohólicos o similar.
El móvil sigue siendo clave, ya que para evitar billetes o entradas de papel se impondrán versiones digitales que se enseñan de lejos. En lugares como restaurantes, museos o monumentos se podrán escanear códigos QR para consultar la carta, leer una explicación o reservar hora para una visita. Y en los hoteles se pedirán todo tipo de servicios desde el móvil. No tardarán en aparecer aplicaciones relacionadas con el turismo en tiempos de coronavirus, como una posible app europea que avisa si hemos estado en contacto con alguien que dio positivo o como la que lanzó Naciones Unidas para vigilar la distancia social (se llama 1point5 y alerta de dispositivos con bluetooth a menos de 1,5 metros).
Por último, quizás conviene meter en la maleta un buen par de zapatos para andar un poco más que antes. Como dice Juan Luis Arsuaga, no nos olvidemos de que “el cuerpo humano está diseñado por la evolución para andar”.
5. En la playa
Distancia social, cuidado del medio ambiente y socorristas preparados
Los 8.000 kilómetros de costa española cuentan con más de 3.000 playas, espacios públicos que tienen su propio protocolo de prevención de contagio de covid-19 elaborado por el ICTE.
“Uno de los retos es adaptar el uso y gestión de las playas a las medidas gubernamentales, minimizando el impacto sobre el medio natural, dado que muchas playas son espacios naturales que debemos preservar. Para ello, es importante no generalizar, ya que hay una gran diversidad de playas, desde urbanas hasta vírgenes”, dice Virginia Yuste, técnico de banderas azules de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor, que también está trabajando en protocolos para salvaguardar la salud de los socorristas (nada de “boca a boca”, por ejemplo). Están surgiendo propuestas diversas para el control del aforo, desde máquinas limpiaarena que dejan cada mañana líneas marcadas hasta apps para pedir cita previa o franjas físicas y horarias para no mezclar los niños con los mayores.
“La información será esencial, tanto la del aforo como la de playas y actividades alternativas en las cercanías. Quizás descubramos o redescubramos ahora lugares maravillosos un poco más allá del arenal frente al hotel”, dice Yuste.
6. En avión
Paciencia en el aeropuerto: nuevos procedimientos
Viajar en avión cambió tras los atentados del 11-S (con mayores medidas de seguridad) y ahora volverá a cambiar tras la covid-19. La Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea ya aprobó su protocolo para que los viajes se reanuden con seguridad. Al igual que la IATA, que incluye entre sus recomendaciones la recogida de datos de contacto de los pasajeros, controles de temperatura en check-in y destino, test rápidos de virus, uso de mascarillas y distancia social en los aeropuertos. En los aviones se usarán mascarillas, se intensificará la desinfección y el control de los sistemas de renovación del aire, y se reducirán los servicios de a bordo. Las azafatas de Emirates, por ejemplo, usarán además pantallas protectoras, guantes y batas de protección (un equipo de EPI completo), y en sus aviones no se podrá subir apenas equipaje de mano. Ha sido también la primera aerolínea en hacer test rápidos a pasajeros antes de embarcar.
“Recuerdo las medidas de seguridad en los aeropuertos de Sudamérica por la crisis del SARS y eran brutales, pero la gente seguía viajando. El deseo se mantendrá”, opina el profesor de Psicología Alejandro García Mas.
El reto será compaginar distancia social y rentabilidad. La IATA calcula que para respetar asientos libres entre pasajeros habría que bajar la ocupación al 62%, cuando estima que la frontera de la rentabilidad está en 77%. Es un sector clave para el turismo: el 80% de los 83,7 millones de turistas que llegaron a España en 2019 lo hicieron en avión.
7. Moverse en la ciudad
El reto de la sostenibilidad: bicicletas, patinetes eléctricos y paseos
La movilidad es desde hace años uno de los grandes retos de las ciudades y afecta por igual tanto a los habitantes habituales como a los temporales; o sea, los turistas. Tras la crisis de la covid-19 puede serlo aún más. “Aunque haya gente que por miedo opte ahora por soluciones individuales, como los taxis, las VTC o el carsharing, se debe seguir trabajando para fomentar una movilidad sostenible. Necesitamos menos coches, más trayectos en bici y a pie, y un transporte púbico eficiente en el que, por supuesto, se proteja la salud de los usuarios”, dice Pedro Bravo, autor de varios libros sobre movilidad y turismo. “Es un momento perfecto para ensanchar aceras, hacer infraestructura ciclista e invertir en transporte público. Históricamente ha habido grandes transformaciones urbanas en el mundo relacionadas con la salud, la higiene, como se decía. Es momento para ser atrevidos y valientes”, opina Bravo.
Italia subvenciona desde el 4 de mayo la compra y el alquiler de bicicletas y patinetes eléctricos con hasta 500 euros (entre el 60% y el 70% del precio), en un intento de impulsar un transporte individual sostenible en núcleos de más de 50.000 habitantes. Y la Generalitat Valenciana ha anunciado ayudas directas de hasta 250 euros.
8. El alojamiento
Menos espacios comunes, menos decoración. Más limpieza, más tecnología
Hoteles, albergues, casas rurales, cámpines, apartamentos y demás alojamientos turísticos están implementando protocolos de seguridad. Además de medidas de higiene, en los hoteles habrá aforo máximo en los espacios comunes e itinerarios de movimiento para evitar aglomeraciones; desayunos en la habitación; bufés con mamparas y comida individual emplatada, y en las habitaciones se eliminarán elementos decorativos textiles, entre otras medidas. Carteles recordarán la importancia de lavarse las manos y mantener la distancia.
“En China podemos observar que los alojamientos en la naturaleza están casi al mismo nivel de ocupación que hace un año, los de ciudad están muy por debajo. Y los hoteles pequeños están recuperándose más rápido que los grandes por ahora. Lo que hay que conseguir es recuperar la confianza, y para ello se necesitan estándares europeos tanto para prevención como para el seguimiento de casos de coronavirus”, opina Arnau Muñoz, que, tras ser cinco años CEO de Airbnb para España y Portugal, fichó recientemente por la cadena Selina. “Esta crisis impulsará definitivamente la tecnología contactless en los hoteles, como el check-in virtual, y la integración del online-offline. Habrá servicios virtuales y otros físicos”.
9. Bares y restaurantes
La vuelta de la carta cantada, barras menos concurridas y comida para llevar
Geles desinfectantes accesibles a los clientes (que los deben usar al entrar al local), control y limitación de aforo para mantener la distancia interpersonal, materiales de un solo uso, cartas que no sean de uso compartido (volverá la carta cantada junto a versiones digitalizadas al alcance de un código QR, las desechables y las pizarras) y nada de productos de autoservicio, como las aceiteras. Y las barras, con la distancia social entre clientes y trabajadores. Estos serán algunos elementos de la nueva experiencia gastronómica fuera de casa.
“Las comidas y cenas serán más breves y ocasionales y se distribuirán a lo largo del día, obligando a los restaurantes a ampliar sus horarios. Las barras de nuestros bares perderán parte de su esencia y no volveremos a compartir platos al menos a medio plazo, una filosofía de vida antes que un modo de comer”, apunta José Carlos Capel, crítico gastronómico de EL PAÍS y fundador del congreso gastronómico Madrid Fusión.
Para ofrecer seguridad y recuperar negocio, los restaurantes se apuntan a la comida para llevar y proponen soluciones ingeniosas como la del restaurante Mediamatic Eten de Ámsterdam, que ha colocado pequeños invernaderos de cristal para dos comensales y su mesa junto a los canales.
10. Museos y arte
Aforo limitado, venta de entradas online, horarios y mucha cultura virtual
Puede que esta sea una oportunidad para disfrutar de nuestras obras de arte favoritas sin aglomeraciones, pero las nuevas medidas para cuidar de la salud de empleados y visitantes lo complicarán un poco más. Tras las visitas virtuales a museos de medio mundo durante el confinamiento, los centros abren poco a poco con aforos limitados, itinerarios marcados para organizar el flujo de visitantes, ausencia de folletos, preferencia de venta de entradas online o cita telefónica y visitas por tramos horarios, entre otros. Mantener la distancia interpersonal será una prioridad. El arte al aire libre lo tendrán más fácil.
“El turismo cultural tardará en recuperarse, pero esta crisis ha puesto de manifiesto la importancia y el potencial de la dimensión virtual de las instituciones culturales, un ámbito que debería desarrollarse más a partir de ahora”, dice Miguel Zugaza, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, ciudad que ha hecho del turismo cultural una bandera. “A corto plazo, los parisienses recuperarán el Louvre; los romanos, los Museos Vaticanos, y los madrileños, el Prado. Pero los museos deberían aprovechar este parón para reflexionar, concentrarse en los ciudadanos y recuperar su labor pública de investigación y educación”, concluye Zugaza.
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