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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La Secretaria de Estado para la Agenda 2030 tiene un plan. No debería tardar en llevarlo a cabo

Notas sobre un encuentro del sector de la cooperación con Ione Belarra

Gonzalo Fanjul
El 'dream-team' de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El 'dream-team' de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.Fernando Villar (EFE)

1. El ambiente era de fiesta de cumpleaños infantil, todos repeinados y oliendo a Gotas de Oro. Después de tanto tiempo viviendo entre la irrelevancia y la indigencia, el sector de la cooperación ve por fin la posibilidad de volver a la pomada de la mano de la Agenda 2030. Y en la reunión organizada por el Real Instituto Elcano con la flamante Secretaria de Estado para los ODS se prodigaban los abrazos y las sonrisas de lado a lado. Hemos vuelto y alguien nos escucha.

2. Lo cierto es que Ione Belarra no decepcionó. Su intervención fue mucho más concreta y aterrizada de lo que habíamos venido escuchando hasta ahora. El tono es práctico, reivindica las reforzadas funciones ejecutivas de su cargo e hila con habilidad las prioridades internas y externas de la Agenda 2030. Sin entrar en detalles velados por el bueno de Chatham, puedo repetirles al menos el principio que ella misma reafirmó en la entrevista que incluyo más abajo: “Nuestra política exterior no puede hacerle la contrarreforma a las prioridades que establecemos en la política doméstica”. Simple, ¿verdad? Pero sus implicaciones en materia de migraciones, salud global, derechos humanos o clima podrían ser revolucionarias.

3. Tuvimos un momento Día de la Marmota cuando la Secretaria de Estado se puso a hablar de la elaboración de estrategias y de consultas a todo pichichi. Con franqueza, no hemos hecho otra cosa desde que Pedro Sánchez puso un pie en Moncloa por primera vez. El anterior equipo hizo ya un eficacísimo trabajo de pedagogía pública y política sobre el que se debe construir en una legislatura que, ay, podría ser corta. Consúltese y páctese para eliminar obstáculos, pero, si a estas alturas no saben lo que quieren, tenemos un problema.

4. Este realismo se extiende, en mi opinión, a los consensos políticos. Ya sé que los ODS deben querer igual a papá y a mamá y que no son patrimonio de ningún partido. Pero el hecho es que los partidos de este Gobierno los han patrimonializado. Al menos tanto como su oposición va repartiendo carnets de constitucionalistas. Así que actúen en consecuencia y lideren. Es posible que Pablo Casado y Marcos de Quinto acaben poniéndose un pin circular en la teba, pero yo no esperaría a ese momento para apretar el acelerador reformista. La Agenda 2030 perdurará si los ciudadanos son capaces de reconocer en ella una fuerza que les acerque a la sociedad con la que sueñan: mujeres que vuelven sin miedo a sus casas, ciudades respirables, niños libres del estigma de la pobreza, trabajos dignos. Tres o cuatro asuntos esenciales que deben incluir otra forma de actuar en un mundo dominado por el populismo nacionalista y reaccionario.

5. Es una estupenda noticia que Unidas Podemos se haya reconciliado con los ODS, tan de rojos salmón pálido. Y que Pedro Sánchez haya confiado en ellos para liderar una de las banderas de este Gobierno. Ojalá haya complicidad con los diplomáticos de Exteriores, que no se manifiestan ni cuando les cierran el country club. La nueva Cooperación Española puede beneficiarse mucho del vehículo político que supone la Agenda 2030. Empezando por una batalla presupuestaria que debe corregir la inanición de más de una década.

Entrevista realizada al final del encuentro con actores de la cooperación. Fuente: REAL INSTITUTO ELCANO.

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