Decidir unidos

La reunión extraordinaria del Consejo Europeo celebrada este martes era el paso imprescindible para que los Veintisiete adoptaran con urgencia una estrategia común para abordar los problemas derivados de la extensión de los contagios del coronavirus. Italia es el segundo país del mundo en número de personas infectadas y de fallecidos, solo después de China. Este hecho, por sí solo, constituía un motivo suficiente para que los miembros de la Unión coordinasen con urgencia sus políticas, y también para que la Comisión movilizase los recursos imprescindibles. Sobre todo cuando no cabe descartar un empeoramiento de la situación en los próximos días y semanas.

La salud de los ciudadanos europeos es indiscutiblemente la primera prioridad política. Pero, junto a ella, no cabe olvidar los efectos que la crisis está provocando en la economía. La Comisión ha actuado con rapidez, movilizando un fondo de respuesta de 25.000 millones de euros, orientados a paliar las dificultades de las pequeñas y medianas empresas, así como a proteger el mercado laboral. La excepcionalidad de la situación provocada por la epidemia está colocando a los Estados miembros ante un aumento imprevisto del gasto, y de ahí que la Comisión anunciara una flexibilización en los objetivos de déficit.

La concreción en la cuantificación y orientación de las medidas de la Comisión contrasta, sin embargo, con los compromisos nacionales anunciados por el presidente Sánchez al término del Consejo Europeo. Sánchez encomendó la gestión de la crisis al Ministerio de Sanidad, subrayando la preponderancia de los criterios científicos y destacando, en lo político, la labor de coordinación que este departamento está llevando a cabo con las consejerías correspondientes de las comunidades autónomas. Y por lo que respecta a la economía, se refirió a los avances en la preparación de un plan de choque concentrado en cuatro prioridades: la ayuda a las familias, el suministro de medicamentos, la protección del empleo y la liquidez para las pequeñas y medianas empresas. Más allá de señalar la dirección que seguirán los esfuerzos del Gobierno, no cuantificó los recursos con los que contaría el plan.

Para afrontar unidos la solución, es preciso promover el respaldo de la oposición a las decisiones adoptadas, tanto en lo que se refiere a la dimensión estrictamente sanitaria de la crisis como también a las medidas contempladas en el ámbito económico. Sánchez anunció una próxima reunión con sindicatos y agentes sociales, y por eso mismo se echó en falta que, además de subrayar la importancia de la unidad entre las fuerzas parlamentarias, no contemplara ningún encuentro con el líder de la oposición y con el resto de las fuerzas políticas.

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, anunció que la Cámara permanecerá cerrada una semana a consecuencia de haberse detectado un caso de coronavirus entre los diputados. Esto podría demorar la comparecencia de Sánchez para informar del Consejo Europeo celebrado el martes. No debería ser obstáculo, sin embargo, para convocar al líder de la oposición. La estructura territorial de España, así como el hecho de que la sanidad se encuentre entre las competencias delegadas a las comunidades autónomas, exige que se establezca y se refuerce una corriente de confianza entre ambos, de manera que los avatares de la gestión de la crisis no puedan interpretarse bajo ninguna circunstancia en clave partidista.