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3.500 Millones
Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La reinvención del capitalismo

Las empresas se animan a hablar sobre una renovación del sistema a causa de la presión social y ambiental ¿Será posible un capitalismo más inclusivo?

Donald Trump y Klaus Schwab en la Reunión de Davos 2020
Donald Trump y Klaus Schwab en la Reunión de Davos 2020World Economic Forum

El capitalismo es el rey del mundo y no tiene a la vista ningún competidor con posibilidades de quitarle la corona, al menos por el momento. Probablemente, por esto mismo no ha tenido en cuenta que la empresa, además de querer ganar dinero y cuanto más mucho mejor —y quien no—, es una organización social formada por personas de distinto nivel cultural, profesional y social.

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Las empresas de hoy se enfrentan a una elección: O abrazan de todo corazón este sistema de las “partes interesadas” (invertir en los empleados; fomentar la diversidad e inclusión; tratar de manera justa y ética con los proveedores; apoyar a las comunidades en las que trabajan; y proteger el medioambiente), tomando medidas reales para cumplir los objetivos sociales y ambientales, o siguen en un sistema que prioriza las ganancias de los accionistas a corto plazo sobre todo lo demás.

Esta evaluación puede parecer dura viniendo de alguien que siempre ha creído en el papel fundamental que tienen las compañías en la economía global, pero no hay alternativa. Nuestra huella ecológica se ha expandido mucho más allá de lo que la tierra puede sostener. Nuestros sistemas sociales se están agrietando. Nuestras economías ya no impulsan el crecimiento inclusivo. En definitiva, el capitalismo de las “partes interesadas” es la manera de moldearlo para que incluya a todo el mundo. Este ha sido el mensaje de Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico Mundial (WEF), que cumplió 50 años en su Reunión de Davos en 2020.

Las empresas de hoy se enfrentan a una elección: o toman medidas  para cumplir los objetivos sociales y ambientales, o siguen en un capitalismo que prioriza las ganancias a corto plazo

Por su parte, Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), escribía: “Llegó la hora de construir juntos ese nuevo capitalismo participativo, incluyente, consciente, competitivo, vibrante, respetuoso  con el medioambiente, innovador, enfocado en el bienestar y no en la acumulación y el exceso. Solo así preservaremos al capitalismo mismo y solo así será viable nuestra civilización y nuestra existencia. El capitalismo y su regla del quid pro quo, una cosa por otra, plantean un desafío social. Por ejemplo, el capitalismo que promueve la concentración del ingreso, las desigualdades y la destrucción del medioambiente, ya no es viable. Lo vemos en múltiples advertencias, desde el rechazo a la globalización a la expansión del populismo, el proteccionismo, o el nacionalismo excluyente, hasta las diversas manifestaciones del cambio climático” (Capitalismo. Crisis y Reinvención, 2019).

Hasta la fecha, los más importantes directivos de las más importantes empresas y bancos de los Estados Unidos han seguido a rajatabla el principio de crear el máximo valor para los accionistas y, por consiguiente, ofrecerle los máximos beneficios. Este era el máximo “principio” de la muy influyente organización Business Round Table (Mesa Redonda de Negocios). Business Round Table, desde el año 1978, ha declarado periódicamente principios de gobierno corporativo.

En 1997, la decisión de declarar la “primacía” de los accionistas se expandió rápidamente a la comunidad empresarial mundial. Pero ahora, ante una situación de crecientes críticas, desigualdades, revueltas sociales y una desconfianza cada vez mayor hacia los negocios, la Mesa Redonda de los Negocios anunció el 19 de agosto de 2019 sus “nuevos principios”. Se trata de un documento de solo 300 palabras donde los “accionistas” no se mencionan hasta la palabra número 250. Antes se refiere a “las partes interesadas” .

Estos principios confluyen con el "capitalismo inclusivo", que debe servir a las causas de la igualdad humana y la diversidad, y que valore la ecología del planeta, además de generar beneficios para los accionistas, implica superar una economía excluyente y reducir la brecha de la pobreza nivelando los ingresos de al menos 3.500 millones de personas.

Aunque estos nuevos principios suenan francamente bien, también pueden chirriar. Así que podemos al menos preguntarnos: ¿cómo cumplirán las empresas con los nuevos principios? ¿Puede producirse una convergencia entre los anteriores y los actuales principios? De producirse, sería parte de la reinvención del capitalismo, que no deja de ser una tarea tan compleja, como llena de peligrosas contradicciones. Seguiremos en la tarea de su reinvención.

Ramón Casilda Béjar es analista y autor de Capitalismo. Crisis y Reinvención.

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